domingo, 4 de marzo de 2018

¿Hasta ahora nos damos cuenta?


Hace ya varios años, Federico Campbell escribió un ensayo donde pudimos leer y enterarnos de cómo desde hace mucho tiempo son 300 familias las que han gobernado este país en lo económico y en lo político. Para ello, explica el escritor, periodista y académico, los unen lazos familiares, se casan entre ellos y los unen intereses que protegen generación tras generación para seguir siendo los dueños de México. Por eso no debe sorprendernos encontrarnos, por ejemplo, con que en la actualidad Carlos Salinas de Gortari tenga concuños poderosos en las esferas del poder, que Alfredo del Mazo, gobernador del Estado de México sea primo hermano del presidente de la república, Enrique Peña Nieto, o que Antonio Meade sea hijo del arquitecto del FOBAPROA. Si se actualizara este ensayo, podríamos encontrar que son las mismas familias, con la diferencia de que han sido educados en el extranjero.

Hagamos un recorrido por algunos Estados de la República. Ángel Yunes en Veracruz tiene a sus cachorros en el poder y quiere dejar a uno de ellos como gobernador. En Oaxaca, José Murat es papá de Murat júnior, que actualmente gobierna ese Estado. En Chiapas no se quedan atrás con la familia Velasco. El neopriísta Vicente Fox soñó con dejar a Martha Sahagún como presidenta de México. Felipe Calderón hizo lo propio con Margarita Zavala y, ya encarrerado el gato, Moreno Valle no canta mal las rancheras, pretende que su esposa sea gobernadora de Puebla, estado que el recién gobernó. La lista es larga, la historia de nuestro país es la historia del nepotismo de la clase política en los tres órdenes de gobierno: federal, estatal y municipal. Si investigáramos, encontraríamos en el pasado y en el
presente esa cultura nepotista que no hemos podido desterrar quizá porque forma parte del poder mismo, de los grupos de interés, amigos y familias que por décadas han gobernado a nuestro país. Para recordar: Lázaro Cárdenas del Río fue gobernador de Michoacán y presidente de la República. Su hijo Cuauhtémoc también gobernó ese Estado, lo mismo la Ciudad de México y fue candidato presidencial y, para variar, su hijo Lázaro Cárdenas Batel también gobernó Michoacán.

¿Es el nepotismo, como dijo el clásico, un problema cultural? Aquí en Durango ha habido excepciones, pero a cambio de ello hemos visto ejemplos de cómo algunos juniors hijos de políticos siguen buscando el sueño de ser, algún día, como sus padres, gobernadores. Por lo pronto, mientras ese día llega, están en alguna nómina federal, estatal o municipal y con las quincenas que cobran, la espera de ese sueño se hace más agradable. Por esa razón, en nuestra entidad, en el actual proceso electoral que está corriendo, vemos a los mismos, más de lo mismo o como usted lo quiera llamar. Sin duda alguna, los partidos locales han contribuido a ello para proteger a los grupos de siempre y, como es lógico, la sociedad se cansó, está molesta, se siente ofendida y las consecuencias serán que este 2018 se repita la historia de 2016,donde por primera vez se dijo “ya basta”.

Sin embargo, en el fondo este es un problema muy complejo y complicado. Es muy probable que cuando veamos los nombres de los candidatos en las listas de los registros definitivos a personas que sean entre sí primos, primas, sobrinas, sobrinos, a lo mejor con justa razón se les critique. Como el título de la película: “Amarte Duele”. Están de por medio los derechos políticos consagrados como
derechos fundamentales en nuestra Constitución. Todos tenemos el derecho humano a votar y ser votados, el derecho a participar en la vida política interna de los partidos, buscar un puesto de elección popular. Todo esto está en la Constitución y, por si fuera poco, en los tratados de los que el Estado Mexicano forma parte.

viernes, 2 de marzo de 2018

¿Cuál es la estrategia de Ricardo Anaya?


