“Vende caro tu amor, aventurera, y que paguen con brillantes tu pecado”
-Agustín Lara
También en México entramos a la democracia a la que unos le llaman electorera, como bien nos explicó el maestro Alan Arroyo en su artículo del pasado viernes, Jesús Reyes Heroles fue el que la mecha encendió con aquella reforma del ’77, para darles voz y voto a las minorías políticas de este país y en especial a la izquierda, ya que muchos se encontraban en la clandestinidad. ¡Qué cosas tiene la vida, Mariana!, de pronto, México entró a la modernidad democrática: a raíz del fraude que le hicieron a Cuauhtémoc Cárdenas, nació el IFE de José Woldenberg, una quimera ciudadana que duró muy poco. Ni tardos ni perezosos, el IFE pasó a ser patrimonio de los partidos políticos, los órganos jurisdiccionales al servicio del poder, que se dedican a legalizar fraudes y ni siquiera se atrevieron a anular la elección de Coahuila.
Hoy ya perdimos la cuenta de las reformas electorales que se han hecho, ninguna ha sido suficiente, siguen existiendo mil maneras de darle vueltas al derecho electoral. Tenemos en la Ley lagunas, mares, océanos y vicios legales como todas las leyes que se hacen en este país. En este tema la partidocracia lleva mano. Tienen a diputados y senadores en el Congreso de la Unión. Aprueban las leyes para que todo cambie y todo siga igual. Así tenemos coaliciones totales, parciales, flexibles y Frentes por México. Hay un partido pionero en eso de venderse al mejor postor. Parafraseando a Graciela Olmos, “la Bandida”, en el PAN empezó su carrera de bandido. Nos
referimos a ese instituto al que se le conoce de la siguiente manera: ni es partido, ni es verde ni es ecologista. Es patrimonio de la familia González Torres, como Movimiento Ciudadano es de Dante Delgado y el PT de Beto Anaya. Como la Ley lo permite, estos partidos le dan vuelo a la hilacha en cada proceso electoral, ya sea local o federal. Decimos esto porque el gerente del Partido Verde en Durango, el diputado local Gerardo Villarreal, grita a los cuatro vientos que él será el próximo diputado federal por el distrito 03, ya que las cúpulas del PRI y el Verde ya lo acordaron en México.
Por favor, no se les olvide a Carlos Matuk, Paco Ibarra Jáquez y a Pedro Silerio ponerse desde ahora a las órdenes del “niño verde de los Llanos”, para eso está la CNC estatal, apoyar al diputado Villarreal, que al fin y al cabo es más campesino que los tres juntos. Solo hay un pequeño detalle, en 2016, cuando Villarreal fue candidato en el distrito XIV local, llegó a serlo por los acuerdos entre el PRI y el Verde a nivel nacional. Esa vez, gracias al apoyo que tuvo del profesor Paco Ibarra, logró su objetivo. De no haber sido así, Gerardo Villarreal no sería diputado local. Él es nativo del municipio de Guadalupe Victoria, y ahí en su tierra no ganó ni la casilla de su sección. Al final, su triunfo solo fue por 500 o 700 votos de diferencia. ¿Aun así las cúpulas del PRI, con esos números tan pobres y sabiendo que sería un candidato perdedor, lo apoyarán? Si lo que afirma Gerardo Villarreal es cierto, entonces que se vaya preparando Enrique Benítez Ojeda, porque si el candidato a ese distrito no es del PRI y del sector de la CNC, les va a salir más caro el caldo que las albóndigas, y no sería descabellado pronosticar, desde ahora, que perderían ese distrito. Le recordamos a los priístas locales que ni siquiera está garantizado el triunfo de su candidato “totalmente gasolinazo”, menos el del “niño verde de Los Llanos” y, ya
encarrerado el gato, no se les olvide que están obligados a conservar la mayoría en el Congreso local, de lo contrario, el día de mañana pueden andar como la canción de Cuco Sánchez: “arrastrando la cobija y ensuciando el apellido”. Según se sabe, a los cenecistas locales lo que les sobra son candidatos a diputados locales y federales. Nada más de entrada ya levantaron la mano para el 03 Paco Ibarra Jáquez, Pedro Silerio y Carlos Matuk. Maxito Silerio ya está pensando en la reelección, es lo más sensato, tiene tiempo para mejor ocasión. De este tema seguramente ya tiene conocimiento Ismael Hernández Deras, el senador tiene los argumentos para no apoyar al presidente del Consejo de Administración del que no es un partido, no es verde, ni es ecologista. Como dijo Juan Gabriel: “¿pero qué necesidad, para qué tanto problema?