viernes, 23 de noviembre de 2012

Las elecciones en la FECA: Vale más un “apenitas” que un “ya merito”

Afirman los clásicos que una contienda electoral duele más perder por un voto que por un millón. Tan cerrado estuvo el resultado para elegir al nuevo director de la FECA, entre Melchor Velázquez y José Alberto Bustamante, que fue un final de fotografía. Pero más allá de eso, en esa facultad se libró la madre de todas las batallas, por lo que significaba para toda la comunidad de la UJED. Dicho acontecimiento sirvió para medir fuerzas entre las piezas más importantes del frente universitario y la rectoría. No fue, por mucho, la simple elección de un director, lo que estaba en juego era la gobernabilidad de nuestra casa de estudios. Rubén Solís, un hombre conocedor de cómo se mueve el agua en la universidad, le apostó, y con legítimo derecho, a José Alberto Bustamante, la única pieza que él creía que le faltaba al rompecabezas para que la FECA siguiera siendo una isla dentro de otra isla, pero como en la final de los 100 metros en los juegos olímpicos, José Alberto Bustamante se quedó a milésimas de lograr la medalla de oro. Hay que felicitar a Rubén, un hombre de izquierda y respetado en ese sector, porque dio una muestra de madurez al anteponer los intereses de la institución a los personales o de grupo. Estuvo muy pendiente del proceso de principio a fin. No dejó nada en manos de terceros, para que le estuvieran mandando reportes por teléfono el día de la elección, aunque muchos desconocemos si legalmente él tenía facultades para hacer al mismo tiempo presidente de la gran comisión, porque siendo director de la FECA, al final se convirtió en juez y parte. Otro mensaje que se le manda a la sociedad es que los universitarios no sólo saben ejercer la democracia por la vía electoral, sino algo más importante: Son demócratas. El poder que se ejerce en la universidad es un poder muy especial, porque el poder público puede verse en el espejo de la UJED. Si bien fueron milésimas las que separaron a Melchor Velázquez de José Alberto Bustamante, no hay conflicto post electoral, no hubo incidentes mayores, se contaron varias veces los votos, de uno y de otro, ninguno se inconformó, no hubo amenazas de tomar la facultad y quienes le apostaban a politizar dicha elección para llevar agua a su molino. Un hombre como Rubén Solís entendió que los votos son los que mandan y si uno fuera diferencia, eso definió el destino de la FECA. Cada quien tenía derecho a escoger su candidato: Rubén quería dejar como su sucesor a José Alberto Bustamante y el rector Tomás Castro se la jugó con Melchor Velázquez. Cierto o no, la comunidad académica, estudiantil y administrativa de la FECA, hará bien en darle vuelta a la hoja y pensar sólo en su facultad. No hay que pasar por alto que el nuevo director encontrará dividida esta institución, Melchor tiene muchos años como académico, se puede decir que la FECA es su segunda casa. Las facultades de la UJED necesitan de un manejo académico, administrativo y político, y eso Melchor lo sabe de sobra. Sabe también que tendrá que ser un director para los maestros, alumnos y administrativos, sobre todo los que no votaron por él. Suponemos que tendrá que realizarse un proceso de entrega-recepción en poco tiempo y una auditoría, materia que hoy está obligada por las políticas de transparencia que hoy están siendo el sello de la administración del rector Tomás Castro Hidalgo. Nadie puede hacer a la FECA rehén de sus ideas personales, nadie tiene derecho a hacer de cualquier facultad de la UJED su patrimonio personal o un búnker para sus fines personales.

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Que se acabe el gatopardismo en México, que cuando algo cambie, que no siga igual, que sea para bien.