El título de esta columna es la pregunta que un conductor de televisión le hiciera a Fox Quesada y esa fue la respuesta. No sabemos si el expresidente fue sincero al contestar o contestó como lo que siempre ha sido: un priísta vestido de color azul y blanco. Este personaje comenzó su carrera política en el grupo San Ángel y terminó como presidente de México, que por cierto, a este sexenio se le conoce como la alternancia fallida. Y, si nos atenemos a los hechos, el único presidente de la república de Acción Nacional, fue Felipe Calderón Hinojosa. Tal vez esa fue la razón por la que el guanajuantense nunca tocó la corrupción del PRI ni con el pétalo de una rosa. Su llegada a la presidencia de la república fue el resultado de los acuerdos que hicieron Carlos Salinas de Gortari, el Jefe Diego, y Ernesto Zedillo se encargó del resto.
Vicente Fox, en lugar de retirarse a su casa de interés social que tiene en el Rancho San Cristóbal, guardar silencio y montar a caballo, hoy está más vigente que nunca. Ya sea encabezando a un grupo de empresarios que tienen un guardadito de más de 500 millones de dólares para invertir en la industria petrolera, Fox, como se formó en una empresa refresquera, conserva ese espíritu empresarial y “haiga que hacer lo que haiga que hacer”, quizá un día lo veamos como el magnate de la industria de la marihuana. Para ello no pierde tiempo en pedirle al gobierno que legalice esta famosa hierba, porque con ello según él, se acabarán los problemas de la violencia del narco. ¿Y por qué no la legalizó cuando fue presidente? Mientras le llega el
negocio de la marihuana, Vicente Fox se da tiempo para tender su fundación, que le sirve para no pagar impuestos. Pero si las cosas le salieran mal en sus negocios, se queda con su pensión millonaria, para que no le pase nada, tiene a su cargo buen número de guardias presidenciales, nosotros les pagamos sus sueldos.
Ni duda cabe, Fox es un estuche de monerías. Hace unos días Don Vicente anunció que hará campaña en todo el país para impedir que Andrés Manuel López Obrador se convierta en presidente de México en 2018. El hoy llamado frente democrático- y ya no opositor-, porque eso sonaba muy obvio, son los más felices por ello. En Fox Quesada tienen un vocero de lujo, este grupo compuesto por el PAN y el PRD desde ahora podrían contratar al expresidente como su coordinador de campaña. Los panistas perdonarán a Fox porque siempre ha sido y será priísta. Los chuchos del PRD verán en el de San Cristóbal a su salvador para no perder su registro. ¿Y qué decir de los del PRI? También les alcanzará el efecto Fox, porque a los tres partidos les conviene que AMLO no sea presidente, de lo contrario, podría pasar lo que dice el refrán. Los carniceros de hoy serán las vacas del mañana.
Por enésima ocasión, Vicente Fox estará en contra de López Obrador para no verlo como presidente de la república. Siendo presidente utilizó todo su poder para sacar al tabasqueño, y en una actitud de cinismo declaró que apoyó a Felipe Calderón cuando la ley lo prohibía, pero el IFE de aquel entonces pasó esto y otras cosas por alto, y al final, “haiga sido como haga sido”, se consumó el fraude en 2006. Si Fox se empeña en llevar a cabo su proyecto, no descarte usted que pueda suceder lo siguiente: al que ayudará en realidad es
al virtual candidato de MORENA, lo hará más famoso de lo que es, subirá más en las encestas y los mexicanos ya no se tragarán el cuento de que López Obrador es un peligro para México, quienes sí lo son es el PAN, el PRD y sus socios de facto, PRI, Partido Verde Ecologista, PANAL y Encuentro Social.