domingo, 27 de marzo de 2016

Claudia Hernández: entre la congruencia ideológica y el pragmatismo panista


“Yo, como mi padre, ni en la cama me volteo”
-Leticia Herrera Ale
En ocasiones, en la política se pasa de la gloria al infierno; en otras, del cielo a la tierra; y a veces sucede lo más común: del plato a la boca se cae la sopa. La política sigue siendo como el amor: nada está escrito. De última hora, a Claudia Hernández del segundo lugar, por acuerdo de las cúpulas del PAN y el PRD, la bajaron al sexto lugar, complicándole así que pueda ser regidora en el próximo ayuntamiento de la capital. Hay de panistas a panistas. No es lo mismo que se vaya Sandra Amaya a que deje el PAN Claudia Hernández. Todos daban por hecho que la panista, de un momento a otro, renunciaría a su partido para irse a otro, por ejemplo, el Partido Encuentro Social, que está de moda porque le tira a todo lo que parece strike y cacha todos los lanzamientos, aunque vayan fuera del home. 

¿Cuál es la diferencia entre Sandra Amaya, Nancy Vázquez y Claudia Hernández? Del cielo a la tierra. Ella misma nos lo explica: “no me voy de mi partido, sigo en él porque creo en sus principios, valores, filosofía, congruencia en lo que dice y en lo que hace”. Esto nos recuerda lo que también dijo cuando renunció al PAN Carlos Gutiérrez Fragoso, el que se fue del partido que tanto le dio. Pero a diferencia de Claudia, anunció que seguirá en lo suyo, la política, y tal vez en el futuro lo veamos en otro partido. ¿Por qué no se fue del PAN Claudia como le hicieron Sandra y Nancy?: primero porque es una panista que entiende que en política no siempre se gana, que vale más toda una vida en su partido que una aventura en otro. Por más que se diga o se hable de analogías entre el PAN y Encuentro Social, que cuando obtuvo su registro de inmediato enseñó el cobre, y que al igual que otros cayó en las redes que ha sabido tejer el PRI para seguir conservando el poder y, citando al clásico, el PRI bien vale una misa. 

Claudia, cuando decide no renunciar al PAN logra dos cosas: demuestra que en su partido no todos son actos, acuerdos y autoritarismo, y que utilizan a la militancia para lograr los fines de quienes lo dirigen. Segunda: la respuesta de la panista es un golpe con guante blanco a la cúpula caciquil y pragmática estatal y, ya encarrerado el gato, la Licenciada Hernández se queda para intentar refundar su partido, y si tuvo carácter para quedarse, ella los enfrenta diciéndoles: me cortaron las plumas, pero no las alas, me quitaron los caminos, pero no las veredas. En el PAN estatal no todo está perdido, el partido lo integran sus militantes, no solo sus dirigentes, porque como lo plantea Claudia: si las palomitas blancas vestidas de azul no piensan para qué se fundó su partido y en los hombres que le dieron origen en 1939, entonces si de pragmatismo y cinismo se trata, que de una buena vez el PRD y el PAN se fusionen y funden un nuevo partido, y que de inmediato Agustín Basave y Ricardo Anaya se olviden de las alianzas o de las candidaturas comunes para que den paso a lo que se podría llamar: la derecha y la izquierda unidas jamás serán vencidas. 

Tal vez Claudia no sea este 2016 regidora, todo depende de los resultados, pero más allá de eso les enseñó a las y los panistas y expanistas lo que dijo el clásico: a las cúpulas se les vence enfrentándolas. La solución no es emigrar a otro partido. Nada es eterno, ni Juan Quiñones al frente del PAN, pronto vendrán otros tiempos y las y los que no se fueron del PAN logren dignificarlo y refundarlo con mujeres panistas, que hay muchas, como es el ejemplo de Claudia. ¿Quién dijo que no hay mujeres en el PAN?

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Que se acabe el gatopardismo en México, que cuando algo cambie, que no siga igual, que sea para bien.