A muchos llama la atención que el candidato del Frente, Ricardo Anaya, haya enfocado sus baterías en contra del candidato del PRI, Antonio Meade, y no en contra de López Obrador cuando esa sería la lógica de la guerra sucia destinada al candidato de MORENA. Anaya está rompiendo los esquemas de antaño cuando el PRI y el PAN se unían para atacar a López Obrador y, cosa curiosa, los estrategas priístas ya se dieron cuenta de que algo se trae entre manos el candidato del Frente. Tal vez por eso se tomaron decisiones desde Los Pinos, para que cesen los ataques en contra de Meade. Se especula mucho cuáles serían los motivos que contemplen en la Residencia Oficial para el comportamiento de Ricardo Anaya en su estrategia de golpear al más débil, Antonio.

Se comenta, por una parte, que sería muy complicado para Anaya alcanzar a López Obrador en las encuestas y en la percepción social. Por otro lado, se han dado cuenta de lo difícil que sería ser alcanzado por el candidato del tricolor, de ahí parte su estrategia para poner de rodillas al PRI en un momento de la campaña, cuando ambos candidatos se den cuenta de que para detener a AMLO se requerirá de una alianza de facto. Con esta hipótesis, el candidato panista sería el gran ganador: al ir en segundo lugar en las encuestas, eso le permitiría pactar con el que va en la tercera posición. Ricardo cree que si se juntan el segundo lugar y el tercero tienen posibilidades reales de ser altamente competitivos frente al tabasqueño. Claro que esto no es ninguna garantía para ganarle a AMLO, pero en teoría se puede pensar que podrán tener mayoría en el Congreso de la Unión y de esta manera hacerle la vida de cuadritos a López Obrador si este llegara a despachar desde Palacio Nacional.

La posible estrategia de Ricardo Anaya no parece ser tan aventurada. En el hipotético caso de que el PRI y el PAN terminaran haciendo una alianza de facto, Ricardo, aprovechando su segundo lugar en las encuestas, pondría las condiciones y él sería quien establezca los acuerdos al ver que el candidato del PRI llegaría muy debilitado a la recta final y al proceso electoral. Si esto fuera así, los priístas pagarían un precio muy alto, porque no es remoto que pasen a ser la tercera fuerza política del país, ya sin presidente de la república emanado de su partido, sin tener las prerrogativas a las que están acostumbrados, son de pronóstico reservado. Es posible, si esto llegara a suceder, que el fundador de ese partido, Plutarco Elías Calles, si viviera se moriría de vergüenza al ver lo que han hecho sus herederos con el partido que él fundó, los cuales andan igual que la canción: “soy el fantasma de mi pasado, soy de las almas que olvida Dios”.

El único problema que le vemos a la posible estrategia de Ricardo Anaya y su grupo, es que una posible alianza de facto, en el pecado llevaría la penitencia. Habría una posible desbandada de los tricolores para votar por AMLO y no por Anaya, es de sobra conocido que muchos priístas se identifican con el proyecto de AMLO y no con el de Ricardo Anaya. Porque no debemos olvidar que la política es como el amor: nada está escrito. Algo más: hoy, la rebeldía de los priístas está de moda por los intereses que se han jugado a la hora de designar las candidaturas. Se percibe, desde luego, que las cúpulas priístas a nivel nacional y estatal han sido rebasadas por la militancia y por muchos que legítimamente aspiraron a un puesto de elección popular. Por estas razones, no se sorprenda usted si las cúpulas de tricolor fracasan a la hora de darle línea a los priistas del país para que voten por Ricardo Anaya, corren el riesgo de que se vean rebasados y cada quien agarré su
camino para votar por el candidato al que consideran, sin decirlo públicamente, como el próximo presidente de México: Andrés Manuel López Obrador.

Seguidores

Datos personales

Mi foto
Que se acabe el gatopardismo en México, que cuando algo cambie, que no siga igual, que sea para bien.