El primero de septiembre empieza la era de los ciudadanos.
ÁLVARO SANJUÁN“Somos aquello en lo que creemos, aún sin darnos cuenta”
Carlos Monsiváis.
La capital del estado está llena de historias. La última se escribió el primer domingo de junio pasado. Antes hubo otra; la que protagonizó el PAN, con Rodolfo Elizondo Torres a principios de los 80s y quedó la duda, cuando fue candidato a gobernador hasta el día de hoy, se sigue diciendo que fue víctima de un fraude electoral ¿Usted lo cree? Nosotros también. Pasaron algunos años, y la izquierda maoísta y populista, llegó al poder, al principio de la década de los 90s. Como olvidar, a los cinco magníficos, en especial, a Gonzalo Yáñez y Marcos Cruz que llegaron a convertirse en presidentes municipales, y si no llegaron más lejos, fue, porque la soberbia no es exclusiva del PRI, este pecado, también lo pagó la izquierda en Durango.
Comentan los cercanos al círculo de José Ramón Enríquez, el hoy presidente municipal electo, que ese 5 de junio a las seis de la tarde les dijo: nos tardamos doce años en llegar, el camino no será fácil, si los ciudadanos nos llevaron al poder, con ellos tenemos que gobernar. José Ramón se comprometió, en un desayuno con los medios de comunicación a desterrar, la cultura del PRI a la hora de gobernar el municipio, para ello, ya inició la logística de la ceremonia donde tomará la protesta de ley, y convertirse en el presidente municipal de la capital durante tres años. Al frente de esta responsabilidad el doctor Enríquez nombró a Carlos Ramírez Espinoza, colaborador del oftalmólogo, desde que Enríquez buscó sin éxito la presidencia del PRD. La política es como el amor: donde hubo fuego cenizas quedan. Desde aquellos tiempos, José Ramón conoció de la capacidad de Ramírez Espinoza el que egresó, de la licenciatura en Derecho de la Universidad España de Durango. No dudó en llamarlo para darle tan importante evento, que será, sin duda, la carta de presentación de José Ramón ante la sociedad, que lo llevó al poder.
Aunque es abogado de profesión, Carlos Ramírez Espinoza tiene una pequeña empresa desde hace varios años, incursionó en la política, y hasta donde sabemos, ha sido siempre en el PRI. De su historia reciente, la política del Estado de México, Leticia Calderón, cercana al presidente Peña Nieto fundó una organización adherente al PRI, Por nosotros, por y para México (PNP) cuya finalidad fue incorporar el voto ciudadano durante la campaña de EPN. Leticia Calderón nombró como responsable de esta organización, a nivel estatal a Ramírez Espinoza pero como nunca falta, el prietito en el arroz, siendo presidente estatal del tricolor Manuel Herrera Ruíz le hizo el feo, lo marginó, y lo bloqueó con el argumento, que aquí en Durango mandamos nosotros y nadie por muy amiga que sea de EPN nos viene a decir que hacer en nuestro partido. Carlos Ramírez es, solo un ejemplo, de muchos jóvenes priístas que fueron marginados, por las políticas cupulares del PRI, durante muchos años siempre ha sido así, siempre son los mismos, les cerraron las puertas a los cuadros jóvenes que pudieron darle al priísmo oxígeno, estos jóvenes que hoy buscan su futuro en otro lado intentaron, hacerles ver a quienes mandaban en ese partido; sin la sociedad estamos perdidos.
Es muy probable, que priístas o expriístas se incorporen a las administraciones de José Ramón y José Rosas Aispuro, y que por ello, sean considerados traidores y sean llamados, a la famosa comisión de justicia ¿ A propósito; existe justicia en el PRI? Podemos adelantar si esto llegara a suceder, nadie, en su sano juicio, acudirá porque simplemente dudamos que en el tricolor alguien pueda tirar la primera piedra. Lo más que le pudo pasar, a los brillantes jóvenes del tricolor que los hay, es que se han dado cuenta que tal vez, han militado en el partido equivocado o mínimo, corren el riesgo de seguir durmiendo con el enemigo. No se olviden, de la frase de Jean Paul Sartre: “los hombres nacieron condenados a ser libres”