domingo, 26 de junio de 2016

No fue el candidato, fueron las circunstancias: Ricardo Pacheco


Hoy está muy de moda la frase lo que los gobiernos hacen, los partidos lo resienten. En todos los partidos políticos existen grupos, intereses, amigos… y en el PRI no es la excepción. El destino político de Ricardo Pacheco Rodríguez desde hace mucho tiempo está ligado al de Manlio Fabio Beltrones, y ni se diga los lazos de amistad que los unen. Lo mismo se podría decir de Óscar García Barrón con el Secretario de Gobernación Miguel Osorio Chong, de Leticia Herrera con Emilio Gamboa Patrón, otras distinguidas y distinguidos políticos priístas cuentan con el apoyo de Luis Videgaray, la razón: la lucha por la candidatura del PRI en 2018. En este contexto, al parecer Manlio Fabio podría estar fuera de la jugada, pero en ocasiones los políticos suelen regresar como el ave fénix, y algo que  ha quedado demostrado es que del plato a la boca se cae la sopa, y aquello de que la política es como el amor: nada está escrito. Hace unos días, Ricardo Pacheco Rodríguez, presidente estatal del PRI, concedió una entrevista a un conductor de noticiero que le cuestionó si iba a renunciar a la presidencia de su partido, el abogado de profesión y uno de los legisladores que más ha brillado en las cámaras del Congreso de la Unión, le contestó: “mi renuncia está en la mesa, la dirección de un partido es de coyuntura y de ciclos, y yo ya cumplí el mío”. La política no es como el fútbol en que el que pierde se queda, en política los que pierden se van, como es el caso del primer ministro de Inglaterra, David Cameron, por los resultados del referéndum con el que, después de estar muchos años en la Unión Europea, este país está fuera. Por cierto, de acuerdo a expertos en temas de economía este suceso tendrá sus efectos en la nacional, de ese tamaño  es el blindaje del que gozamos. Y hablando de mujeres y traiciones, como diría Martín Urieta: no es mala idea que los partidos comiencen a blindarse para que sus derrotas no les resulten tan dolorosas y se queden huérfanos de amores.

La entrevista se puso interesante cuando el conductor le preguntó a Pacheco Rodríguez: ¿qué le pasó al PRI?, ¿por qué perdió?, ¿se escogió mal al candidato?, ¿debió haber sido Leticia Herrera? Ricardo dijo: “no fue el candidato, fueron las circunstancias”. Más claro, ni el agua, con las que hoy prevalecen, cualquier candidato o candidata hubiera perdido, Desde hace tiempo atrás la sociedad ya había tomado su decisión: querían la alternancia después de 87 años de gobiernos del PRI. El hoy diputado electo por la vía plurinominal hizo un balance de los números que obtuvo su partido y tiene razón Ricardo Pacheco: con menos votos, el PRI estatal llegó a ganar gubernaturas, diputaciones, presidencias municipales y hasta carros completos. Todo esto sucedía cuando el porcentaje de los votantes iba del 35 al 38%, porque la sociedad no salía a votar, pero los priístas el pasado 5 de junio se encontraron con el fantasma al que siempre le habían sacado la vuelta: el famoso 57 % de la lista nominal y que en esta ocasión se volcó a las urnas para hacer historia con el famoso domingo negro.
Ricardo Pacheco Rodríguez llegó a la dirigencia estatal del PRI como consecuencia de la candidatura de Esteban Villegas, este hecho derivó en los acuerdos de los grupos de interés al interior del PRI, el del Bicentenario y el del Mezquital, por decir lo menos.  Por eso vimos a un Adán Soria resucitado, a la famosa “China” Hernández López, que fue víctima del efecto cascada, a Arturo Yáñez como el operador político de La Laguna, porque Omar Cano fue el operador financiero. La lista es amplia, pero así la dejamos. En ningún estado de la república donde perdió el tricolor se podría culpar a sus presidentes estatales, militancia, omisiones  y traiciones. Lo que sucedió es que por mucho tiempo los gobiernos emanados del PRI le fallaron al pueblo, y la sociedad se encargó de cobrar las facturas, ya no se hagan bolas.

