Los artículos de Álvaro Sanjuán son publicados los viernes y domingos en El Sol de Durango
viernes, 3 de julio de 2015
Un nuevo fantasma recorre el país: La ley anti-Bronco
“Haiga sido como haiga sido”, los triunfos de tres figuras conocidas como candidatos independientes Jaime Calderón, hoy gobernador electo de Nuevo León; el presidente municipal de Morelia, Michoacán; Manuel Clouthier como diputado en Sinaloa y sin dejar de lado el caso muy especial de Pedro Kumamoto en Jalisco, prendió las luces rojas en las cúpulas de todos los partidos políticos de México quieren seguir teniendo el monopolio partidista y seguir prolongando lo que tarde o temprano será inevitable: que la sociedad civil llegue al poder. La partidocracia no quiere aceptar que el modelo partidista está agotado, que nadie cree en los políticos ni en sus partidos, por eso la gente no acude a las urnas a votar en las elecciones, pero el abstencionismo tampoco es eterno, y un día ese Frankenstein creado por los partidos se va a despertar.
En su momento, a Jorge Castañeda se le negó ser candidato independiente a un puesto de elección popular, nada logró en los tribunales, donde argumentó la violación de sus derechos políticos. Los tribunales fallaron en su contra diciendo que, de acuerdo a la ley, solo los partidos políticos con registro estaban facultados para nombrar candidatos a un puesto de elección popular. Sabiendo Jorge Castañeda que en México los fallos de la Suprema Corte de Justicia de la Nación son inatacables, recurrió a organismos internacionales de derechos humanos y estos al final le dieron la razón a Castañeda, y al Estado mexicano se le hizo saber que los derechos políticos del excanciller habían sido violados. Este fue el principio para saber que no solo los partidos políticos pueden postular candidatos: se llegó el día en que tuvo que quedar en la ley electoral la reglamentación donde se establecen los requisitos de elegibilidad y demás para ser candidato independiente. Hoy, a la distancia, nos damos cuenta que los legisladores y los partidos nos dieron a los ciudadanos atole con el dedo, porque las candidaturas independientes tienen más candados que la puerta negra, canción interpretada por Los Tigres del Norte.
Como dice el poeta: para muestra basta un botón, los demás a la camisa. Hace apenas tres días, el Congreso del Estado de Chihuahua- que, por cierto, tiene mayoría priísta-, acaba de aprobar no solo candados a las candidaturas independientes, fue más lejos: ahora le pusieron soldadura a esas candidaturas. Todo ello como consecuencia de que la misma ley electoral le da facultades a los congresos de los estados para modificar la ley local en materia electoral, según sea el caso. Ahora, entre otras cosas, para que un ciudadano chihuahuense pueda ser candidato independiente, como requisito tendrá no haber pertenecido a un partido político en los tres años anteriores a su postulación; aumentó de 2 a 3% el número de firmas del padrón electoral; recortó el tiempo de 90 a 40 días para obtener las firmas correspondientes y, por supuesto, nada de financiamiento ni público ni privado ni que les regalen joyas ni metales preciosos. Así que por o pronto le decimos a nuestros amigos y nuestras amigas de Chihuahua que aspiraban a convertirse en 2016 en candidatos independientes, que si es pasión, que se les borre, y téngalo usted por seguro: Veracruz será el estado que acompañe a Chihuahua, y seguramente aumentarán en los estados en donde los congresos tengan mayoría priísta.
Para tratar de darle marcha atrás a esta ley que se aprobó en el Congreso de Chihuahua, los panistas de este estado han anunciado que interpondrán una acción de inconstitucionalidad ante los órganos jurisdiccionales correspondientes, pero mucho tememos que les vayan a ratificar que lo que hizo el Congreso de Chihuahua es constitucional: es decir que está bien, pero no es correcto. Como alguien dijo una vez refiriéndose al tema de la narcoviolencia: somos más los buenos que los malos. Y en el caso de los partidos políticos somos más los ciudadanos que no pertenecemos a ningún partido, y que no se nos olvide que militantes o no de algún partido político, todos tenemos el derecho constitucional de votar y ser votados, con partido o sin él.
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- Álvaro Sanjuán
- Que se acabe el gatopardismo en México, que cuando algo cambie, que no siga igual, que sea para bien.
El miedo no anda en burro, y como los burros son los que aprueban las leyes pues... Cuidado Durango que el PRI siempre saca las garras para defender el hueso
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