Tarde o temprano tenía que pasar: la búsqueda del proyecto político de José Ramón Enríquez por la vía fast-track tenía que hacer crisis. Se enfrentó a los empresarios y estos obtuvieron el apoyo del gobernador, y con ello lo que quiso decir fue, como dijo el clásico, en este corral yo mando, no se vayan a equivocar. Al menos en la historia reciente, no recordamos que un presidente municipal haya abierto varios frentes; al interior del partido que le prestó sus siglas, en el Congreso del Estado por el tema de las resoluciones del TRIFE, con los poderes fácticos que representan los empresarios y, de pilón, con el diputado local Jorge Salum del Palacio, que no tuvo pelos en la lengua para definir algunos de los rasgos de la personalidad del oftalmólogo.
Es prematuro opinar cuáles serán las consecuencias de la conducta política de José Ramón, el precio que podría pagar en las urnas el día de la elección. El ejercicio del poder lleva implícito un desgaste día a día, y la percepción es que muchos de los que votaron por el cambio hoy no volverían a hacerlo. Muchos opinan que uno de estos efectos ya le rebotó a la panista Claudia Hernández. Cuando por acuerdos del frente José Ramón Enríquez se convirtió en el virtual candidato al Senado, empezó a presentar a Claudia Hernández como su compañera de fórmula. Entre otras cosas, ello provocó la reacción de Rómulo Campuzano y de otros panistas en contra del expresidente municipal. Se le olvidó al Dr. Enríquez que esas decisiones se dan en las cúpulas del PAN, creyó que registrando a su favorita para que lo acompañara en la fórmula, sus deseos serían órdenes y no fue así, subestimó a quien manda en el Bicentenario, que “haiga sido como haiga sido”,
representa a los panistas y tiene derecho moral y político para operar, porque él sí es militante del PAN y, por si fuera poco, es el natural fiel de la balanza.
Para muestra basta un botón: Patricia Flores Elizondo acompañará al ya casi presidente municipal con licencia y, ya encarrerado el gato, habrá que recordarle al carismático personaje a la hora de solicitar licencia esta deberá ser de forma definitiva para poder participar en el proceso electoral, como lo establece el artículo 55 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Paty Flores dejó en el camino a Gina Campuzano y a la perdedora de este desenlace, Claudia Hernández. Flores Elizondo al final en las cúpulas del frente consideraron que era la mejor para ir en la fórmula del senado. Tal vez pesaron mucho las relaciones políticas que durante años construyó en el centro del país, su paso por Los Pinos en el sexenio de Felipe Calderón Hinojosa como una de las panistas más influyentes en la oficina presidencial. Fueron quizá estos factores los que inclinaron la balanza a su favor para que Paty fuera la designada y contra viento y marea defendió su proyecto. Pasada ya esta etapa, fue bien visto lo que Gina declaró a los medios: que como panista apoyará a Paty Flores Elizondo, dando muestra de su madurez política.
El balance de la tormenta que desató el presidente municipal es que, en primer lugar, el gobernador demostró su fuerza como el jefe político del Estado y, además, que en política si se quiere llegar, no hay que correr, hay que caminar, medir cada paso, tener oficio político, y lo más importante: no enfrentarse a ningún sector de la sociedad a quien se pretenda gobernar. En el tema de los empresarios están de acuerdo con que se cumplan los reglamentos del Municipio, pero que estos no se pretendanutilizar para ponerlos de rodillas. Hoy, José Ramón Enríquez vive una prueba de fuego si es que quiere llegar hasta donde se lo ha propuesto