viernes, 24 de junio de 2016

La Ley 3 de 3: o todos coludos o todos rabones


“Vámonos, alejados del mundo, donde no haya justicia, ni leyes, ni nada, nomás nuestro amor”
-José Alfredo Jiménez
“¡Háigase visto!”, el Ángel de la Independencia se llena de aficionados cuando los “ratones verdes” se cubren de gloria, o cuando los manifestantes inconformes se juntan para protestar por lo que sucede en el país, y otros marchan desde este monumento al Zócalo de la Ciudad de México. Pero que se reúnan en el ángel las cúpulas empresariales para protestar por cómo quedó la Ley 3 de 3 está fuera de lo común. Por lo general, estos organismos actúan con prudencia cuando algo les afecta, utilizan desplegados en los medios impresos para manifestar sus inconformidades, pero verlos en la calle Reforma para protestar en contra de esta ley es un llamado de atención al gobierno de Peña Nieto. El Estado no debe permitir que la bola de nieve siga creciendo y creciendo, que la liga se siga estirando cada vez más hasta que por el hartazgo se reviente, como sucedió el pasado 5 de junio.

La iniciativa de ley 3 de 3 se dio gracias a los ciudadanos con el fin de obligar a los funcionarios públicos a presentar sus declaraciones fiscales, patrimoniales y de intereses, entre estos se contaban los legisladores, líderes sindicales, jueces y ministros. Desde un principio, esta iniciativa de ley dio la voz de alerta entre los que utilizan puestos públicos para hacer negocios y grandes fortunas, lo cual es cierto, porque no se puede tapar el sol con un dedo. La COPARMEX de Durango y todos sus organismos a nivel nacional
tuvieron que ver con esta iniciativa, pronto encontraron la respuesta de la clase política. Aquí en Durango el primero que levantó la mano fue uno de los amigos más cercanos a Manlio Fabio Beltrones y delegado nacional del PRI, Abel Guerra, cuando declaró a los medios: “¿y a los empresarios quién les va a cuidar las manos?”. Coincidencia o casualidad, pero estas declaraciones se reflejaron en el artículo 32 de esta polémica ley, la cual dice que los empresarios estarán obligados a hacer públicas sus declaraciones fiscales, patrimoniales o de conflicto de intereses. Hasta el día de hoy así quedó la redacción en la ley. Pero como los legisladores tienen la facultad constitucional de hacer las leyes, no será ni la primera ni la última vez que nuestros diputados y senadores al final legislen para que la sociedad pague los platos rotos. Veamos: el artículo 29 de dicha ley manda por el arco de triunfo la iniciativa ciudadana. Como siempre, se salieron con la suya, porque el artículo 29 dice que legisladores, líderes sindicales, jueces y ministros están obligados a hacer sus declaraciones públicas patrimoniales o de intereses… con la excepción de que consideren que ponen en riesgo su vida privada o la de su familia. Cualquier parecido con la “chimoltrufia” es coincidencia o ciencia ficción. Si así quedara la ley, sería como si los patos le tiraran a las escopetas. Explicar por qué la élite de la clase política se opone a esta ley es muy sencillo: no podrían decirnos, por ejemplo, por qué un político con más de 30 años de carrera hoy podría aparecer fácilmente en la revista Forbes como uno de los hombres más ricos del mundo, y qué decir del mítico líder sindical Romero Deschamps, ¿le daría su sueldo para ser hoy uno de los líderes obreros más ricos del mundo? Es millonario en dólares gracias a que ha dispuesto de recursos públicos. Ese es el fondo de la Ley 3 de 3.

