Otro viernes santo más para que la humanidad recuerde que el hombre que nació en Belén, 33 años después murió en la cruz para salvar al hombre, incluyendo sus pecados, de acuerdo a la religión católica. Jesús, con sus ideas y sus palabras, hizo tembllar al imperio romano, por eso Poncio Pilatos se lavó las manos y lo entregó para que muriera en la cruz. Fue quizás el primer hombre que nos enseñó el camino de la no violencia para lograr la paz, que a diferencia de muchos otros piensa que utilizando aquella es la única forma de conseguir la última, cosa que no es así. La guerra y la violencia son, han sido y serán a través de la historia odios y venganzas. Los actos de terrorismo hace unos días en Bruselas así lo demuestran. Pero también está la otra cara de la historia. Mahatma Gandhi con su lucha pacífica derrotó al imperio Británico. Martin Luther King con sus manifestaciones y la no violencia hizo mucho por los derechos civiles, y pagó con su vida intentar acabar con el racismo en su país, Estados Unidos.
¿Cuántos siglos pasarán para que nazcan hombres así? Por desgracia, hoy que tanto se necesitan estamos lejos de que así suceda. John Lennon escribió: “imagina un mundo sin guerras”. Hoy vivimos en nuestro país una lucha violenta contra el narcotráfico que el Estado mexicano ha perdido y con pocos resultados. En cambio, del otro lado solo conocemos el dolor de las víctimas y de inocentes de esta guerra contra las drogas. El dolor de miles de madres que han perdido a sus hijos y que nadie podrá regresarlos. Esposas, viudas o madres solteras que no podrán darles un futuro a sus hijos. Padres y hermanos sufriendo la ausencia o desaparición de sus seres
queridos. Una patria en medio de una guerra entre el narco y el Estado, donde al final solo quedará la herida de las víctimas y una sociedad agraviada que culpará a los responsables de haber iniciado este conflicto social, porque no se agotaron otras salidas para solucionar este problema sin disparar una bala. Solo vemos con tristeza que pudieron más los negocios que hay detrás de esta industria de las drogas, porque pudieron más la ambición y el poder que la vida de miles de mexicanos que han muerto en esta lucha sin futuro. Entonces, ¿para la humanidad y en especial para los católicos y todo el mundo cristiano no es suficiente el ejemplo de Jesús? De no ser así estamos muy lejos del hijo de Dios que murió por nosotros y no hacemos nada por él, solo recordarlo cada viernes santo. No somos capaces de entender el mensaje de sus palabras, mucho menos intentar seguirlas, por ejemplo: el que esté libre de pecado, que arroje la primera piedra. ¿Y qué hacemos? Todo lo contrario. No les des pescado, enséñales a pescar. ¿Y qué hacen nuestros políticos? Nos dan una aspirina para el cáncer terminal. Y se nos olvida que Jesús nunca quiso ser emperador o tener un imperio tan grande como el de Alejandro Magno. Siempre fue muy claro en lo que decía: a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César. ¿Qué nos falta para seguir su ejemplo? Se nos ocurre tratar de adaptar al mundo en que vivimos alguna de sus parábolas, por ejemplo: A los pobres lo que es de los pobres. Hay miles de millones en el mundo a los que se les ha quitado todo, porque unos cuantos países, unos miles de hombres que todo lo tienen y lo más irónico: usted los puede ver en algún templo tomando la ostia para que Cristo los perdone.
Si este viernes santo, después de recordar la muerte de Jesús en la cruz, lográramos acercarnos solo a un milímetro de su ejemplo, tal
vez el mundo, México y Durango serían otros, porque para cambiar un país o un estado no solo está el camino de la democracia o el de la vía electoral. ¿Por qué sería que el papa Francisco logró reunir a millones de mexicanos, los políticos solo logran juntar a algunos miles, y esto cuando los acarrean? Hasta donde supimos, el papa no andaba en campaña, pero sí vimos colgarse de él a la crema y nata de la clase política mexicana. ¿O será cierto que a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César?
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