Si Rubén Figueroa viviera, tal vez cambiaría su famosa frase “la caballada del PRI está muy flaca” por “las caballadas del PRI y el PAN están anoréxicas”, esto rumbo a 2018. Y es verdad, a la otrora aplanadora priísta solo le queda el grupo del ITAM, entre ellos Luis Videgaray, Aurelio Nuño y José Antonio Meade, los que hoy le hicieron un frente a Miguel Osorio Chong por la candidatura presidencial. A estos protagonistas de la política nacional, agregue de relleno a José Narro y a Enrique de la Madrid Cordero. Este último, calificado por muchos como inteligente y brillante, es hijo del expresidente de la “sociedad igualitaria” y el de la “renovación moral de la sociedad”, temas que los mexicanos aún estamos esperando. Pero tal vez su retoño hoy quiera cumplir lo que su padre no pudo, que no quede en retórica y discursos de campaña.
¿Por qué José Antonio Meade? De un tiempo para acá, al secretario de Hacienda se le considera un fuerte aspirante en 2018 a Los Pinos, derivado de la circunstancia llamada Andrés Manuel López Obrador. En el fondo, el PAN y el PRI saben que AMLO les lleva la delantera-y puede aumentarla más-, hoy como nunca están conscientes de que un solo partido no podrá con el exjefe de gobierno de la Ciudad de México, de ahí que empiecen a ver la necesidad de que estos dos partidos políticos lleven un solo candidato para enfrentar a López Obrador. Hay dos posibilidades de cómo los panistas y priístas puedan ir juntos: la vía legal, que la ley permite en alianza o coalición y la otra; una alianza de facto. La primera vía no creemos que la hagan, sería darle la razón al tabasqueño, es decir legalizar lo que el periodista Álvaro Delgado llama “El Amasiato” entre blanquiazules y
tricolores. La segunda sería acordar una alianza política en contra del candidato de MORENA, y solo tendrían que resolver de qué partido surgiría el candidato: si de los panistas o de los priístas.
Es aquí donde entra Antonio Meade. Muchos conocen su trayectoria política y administrativa, se ha sabido mover en sexenios del PRI y del PAN. Desde Ernesto Zedillo, el expresidente “cash”, pasando por Vicente Fox, el que sacó a patadas al PRI de Los Pinos y el “haiga sido como haiga sido”, Felipe Calderón; hasta con el del Grupo Atlacomulco, que prometió un nuevo PRI. Seguramente trabajar con tres expresidentes de México y con el actual Enrique Peña Nieto no ha de ser cosa sencilla, tal vez no pertenecer a ningún partido político haya sido de gran ayuda para Meade. Siendo objetivos, ni De La Madrid Cordero, José Narro, Miguel Osorio Chong, Luis Videgaray o Aurelio Nuño por el PRI; o por el PAN Ricardo Anaya, Margarita Zavala ni Rafael Moreno Valle, son figuras que por sí solas pueden enfrentar al favorito: López Obrador. Ya no hay tiempo para construir una pieza del nivel político de AMLO. Ahora, si el PRD entiende que Miguel Mancera no los llevaría a ningún lado, pueden aportar su granito de arena para no perder su registro y sus prerrogativas. El PRI y el PAN los recibirán con los brazos abiertos, por aquello de que vivir fuera del presupuesto es vivir en el error.
Un problema a resolver: ¿aceptará el PRI como candidata a Margarita Zavala?, ¿el PAN como candidato a Miguel Osorio Chong?, ¿el PRI a Ricardo Anaya?, ¿el PAN a Luis Videgaray o a Aurelio Nuño? Desde ahora se comenta que en ese tipo de alianzas el personaje que les lleva la ventaja es el Secretario de Hacienda, Antonio Meade, y le ayuda también que no esté afiliado a ningún partido político, porque
como se menciona, también sería candidato independiente. Pero esto va más allá: llegado el momento, Antonio Meade representaría los intereses de ambos partidos, tanto en lo político como en lo económico, que es lo que importa. Si ha sido bien visto por Zedillo, Fox, Calderón y ahora Peña Nieto, tal vez no tendría problema para ser aceptado como el candidato de esta supuesta alianza. ¿O se atreverán el PRI y el PAN a ir solos y cada quien por su camino?