¿Cómo estaría el asunto que Enrique Peña Nieto tuvo que recibir a los empresarios en Los Pinos que le pidieron que haga uso de su derecho de veto para la Ley 3 de 3? El destino de esta ley está en las manos del representante del poder ejecutivo y, si se nos permite comentar, en sus manos está también que el PRI siga en Los Pinos en 2018. ¿Se imagina usted al constructor consentido de Los Pinos haciendo públicas sus declaraciones fiscales, patrimoniales o de conflicto de intereses (léase la casa Blanca)? Podríamos agregar a Carlos Slim, a Alberto Baillères, Ricardo Salinas Pliego, Emilio Azcárraga Jean y, ya encarrerado el gato, a las 300 familias que son las dueñas de este país. La autoridad política y moral de Enrique Peña Nieto está en juego, lo mismo como líder nato del PRI. Si no quiere ser pasado por las armas de la democracia, o sea el voto de los ciudadanos en 2018, más vale que haga uso de su derecho de veto.

domingo, 19 de junio de 2016

La verdadera orquestadora de la alternancia fue la sociedad, no el PAN ni el PRD


Bien se dice por ahí: a diferencia de las derrotas, en las victorias unos cuantos pretenden colgarse las medallas, y los que las merecen nunca son llamados al podio. Si bien es cierto que el PAN y el PRD ganaron la gubernatura, la presidencia municipal de Durango y los 5 distritos urbanos con votaciones históricas, esto se debió en gran medida a que el PRI fue el arquitecto de su propio destino político: incurrió en los excesos del poder durante muchos años. El tricolor estatal secuestró a la sociedad y, con sus matices, puso su gota de ayuda para contribuir durante mucho tiempo a lo que se llamó la dictadura perfecta, se olvidaron de que la democracia, cuando mucho, es perfectible.

Si comentamos esto de que las medallas solo son para unos cuantos, y no necesariamente para los vencedores, es porque hace unos días en la Ciudad de México el Comité Ejecutivo Nacional del PAN, a través de su presidente Ricardo Anaya, le otorgó al dirigente estatal de Acción Nacional, Juan Quiñonez Ruiz, un reconocimiento por su contribución a la recién lograda alternancia en Durango. Nos dio gusto que Agustín Basave antes de renunciar a la presidencia nacional del PRD no se le hubiera ocurrido otorgar a René Galindo, dirigente del sol azteca en Durango, un reconocimiento como se le hizo a su homólogo del PAN estatal. En todo caso, el reconocimiento debería haber sido para la sociedad que les dio el triunfo tanto al PAN como al PRD, no nos vayan a salir uno de estos días con que ellos fueron los que ganaron y se les olvide quién los llevó al poder y la razón: para que gobiernen para todos y no como acostumbran, solo para unos cuantos. Si no es por el hartazgo de la sociedad, estos partidos se hubieran quedado chiflando en la loma, lo mismo que sus candidatos.

¿Con qué le hubieran ganado al PRI el PAN y el PRD? Con nada, un PAN sin militancia y sin estructuras, el PRD en la crisis más grave de su historia, rebasado por MORENA, y un PRD estatal venido de más y a menos. Otro factor determinante fue que los candidatos de la coalición fueron José Rosas Aispuro y José Ramón Enríquez.  Podríamos comentar que los partidos le prestaron a la sociedad sus siglas: sus dos personajes con perfiles aceptados por la mayoría de la sociedad, y esto fue suficiente porque las condiciones ya estaban dadas, y así lo entendió la mayoría de los duranguenses, porque se dieron cuenta que era ahora o nunca. De no haber sido así, otra oportunidad hubiera tomado mucho tiempo en llegar. También podríamos agregar que el PAN y el PRD aportaron el aspecto legal de esta coyuntura electoral, y la legitimidad los ciudadanos, porque esta solo se da con el voto de las mayorías, algo que nunca había sucedido en Durango,  hubo gobiernos legales, pero no legítimos.

