“Fantasma” que les dio, entre 2006 y 2012, 31 millones de votos

Graco Ramírez, recién estrenado gobernador del estado de Morelos, que sin Andrés Manuel López Obrador jamás lo hubiera logrado. Pero como a los políticos, cuando llegan al poder, se les olvida todo, principalmente a quién se lo deben, Graco Ramírez no es la excepción. Hace unos días les pidió a los perredistas sacarse el fantasma de López Obrador, ni falta que hace, AMLO, desde hace tiempo les dijo: “Adiós muchachos, compañeros de mi vida”. Graco Ramírez pretende convertirse en el vocero de la izquierda moderna, burocrática, decente y “modosita”. Les da consejo a los chuchos y los amalios para que se porten bien. El gobernador sueña con ser candidato presidencial en el 2018, con lo que quedará para esas fechas del PRD como resultado de las elecciones federales del 2015, claro que eso depende de Manuel Camacho Solís, Marcelo Ebrard y Miguel Mancera. Pero por lo pronto, el próspero inversionista dueño de varias gasolineras ya trazó la ruta para lograr sus propósitos llegado el momento. Como punto número 1, Graco Ramírez hace la siguiente propuesta: Que el PRD abandone su carácter radical y de confrontación ya que de acuerdo con las encuestas, el 80% de los mexicanos no quieren ver a la izquierda tomando tribunas, que no desean ver a los perredistas en las calles ni en actos de protesta, porque el PRD se quedaría aislado en el futuro, ¿Y cómo se quedó sin López Obrador? Graco Ramírez no tiene de qué preocuparse, hoy, las calles sólo serán para los limpiaparabrisas o para los indigentes, que no tienen para comer ni dónde dormir, para los indígenas y los desplazados hoy las calles sólo serán para que transiten los automovilistas, ya no veremos más al #132 protestar, al SME, a los sindicatos independientes, ya no serán las calles para protestar en contra de la violencia o en favor de la paz o en contra de la violación de los derechos humanos, para protestar por los desaparecidos en esta guerra absurda de Calderón, ya no serán para las madres de las muertas de Juárez y de las madres centroamericanas, a las que nadie les puede decir dónde están sus hijos. Las calles sólo serán para ser usadas los días del Buen Fin, para el desfile de los zombies o para cuando gane la selección mexicana un partido de fútbol, sólo servirán para ir a los centros de trabajo, para los desfiles del 16 de septiembre o el aniversario de la revolución mexicana, para las cabalgatas y las carreras de atletismo, de hoy en adelante, para darle gusto a Graco Ramírez y a la izquierda moderna, las calles sólo las utilizaremos para el desfile de la primavera No cabe duda que el gobernador de Morelos tiene inteligencia, talento y capacidad para ser presidente de México, fíjese usted: está convocando a la izquierda para aterrizar un proyecto de centroizquierda. Por lo pronto, recomienda a todos los diputados y senadores de izquierda, curul que se la deben todos al “fantasma” de Tabasco, López Obrador, ¿Habrá quien tenga el cinismo de negarlo? Aconseja Ramírez que vean por el pueblo desde las lujosas oficinas de San Lázaro, desde los mejores restaurantes de la ciudad de México, para eso les construyeron a los senadores la torre que nos costó miles de millones de pesos a los mexicanos, para que junto con los del PRI, PAN, Verde Ecologista, Nueva Alianza, PT y Movimiento Ciudadano, la izquierda moderna nos convenza de construir la alternativa de país que necesitamos, pero Graco Ramírez va más allá. Tal vez aconsejado por quien bien podría ser su director de imagen y comunicación social, Mario di Costanzo, otro que, junto con Rosario Robles pasará a formar parte del distinguido club de neopeñistas. Ramírez le advierte a Peña Nieto que: “No puede gobernar solo y nosotros cometeremos un grave error si dejamos que el PAN y el PRI se pongan de acuerdo”, ¿Se referirá el gobernador de Morelos a como terminó el asunto de la reforma laboral?, ¿O a que la Secretaría de Gobernación volverá a ser como en los viejos tiempos, nada más que mejorada? Lo sentimos mucho por Graco Ramírez, porque el PAN co-gobernará con el PRI y sus muchachos de la izquierda “modosita” nada podrán hacer salvo levantar la mano. Pero Graco Ramírez tendrá un motivo para estar feliz: La izquierda moderna calladita se verá mejor.