Cada sexenio Durango tiene que avanzar, pero sobre todo planear

“Al otro lado del mar, hay un letrero en unión con un letrero que dice: “ya se va la embarcación”
Como se encuentra el día de hoy la ley electoral en nuestro país, en el futuro ya se podrán reelegir los presidentes municipales, diputados, senadores y tal vez no pase mucho tiempo para que se puedan reelegir los gobernadores y presidente de la República, claro, para variar, en manos de los partidos. Diría Martín Urieta: qué de raro tiene. Cuando la reelección de estos representantes populares debería quedar a criterio de la sociedad, porque si bien es cierto, la partidocracia en lo oscurito y en las cúpulas decide quiénes serán las candidatas y los candidatos, justo es que los electores decidan quién se va o quién se queda, y no los mismos de siempre, porque esto le ha hecho mucho daño, y seguirá haciéndole, a nuestra democracia, que es el único instrumento que tiene la sociedad para evitar los riesgos de las dictaduras disfrazadas de democracia.

Como el título de la película: amarte duele. Y a los duranguenses nos duele que no hemos dejado de ser uno de los estados más pobres y menos desarrollados de México. El país y Durango en particular, merece que ya se termine aquello de que se acaben los sexenios y lleguen otros a empezar de cero. En su último informe, el gobernador Jorge Herrera Caldera defendió como uno de los ejes más importantes de su gobierno haber recuperado la paz y la seguridad que se había perdido en Durango. Dijo el gobernador que la violencia que vivimos no hace mucho tiempo, había llegado a su fin, que así tenía que ser porque sin seguridad no se podía invertir y no tendríamos desarrollo ni crecimiento. Estos factores son importantes para sacar adelante a Durango, no sería suficiente solo la democracia electoral, porque existe también la democracia económica, la justicia, la democracia social, cultural y educativa. Creemos que si no se piensa en la democracia como forma de vida todo lo que se haga y quien lo haga no servirán de mucho. Durango es nuestra casa, y si queremos que crezca todos debemos participar y no solo gobernantes y gobernados.

Las políticas públicas meramente sexenales en México deben llegar a su fin, porque le hacen daño al país, por eso tenemos regiones y estados unos más pobres que otros, y ya lo dijo en una ocasión el cómico Manuel “el Loco” Valdés en un programa de televisión  y en cadena nacional, medio en broma, medio en serio: “arriba el norte, que trabaja para mantener al sur”. Por eso se impone una realidad: ya es tiempo de que se acaben los sexenios para dar paso a políticas públicas de largo plazo, así como hay grupos que planean gobernar por más de 20 años, lo más correcto sería que independientemente de quien nos gobierne, haya objetivos de desarrollo y crecimiento bien planeados para beneficio de la población. Cada sexenio debe aprovechar lo que se hizo en el otro, Durango ha padecido históricamente tantos rezagos que será imposible resolverlos en seis años porque no depende de un gobernador, sino también de todos nosotros. Se deben crear los instrumentos que se requieren, económicamente hablando, para lograr el desarrollo y crecimiento que necesitamos y merecemos, por eso urge un proyecto donde quede establecido como una política pública de largo plazo: Roma no se hizo en un día.

Hoy día, y particularmente en algunas ciudades fronterizas, la violencia por el narcotráfico es el pan de cada día, algunas ya se están convirtiendo en fronteras fantasmas. La gente que llegó para buscar un mejor futuro se está regresando a sus lugares de origen. De ahí la importancia de la política pública que en materia de seguridad desarrolló Jorge Herrera Caldera, porque la tranquilidad es la base de la producción social. El reto que tiene el gobernador al final de su sexenio es entregarle a la sociedad un relevo sexenal transparente y democrático, cosa que sin lugar a dudas hará. Si logró regresarnos la tranquilidad a los duranguenses, lo mismo hará para tener un proceso electoral tranquilo.