No podemos decir que el PAN y el PRD no hayan puesto su gota de ayuda para lograr la alternancia. Lo que está en entredicho es que ellos se quieren colgar las medallas, olvidándose de quien realmente las merece. Esperando que José Ramón Enríquez y Aispuro sepan diferenciar entre el poder de los partidos y el poder de la sociedad, ojalá que no caigan en las trampas de la fe, gobernando solo para esos partidos y no para quien se debe. Es la hora de que existan otras maneras y estilos de gobernar. Aispuro y Enríquez no deben esperarse a vivir la luna de miel o los primeros cien días, porque cuando menos se piensa se van las flores de mayo y llegan las nieves de enero, por algo se dice que solamente los que no conocen la historia están condenados a repetirla.

viernes, 17 de junio de 2016

En Durango nunca más las políticas públicas del olvido



“Dicen que la distancia es el olvido, pero yo no concibo esa razón”
-Canción popular
La sociedad civil, que se volcó en las urnas el pasado 5 de junio, cuando las candidatas y candidatos acudían a su casa para solicitarles su voto, la primera pregunta que les hacían era: ¿por qué solo cuando andan en campaña se acuerdan de nosotros y después nunca regresan? Y eso es cierto, la primera política que aplican las y los que ganan un puesto de elección popular es la política pública del olvido. Para verlos después se requiere un milagro de la Virgen de Guadalupe, se encierran en las burbujas del poder y son unos cuantos los que deciden el destino de la sociedad. Nombran a sus secretarios particulares y estos se encargan de quién puede ver al señor y quién no, en ocasiones en algún evento público usted quiere una cita y el señor le dice al secretario particular: agéndame lo más pronto posible a fulano, para verlo. Y pueden pasar 3 años o 6, dependiendo del señor que se trate, pero usted solo lo seguirá viendo en los medios impresos y en los electrónicos.

Esto que narramos solo es una muestra milimétrica del porqué nos cansamos los duranguenses de 88 años de poder de un solo partido en el gobierno. Por fortuna, la única ganadora de los pasados comicios fue la sociedad, la que le dio una lección a todos los partidos políticos y a la clase política que representan: si no hay resultados en los próximos seis años, los ciudadanos irán cuantas veces sean necesarias a las urnas para nombrar al gobernante que nos merecemos, porque de lo contrario muchas y muchos de los que hoy
llegaron corran el riesgo de que sea su debut y despedida. Por eso se está poniendo de moda la frase que nació después del 5 de junio: la sociedad sin miedo y organizada, nunca, jamás, será vencida. Dice el refrán: el pez por su boca muere. A quienes hoy les dimos la facultad legal para gobernarnos a través de nuestro derecho a votar, que no se olviden de lo que nos prometieron, como alguien podría decir: que cumplan como gobernantes lo que como hombres nos dijeron. Parafraseando a Don Jesús Reyes Heroles: no despierten al Durango bronco.

Tampoco se les olvide a los que en unos cuantos meses nos gobernarán: tenemos dos Durangos, uno virtual y uno real. Durango debe ser uno solo, porque hoy existen dos, el de los pobres y el de los ricos. No vemos por ningún lado lo que dice nuestra constitución: el respeto a los derechos humanos y a las garantías. Vivimos en un Durango como si hubiera sido sacado de un cuento surrealista: hay delincuentes de primera y de segunda. Los primeros andan libres y los segundos, que por hambre se roban un litro de leche y un pan están sentenciados a varios años de prisión. Es un derecho humano la vivienda, la salud, la educación, vivir con dignidad, un empleo bien pagado. No es justo que una minoría gane bien y la mayoría de los duranguenses se despierten con qué les darán de comer a sus hijos, que esto desaparezca, eso es, entre otras cosas, porque, insistimos, no se trata de que se vaya Juan para que llegue Pedro, tampoco de que se vaya el PRI con sus partidos paleros para que llegue la coalición PAN-PRD o mañana regresen para que todo sea más de lo mismo.
Todos sabemos que por una u otra razón Durango ha sido víctima del olvido por la mayoría de quienes nos han gobernado. Por eso hoy
seguimos siendo considerados uno de los estados más pobres del país, y esto usted lo puede checar fácilmente. Hemos dicho: el macro Durango está de maravilla, tenemos centros comerciales de primer mundo, bulevares y corredores que nos dan un aire cosmopolita, Festivales como el Revueltas, entre otras cosas. Pero también está el micro Durango, el de la película Los Olvidados, de Luis Buñuel, este es el Durango que se necesita cambiar, y para hacerlo no bastan los discursos y las promesas de campaña.

