¿La UJED y el Tecno dejarán de ser
franquicias partidistas?
ÁLVARO SANJUÁN
“La educación requiere de libertad, y la libertad
requiere de educación”
-Javier Barros Sierra, ex-rector de
la UNAM
Si el intento de alternancia no llega a dos de las más importantes
instituciones de educación pública, la UJED y el Tecno, el voto de la sociedad
se perdería. Para nadie es un secreto que desde hace muchos años el PRI se infiltró
tanto a la Universidad Juárez como al Instituto Tecnológico de Durango. Pero
también es cierto que en ese tiempo los líderes estudiantiles sabían cómo
conseguir el éxito y la fama, lo hacían teniendo el control de los estudiantes
y de esta manera accedían al poder. El camino era empezar a hacer carrera
política en el Partido Revolucionario Institucional sin importar cómo, ya que
Luis Echeverría Álvarez llegó a ese partido cargando una máquina de escribir y
acabó siendo el presidente más populista de la historia de México.
El PRI estatal, en lugar de educar y preparar cuadros para el
futuro, encontró su minita de oro en los jóvenes universitarios y técnicos, a
grado tal que desde el Palacio de Zambrano- y por un breve tiempo desde el
Bicentenario-, se decía quiénes serían los presidentes de las sociedades de
alumnos o de la FEUD, léase, entre otros, Manuel Herrera Ruíz y Esteban
Villegas Villarreal. Con sus matices, en el Tecnológico pasaba lo mismo, por
muchos años el operador político fue Emiliano Hernández Camargo, el que, “haiga
como haiga sido” puede presumir que nació priísta y nunca dejará de serlo.
Junto con Don Pedro Ávila Nevárez son los íconos vivientes del tricolor en
Durango. Sería bueno anotar que en eso de producir políticos para el PRI, la
UJED siempre llevó la ventaja. El Tecno le ha aportado a este partido su
modesta gota de ayuda, si bien nunca han tenido un gobernador, muy cerca se
quedó con el recordado Jorge Herrera Delgado, que pudo hacer que la derrota del
PRI hubiera tenido otra historia.
La fábrica que el tricolor tenía en la UJED comenzó a
funcionar con Maximiliano Silerio Esparza, José Ramírez Gamero, Ángel Sergio
Guerrero Mier, Ismael Hernández Deras hasta Jorge Herrera Caldera. La
maquinaria se les desbieló con Esteban Villegas Villarreal, y por primera vez
en los últimos treinta años de tener gobernadores egresados de la universidad,
los derrotó el güero de Tamazula, quien estudió Derecho en la UAS y doctorado
en la UNAM. De los tricolores locales depende que esa ensambladora les siga
funcionando, pero para ello necesitan primero volver a ser gobierno y que en la
Universidad la alternancia les haya hecho lo que el viento a Juárez. Hasta el
cinco de junio pasado, la rebelión pública de los estudiantes del Tecno era
imposible. Hace unos días, su nuevo líder se despachó con la cuchara grande: le
pidió transparencia al director de los millones de pesos que ingresan cada
semestre, de los cuales nunca rinde cuentas.
Esperamos que los estudiantes universitarios aprovechen el
tiempo político que está viviendo Durango y no solo pedirle cuentas a quien
corresponda de los recursos que ingresan por las inscripciones. Que exijan, al
igual que los estudiantes técnicos, no más partidos dentro del campus, llámense
PRI, PAN, PRD o PT, que se destierre para siempre de la UJED y el Tecno la
compra de votos disfrazados de litros de tequila, cerveza, bandas sinaloenses,
viajes a las playas de México, a Europa y América del Sur. Que nunca se olviden
los estudiantes de lo que un día dijo Javier Barros Sierra en 1968: “los
problemas de los jóvenes solo pueden resolverse por la vía de la educación,
jamás por la fuerza, la violencia o la corrupción”