viernes, 18 de marzo de 2016

De los partidos políticos a candidatos independientes


Durante mucho tiempo nuestras leyes permitieron las candidaturas independientes, hasta quedar prohibidas en 1946, y a partir de esta fecha solo los partidos podían postular a los candidatos a un puesto de elección popular. En aquel tiempo, no pasó nada con las candidaturas independientes, pero a cambio de ello fue la génesis para una partidocracia que hoy tiene secuestrada a la democracia, a la sociedad, a los electores y a todo el país en su conjunto. Los partidos son los que deciden quiénes serán las candidatas y los candidatos, los hombres y las mujeres que, nos guste o no, tenemos que soportar los gobernados, no importa que nuestra Constitución establezca que el voto es libre y secreto, que no puede ser coaccionado o comprado. Pero la partidocracia ha llegado a su máxima expresión de cinismo donde se vale heredar los puestos de elección popular a la hija, la esposa, la hermana o al hermano, es decir: padecemos una especie de partidocracia monárquica.

Sin embargo, como dice el refrán: tanto va el cántaro el agua hasta que se rompe. Es muy probable que pase mucho tiempo, o no, pero con la llegada de las candidaturas independientes se ha puesto la primera gota de ayuda para que se inicie el principio del fin de los partidos políticos, diría el clásico: llegó la hora de la sociedad civil. Esta transición será, sin duda, un valle de lágrimas para los ciudadanos hartos de la política y de los políticos, de la corrupción, de la impunidad, y si la sociedad no se decide a ponerle un alto a los partidos, quizá llegaremos al siglo XXII como estamos ahora: aquí en Durango ya se iniciaron los primeros intentos para que un candidato independiente obtenga un puesto de elección popular. Si bien es
cierto que la ley que regula las candidaturas independientes tiene más candados que la puerta negra, también existe un túnel en esta ley parecido al de una cárcel de alta seguridad: para ser candidato independiente solo se requiere que no lo postule ningún partido, así de fácil. Esa es la razón por la cual vemos a algunos candidatos independientes locales que la noche anterior durmieron con el partido de sus amores y de toda la vida y en la mañana, por arte de magia, se convirtieron en candidatos independientes. ¡Órale!

Si usted de veras está decepcionado de los partidos y de los políticos, tiene algunas opciones: Hay un candidato independiente a la presidencia municipal que se define como plural porque trabajó en el gobierno federal con Felipe Calderón y con uno de los gobernadores más honrados que haya dado Nuevo Léon: Rodrigo Medina. Dicho candidato afirma que no es el “Bronco” de los duranguenses, ni del PRI ni del PAN, sino todo lo contrario, nos referimos a Miguel Cassio Piña, un político que pertenece a uno de los grupos más influyentes de Durango. El otro es Alejandro Campa Avitia, que en 2010 con sus famosas redes ciudadanas operó a favor del PRI. No sabemos cuándo el doctor Campa descubrió que su verdadera profesión era la política, de lo que sí estamos enterados es que juntó 50 mil firmas para registrarse como candidato independiente, y si estas firmas las multiplicamos mínimo por 3, desde ahorita Esteban Villegas y Rosas Aispuro han de estar temblando porque Campa Avitia se podría convertir en el próximo gobernador de Durango, y además es un candidato que habla “recio y quedito”, y dice que aquellos que se atreven a criticarlo “tienen más piel de bebé, pero aun así les puse unos rasguñitos”. De otra cosa estamos seguros: Campa Avitia no es el candidato ni del PRI ni del gobierno, el candidato del tricolor es Esteban Villegas Villarreal.
La misión del Dr. Campa es otra: seguir al pie de la letra la estrategia del “Gato” Adame: divide y vencerás.

Otro que se fue del PRI y que nos recuerda al Bronco porque militó más de 30 años en el tricolor, es Ulises Adame, al que su expartido le negó la candidatura a la presidencia de Lerdo. Ulises Adame es hoy candidato independiente porque no lo postuló ningún partido, así de sencillo. La diferencia entre Miguel Cassio Piña, Alejandro Campa Avitia y Ulises Adame es que el lagunero sí va en serio por la presidencia de Lerdo, y esto ha puesto nerviosos a los del PRI, porque su excompañero de partido no solo les puede dar un susto, sino ganar Lerdo y el efecto colateral puede ser de pronóstico reservado, porque se comenta que el beneficiado sería José Rosas Aispuro Torres. Así que candidatos independientes vemos, intenciones no sabemos.

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Que se acabe el gatopardismo en México, que cuando algo cambie, que no siga igual, que sea para bien.