domingo, 12 de junio de 2016

Las desgracias no vienen solas: Un lunes negro y un domingo del mismo color


“Pero hoy tu buena suerte la espalda te ha volteado, fallaste, corazón, no vuelvas a apostar”
-Cuco Sánchez, compositor

En el año 2000, cuando el PRI por primera vez perdió la presidencia de la república, escuchamos decir al exgobernador Maximiliano Silerio Esparza lo siguiente: “perdimos la presidencia de la república pero ganamos el partido”. ¿Algún priísta local podrá decir: “perdimos el gobierno del estado, pero ganamos el partido”?, ¿Estaban los tricolores preparados para la derrota? Por supuesto que no, confundieron 87 años de gobierno del PRI con la eternidad. Como siempre, le apostaron todo a sus estructuras, las que nunca le habían fallado, pero como dice el refrán: siempre hay una primera vez. En ese transitar de victoria tras victoria, de ser un partido de estado de ejercer el poder  los diferentes grupos en turno, poco a poco fueron cavando su propia tumba. Nunca se dieron cuenta de lo que un día escribió Franz Fanon: “un partido debe ser la expresión directa de las masas, un partido  no es una organización encargada de transmitir las órdenes del gobierno”.

Muchos columnistas se preguntaron qué le pasó al PRI el 5 de junio, quiénes son los responsables de la derrota. Sonaría paradójico, pero si vemos bien, al final los votos de la estructura priísta se reflejaron en los resultados. En el caso del municipio de Durango, en otros tiempos los 85 mil votos que obtuvo Meño Herrera hubieran sido suficientes para ganar la presidencia. Eso no pudo ser. José Ramón Enríquez pasó a ser, a reserva de checarlo, el candidato a una presidencia municipal más votado de la historia del país, sus 135 mil votos así lo demuestran, inclusive superó a su amigo Enrique Alfaro en el porcentaje que sacó el hoy presidente municipal de Guadalajara, quien con el tiempo quizá se podría convertir en el próximo gobernador de Jalisco. Ya que hablamos de Enrique Alfaro, el voto de la sociedad civil lo llevó a ganar el ayuntamiento de la capital jalisciense. En el caso del oftalmólogo Enríquez, hoy presidente municipal electo, fue el voto de la sociedad civil lo que lo llevó a la victoria, ¿analogía o casualidad? Lo que sucedió con Meño le pasó a Esteban: en otras condiciones, con los 267 mil votos que sacó sería gobernador. Como dice el refrán: no se hagan bolas. Una sociedad cansada del PRI puede más que los votos de sus estructuras.

De entrada, el PRI estatal perdió a su jefe político en turno, que era el gobernador. Así les aconteció en el año 2000, y con ello se dio origen a los virreyes que gobernaban estados emanados del PRI. Durante 12 años sin presidente de la república, los priístas del país se quedaron en la orfandad, pero los virreyes se sirvieron con la cuchara grande. ¿Qué hará el PRI de Durango sin un gobernador como jefe del partido? La tarea que tienen es urgente: suplir la ausencia del jefe político local. Requieren al interior una figura política y un líder al que todos respeten, alguien que evite la balcanización de ese partido. Alguien que entienda que las derrotas son amargas, pero dejan lecciones. Le llegó la hora al PRI para demostrar de qué está hecho y no solo depender  de sus estructuras. Nunca es tarde para ser humildes, porque la soberbia es la madre de todas las desgracias, de los lunes negros y los domingos del mismo color. Tal vez los priístas estén pensando en una purga al más puro estilo de José Stalin. Lo que tendrían que hacer en sus análisis es evaluar a sus operadores en el estado para darse cuenta quiénes funcionaron y quiénes no.  Estos operadores serán importantes para lo que le espera en el futuro al tricolor, porque no se trata de que los responsables se laven las manos diciendo que perdieron porque la sociedad los rechazó.

