domingo, 4 de noviembre de 2012

Los efectos de la reforma: Campañas cortas, pero más caras

“Yo no entiendo lo que sucede, ya no entiendo lo que pasa y ya pasó lo que entendía” -Carlos Monsiváis, escritor ¿Cuánto nos ha costado a los mexicanos la democracia?, ¿Cuánto más nos seguirá costando? Son tantos los miles de millones de pesos, que por falta de espacio le pedimos a usted que nos ayude, por favor, a sacar las cuentas de la democracia mexicana, sólo a partir de los años 90’s, cuando se fundó el IFE. Famoso y no precisamente por la confianza que le tenemos, institución pública que nace con la sana intención de que fueran los ciudadanos los que vigilaran nuestra democracia electoral. El IFE, paradójicamente impulsado por Carlos Salinas de Gortari, que pasará a la historia por ser quien llevó a cabo el fraude electoral más grande del que se tenga memoria en la historia de México, en contra de Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano. Hasta ahorita nadie ha podido superar a Carlos Salinas, sin embargo, algunos de sus discípulos también pasarán a la historia por haber logrado el mismo fin, unos con la ayuda cibernética y otros, con obras maestras de ingeniería financiera. Los estudiosos del sistema político mexicano opinan que el éxito de nuestros políticos se debe a que son originales, por ejemplo, no son claros en lo que dicen y menos en lo que prometen, nunca dicen lo que piensan y nunca hacen lo que dicen, ¡y vaya que les ha funcionado! Esos son los políticos que en México hoy tienen el poder. Los locales no son la excepción. Sólo hace unos meses nos prometieron, dentro de lo que hoy conocemos como la reforma del estado, que en el tema del capítulo electoral sería a fondo, para ser un ejemplo a nivel nacional. Si mal no recordamos, entre otras cosas, pretendía reducir el número de diputados, que ningún partido estuviera sobrerrepresentado, como sucede hoy con los del PRI, que los polémicos diputados pluri salieran de los votos que alcanzaran como resultados de sus campañas, pasar de una democracia representativa a una democracia participativa, candidaturas independientes, iniciativa ciudadana, campañas más cortas que no costaran tanto, quitarles a los diputados el medio millón de pesos del que disponían cada año para irse de vacaciones, perdón, para su gestión social. Prohibir propaganda en lugares muy específicos de nuestra ciudad, reglamentar los tiempos de precampaña, campañas, así como sus gastos, asunto que ya está aprobado a nivel nacional. ¿Cuál podría ser el balance de la reforma electoral en Durango? Básicamente, todo cambió para que todo siga igual… o peor. Tomemos como ejemplo los recursos que hoy solicita el IPEC para sacar el proceso electoral del próximo 2013. Algo así como 271 millones de pesos para repartirse entre el IPEC y los partidos políticos. Sin temor a equivocarnos, nuestros diputados, con mínimas modificaciones, aprobarán los recursos solicitados por dicho instituto, y casi en su totalidad. El argumento ya lo adelantó el diputado Enrique Benítez: “No podemos poner en riesgo la elección del 2013”. El problema de la reforma electoral es que sólo plantea campañas cortas, entre 30 y 60 días, según sea el caso, pero nunca nos dejó claro el asunto de los dineros, es decir, en qué se van a utilizar nuestros impuestos. Al respecto, el presidente de la gran comisión, Adrián Valles, declaró que podría haber observaciones en el tema. Una pregunta: ¿Por qué si el periodo de campañas se redujo, el IPEC está solicitando más dinero del que se gastó en el 2012?, ¿Por qué los partidos y sus candidatos tendrán más recursos para sus fines tan nobles? Ser un partido pequeño cobijado por uno grande, tiene sus ventajas: El Partido Verde recibirá casi 5 millones de pesos, y tener un partido familiar no es mal negocio, a Convergencia, hoy conocido como Movimiento Ciudadano, no le caerán mal 4 millones de pesos. Saque usted sus conclusiones: ¿Cuánto irán a recibir los partidos como el PRI y el PAN? Así que si usted pensaba que nuestros futuros candidatos a presidentes municipales o diputados locales andarían haciendo campaña con una mano atrás y otra adelante, pues nos equivocamos. Tratarán de convencernos de que votemos por ellos, ¿Y sabe con qué? ¡Con el dinero de nuestros impuestos! Parafraseando a José López Portillo: No les pagamos para que nos peguen.

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Que se acabe el gatopardismo en México, que cuando algo cambie, que no siga igual, que sea para bien.