“Los riesgos de fractura en el PRI siempre estarán latentes de frente a los procesos electorales, y debe trabajarse para que esto no suceda”
-Ángel Sergio Guerrero Mier
¿De cuál de estos dos caballos y el delfín que hay al interior del PRI saldrá el candidato para enfrentar a José Rosas Aispuro? Para calmar las ansias de novilleros de los aspirantes a la gubernatura , el experimentado Ángel Sergio Guerrero Mier propone “que Manlio Fabio Beltrones llame a los aspirantes a la gubernatura de Durango y los tranquilice”, porque al parecer los focos rojos ya se encendieron. ¿Logrará Manlio Fabio meterlos en cintura? Porque cuando César Camacho era el presidente nacional del PRI y la presa tricolor amenazaba con desbordarse, se reunieron en las oficinas de Insurgentes Norte con don César Lety Herrera, Esteban Villegas, Ricardo Pacheco y Óscar García Barrón. Al final se brindó por la patria, por Durango, por la disciplina, la lealtad y a esperar los tiempos del PRI. ¿Los resultados? Ahí están. Hoy, las cosas entre la senadora y el presidente municipal no tienen remedio, y como dijo José Alfredo Jiménez: “cada quien agarró su camino”.
En toda sucesión de gobernador para arriba, siempre ha existido el fantasma del caballo negro. ¿Tendrá uno en su cuadra el señor del Bicentenario? En lo que respecta al delfín, todos sabemos quién es. Pero como los aspirantes aumentaron en número, están en el caballo de Troya al interior del PRI, igual que los guerreros griegos que se escondieron dentro de él para abrir las puertas de la ciudad de Troya y finalmente derrotarla. ¿Quiénes son los distinguidos
priístas que están dentro del caballo, listos para la sucesión? Unos con más probabilidades que otros, otros más arriba en las encuestas que otros, pero todos emulando a Álvaro Obregón: todos tienen la vista puesta en la silla del Bicentenario. Nos referimos a Héctor Arreola, Ricardo Pacheco Rodríguez, Carlos Matuk, Óscar García Barrón, Rubén Escajeda Jiménez, y no dar por muerto a Adán Soria Ramírez, sino todo lo contrario. Por supuesto que a la hora de tomarse la decisión las encuestas son importantes, pero no definitivas, y menos si se opta, como todo apunta, por la tercera vía en el PRI. Los aspirantes del tricolor local a la gubernatura son tres que tienen peso en las encuestas: Lety Herrera en primer lugar, le sigue Adán Soria y en tercero Esteban Villegas Villarreal. Si las encuestas fueran las que definieran, no habría nada que discutir, sería la senadora, pero a como están las cosas en el PRI, estas pasan a segundo término, porque si hay imposición por alguna razón, entonces Sergio Guerrero Mier tendría la razón: habrá fractura en el PRI.
Volvemos a preguntar: ¿Al interior del PRI quién garantiza la unidad? Los que van arriba en las encuestas o quien garantice pelearle centímetro a centímetro la gubernatura a Rosas Aispuro. Pensemos en dos escenarios: si es Esteban, Lety les dirá: “nos vemos el 5 de junio de 2016 en La Laguna”; si es Lety, Esteban tiene una ventaja: le queda tiempo para buscar otra oportunidad, pero no creemos que su juventud lo consuele, él “ya le dio el primer cuartazo al caballo cuarto de milla y no se va a detener hasta el Bicentenario”. Así están las cosas: ninguno de los dos quiere ceder. El otro escenario es la tercera vía. De ahí podría salir el candidato de unidad que tanto necesita el PRI para 2016. La unidad de los priístas es el primer paso, el segundo, cuál de todos le ganaría a Aispuro, ese es el principal
problema que tienen en el tricolor y en Los Pinos. Uno de ellos tendrá que ser, ¿pero quién?, ¿Ricardo, Matuk, Rubén, Adán u Óscar?, ¿Para usted cuál de ellos sería el bueno? Otro problema que tienen que resolver es el perfil del futuro candidato de su partido, si es que al final hay tercera vía, parafraseando a Luis Spota: se tendría que hacer un “retrato hablado”. En primer lugar, el candidato debe tener presencia, la personalidad y el carisma suficiente para aglutinar en torno a su figura a todos los militantes sin excepción, que sea aceptado por la mayoría de la sociedad, que es la que puede definir la próxima elección.
También que tenga presencia nacional con la élite nacional del PRI, secretarios de Estado y fuerza política suficiente en Los Pinos. Que no pierda su tiempo durante la campaña curando cicatrices, que seguramente las habrá. Lo óptimo sería que no dejaran ninguna herida, el PRI al final debe cuidar que su candidato no sea de doble moral: un ángel en su casa y Luzbel en la calle, lo mismo que no tenga cola que le pisen. Que haya demostrado a lo largo de su carrera política que sabe y puede gobernar para todos, que en su momento, si gana, procure rodearse de gente más inteligente que él cuando ejerce el poder, que escuche a los que lo eligieron, pero también a los que no votaron por él. Que escuche a quienes lo critican y ponga oídos sordos a quienes se dediquen a adularlo, entre muchas otras cosas. ¿Existirá ese hombre en el PRI?, ¿Será Ricardo Pacheco, Carlos Matuk, Óscar García Barrón, Rubén Escajeda Jiménez o Adán Soria? Se aceptan opiniones.