A diferencia del municipio, donde de seguro el diputado Eduardo “Maky” Solís, presidente municipal de su partido, tendrá que dar la cara como responsable, ya que le fue como en feria. Si comparamos a Durango con La Laguna, a Arturo Yáñez. Por ejemplo, no le fue mal; Lety Herrera sin vara se llevó la presidencia municipal; Esteban, aunque de manera cerrada, en Lerdo y Gómez. Siguiendo con La Laguna, ahí el abstencionismo fue el gran ganador, solo votó un poco más del 32% del padrón. No solo cuando se gana hay que presentar buenas cuentas, también cuando se pierde, porque esto seguramente será tomado en cuenta por el partido a la hora de evaluar para saber qué futuro le espera al PRI.

viernes, 10 de junio de 2016

Parafraseando a Sartre: los duranguenses fueron condenados a votar libremente


“El hombre está condenado a ser libre”
-Jean-Paul Sartre. Filósofo, escritor y dramaturgo
La dialéctica política tiene sus propias leyes: de lo que se hace viejo, nace lo nuevo, y así será siempre; nada es eterno o absoluto y; el poder político, como todo poder, comienza, pero también termina. Debido a ello, los hombres, en ocasiones, se sienten dioses sin que lo sean, pero el poder mismo se encarga de regresarlos a la Tierra, que es donde pertenecen. El escritor uruguayo Augusto Monterroso, escribió en una ocasión algo que se hizo muy famoso cuando el PRI, como partido de Estado, parecía eternizarse en Los Pinos: “cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí”. En 2000, cuando Vicente Fox sacó al tricolor de la residencia oficial, los mexicanos despertaron y el dinosaurio ya no estaba allí y, como analogía, eso nos sucedió a los duranguenses el lunes 6 de junio: nos despertamos con la misma noticia.

Debido a que la sociedad se volcó de manera masiva en las urnas, también es válido recordar a Mario Vargas Llosa con su frase “la dictadura perfecta” que, al parecer, “haiga sido como haiga sido”, la sociedad le dio la despedida en Durango. Mientras son peras o son manzanas, junto con la libertad de votar la sociedad duranguense perdió el miedo, la indiferencia, la apatía, el “hoy no voto porque todos los partidos son iguales”, y gracias a ello por primera vez llegó la alternancia para que otros nos gobiernen y, sobre todo, que este cambio se sienta lo más pronto posible en los gobernados. En el pasado se gobernó para unos cuantos, para obtener un empleo o algún beneficio se tenía que pertenecer al PRI, lo mismo para tener privilegios burocráticos se requería militar o simpatizar con el tricolor, olvidándose de la premisa política de que se debe gobernar para todos sin importar, como dice el clásico, los partidos y los colores.

¿Pero qué requiere en realidad Durango?, ¿La alternancia o el cambio? La llegada de José Rosas Aispuro Torres como gobernador del estado representa la alternancia, porque el PAN y el PRD desplazaron al PRI como partido en el gobierno, hasta aquí todo está bien. Sin embargo, creemos que la alternancia no es suficiente, no se trata de que se quite el PRI para que llegue el PAN, y de que, como bien lo dijo Lampedusa en su novela El Gatopardo, todo cambie para que todo siga igual. La alternancia es sencilla, el cambio no. Los que hoy llegaron no deben correr el riesgo de que los que votaron por ellos les reclamen un día citando al clásico: “estábamos mejor cuando estábamos peor”. Lo que nos interesa es el cambio, que bajen los niveles de pobreza, de pobreza extrema, la pobreza alimentaria, esta última la padecen en estos momentos más de 350 mil habitantes en el estado que solo tienen para comer una vez al día. Que se castigue en serio la corrupción, en especial la de los funcionarios públicos, que no haya nepotismo, hermanas o hermanos incómodos, que se apoye a los empresarios para que generen empleos bien pagados, que haya justicia en lugar de impunidad, entre otras cosas.

Que la lección dada por la sociedad con libertad no sea flor de un día. Que esto sirva para que todos los partidos y políticos entiendan que el verdadero poder de decidir radica en la sociedad, que les da su derecho para votar. Los duranguenses se tardaron, pero ya se dieron cuenta que construyendo una verdadera democracia se pueden quitar y poner gobernantes. La sociedad ya entendió que puede más la libertad que el miedo, que nada ni nadie es más poderoso que el voto cuando se ejerce de manera masiva en las urnas.

domingo, 5 de junio de 2016

El Festival de Cine Mexicano, ejemplo de una política cultural


Las políticas públicas culturales, como toda política pública, requieren que dejen de ser de un sexenio para dar paso a otras de largo plazo, y estas se lleven a cabo independientemente de quién sea el gobernador o presidente municipal en turno. La historia del Festival de Cine Mexicano en Durango se inició cuando fue director del ICED Luis Ángel Martínez Diez, y del 18 al 22 de mayo pasado en el Teatro Victoria se llevó a cabo su octava edición. Sin lugar a dudas, por las características del Festival, no es como el de Guadalajara o el de la Riviera Maya, pero los organizadores, con inteligencia y creatividad, han organizado un Festival de Cine Mexicano de mucha calidad, y al fin de cuentas eso es lo que importa.

La incorporación de Christian Sida como curador de los últimos tres Festivales ha sido definitiva: de entrada, se dedica de tiempo completo a viajar por todos los Festivales de cine más importantes que se realizan en México, América Latina y Europa. Como usted sabe, este joven talento duranguense es el director del Festival de Cine Latinoamericano que año con año se realiza en Vancouver, Canadá. También ha sido invitado en varias ocasiones como jurado a los más importantes Festivales de Cine en todo el mundo. La llegada de Christian Sida es, por parte de las autoridades del ICED, una inteligente decisión, y esperamos que la próxima directora o director de cultura no llegue con la espada desenvainada y la política de “quítense ustedes para ponerme yo con mis amigas y mis amigos, para que el ICED gane más”. Es verdad, mucha gente tendrá que dejar el Instituto de Cultura, pero aquellos con méritos como servidores públicos y que han construido un servicio profesional de carrera, deben ser tomados en cuenta para no empezar de ceros, como se acostumbra cada sexenio. El 8° Festival de Cine Mexicano en Durango no solo reunió calidad con las películas que se exhibieron, sino que le aportó a la agente que le gusta el cine las pláticas de manera cercana con directores, guionistas y actores en mesas de café. La selección que se hizo de las películas, aparte de ser premiadas posteriormente en otros Festivales, se reflejó en la reciente entrega de los Arieles en la Ciudad de México con la película que ganó aquí en el Festival, “Las elegidas”, del director David Pablos. Lo mismo sucedió con la película “Un monstruo de mil cabezas”, del director Rodrigo Plá. El premio de estas películas demuestra que los duranguenses podemos ver en este tipo de Festivales lo mejor que se hace en México. Ha costado mucho que veamos cine de calidad en Durango, ya que durante todo el año solo podemos asistir a las salas comerciales para ver el cine que se hace en Estados Unidos, que entre Superman y Batman no nos dejan escoger otras opciones. Así como hay grupos de políticos que planean gobernar el estado por más de 20 años, así debería ser con las políticas públicas y, en este caso, una política cultural de largo plazo en Durango. Gracias a Paty Jiménez, el Festival Ricardo Castro ya se realiza en los tiempos adecuados y no en diciembre, como se hacía, solo se necesitan que le quiten el perfil de la nostalgia grupera. Ni se diga del Revueltas, que se ha convertido en uno de los Festivales más importantes del país. Lo único que requieren son recursos financieros para ser competitivos en serio a nivel internacional. El Festival de Cine Mexicano en Durango, como dicen los clásicos, llegó para quedarse: si Durango ya no puede ser el Hollywood que fue, al menos que con este Festival nos recuerden como la Tierra del Cine que un día fuimos.

viernes, 3 de junio de 2016

¿Una Secretaría de Cultura?, ¿Pero qué necesidad, para qué tanto problema?


“La cultura debe ser inteligible y significativa para el pueblo”
-Franz Fanon, escritor y psiquiatra
Durante las campañas que por fin ya terminaron, uno de los candidatos a gobernador envió a muchos de los artistas y creadores que forman parte de la comunidad cultural de Durango, cartas personalizadas acompañadas de un folleto explicando su propuesta cultural. Después del saludo de rigor, el candidato pedía que se aportaran ideas a su proyecto y para ello proporcionó un correo electrónico diciendo que todos los artistas serían tomados en cuenta. Así es cada seis años o cada tres, dependiendo el tipo de elección, ya sea para presidente municipal o para gobernador, y en el fondo no es otra cosa que la misma gata, nomás que revolcada.

Qué bueno que la comunidad cultural tiene memoria. Los políticos les dan pan y circo a los artistas de Durango cuando ellos, en lo oscurito, con sus amigas y amigos, primos o compadres, acuerdan quién, en su momento, será directora o director de cultura municipal, directora o director de cultura del estado. Prefieren las prácticas nepotistas o pagar facturas para elegir a los responsables de la cultura, convertida hoy, por cierto, en un derecho humano.

Las campañas también tienen historia: siendo candidato a la presidencia municipal, el recordado Jorge Herrera Delgado, Corín Martínez se encargó de juntar a los artistas locales. De manera
inmediata nos dimos cuenta de que ella sería la directora del IMAC. Lo mismo sucedió con el hoy candidato del PRI al gobierno del estado cuando buscó encabezar el ayuntamiento: fue Lauro Arce el encargado del tema de la cultura en la campaña y terminó siendo, por un poco más de dos años, director de cultura del municipio. Hoy Lauro Arce repite en la campaña haciendo lo mismo, así que, amigas y amigos de la comunidad cultural que sueñan con el ICED: si es pasión, que se les borre, y ni se vuelvan a hacer bolas, si gana Esteban su amigo Lauro será el director de cultura del estado haciendo mancuerna con su segundo de a bordo, Francisco Pérez Meza.

La propuesta que hace Villegas Villarreal a través de Lauro Arce va desde una compañía estatal de teatro para que los actores ganen más hasta crear la Secretaría de Cultura del Estado de Durango. Este tema está como la teoría del vaso: unos lo podemos ver medio lleno y otros medio vacío.

Para los que sí saben lo que significa una Secretaría de Cultura, la única diferencia es que en lugar de decirles señora o señor director habría que dirigirnos a ellos como señora secretaria o como señor secretario, y al final todo seguiría igual: la macrocultura bien y la microcultura mal. Si ahorita la cultura oficial está llena de burócratas que, con sus excepciones, solo son buenos para cobrar puntualmente sus quincenas, con esa Secretaría no se acabaría la burocracia, sino todo lo contrario. Ya lo estamos viendo con algunos resultados a nivel nacional de la flamante Secretaría de Cultura. No hemos escuchado muchos comentarios favorables: faltan los recursos, lo que sobra en las campañas políticas. Muchos no conocemos, si es que ya existen, las leyes secundarias que dieron
origen a dicha secretaría. Da tristeza y pena leer en los medios impresos nacionales que recién se presentó en Bellas Artes la ópera Los Puritanos, de Bellini. El presupuesto no alcanzó para más presentaciones, se tuvieron que suspender con todo y que tenemos Secretaría de Cultura, y esto es solo uno de los ejemplos de lo que está pasando con las políticas culturales de nuestro país: las leyes ayudan, pero no resuelven todo. Y si hablamos de que CONACULTA pasó a ser Secretaría de Cultura, se ganó que en lugar de decirle a Tovar y de Teresa señor director, se le diga señor secretario. ¿Estarán listos para la próxima Secretaria de Cultura del Estado? Porque hasta donde sabemos, en muchas ocasiones el ICED anda con una mano atrás y otra adelante consiguiendo recursos para el Festival Revueltas. Si no fuera por el dinero que le aporta el gobierno federal a la cultura estatal, no tendríamos el famoso Bebeleche, el Museo Francisco Villa o el Guillermo Ceniceros, entre otras cosas. Creemos que para Durango una Secretaría de Cultura no es la única opción o la panacea, ¿no sería mejor el Consejo Estatal de las Artes que una Secretaría, aunque no le digamos a alguien “señor secretario”?

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Que se acabe el gatopardismo en México, que cuando algo cambie, que no siga igual, que sea para bien.