domingo, 29 de septiembre de 2013

La banca social, ¿la solución para el campo mexicano?

Hoy, la clase política mexicana y los partidos políticos, los diputados federales y los senadores tienen la mira puesta en las reformas que ha propuesto Enrique Peña Nieto, con la sana intención de que estas sean la solución para este país. Que, la verdad sea dicha, se les está yendo de las manos. De acuerdo al gobierno federal, dichos reformas se han pospuesto por muchos años, y de no hacerlas, nadie puede garantizar el futuro de México. Por eso argumentan que estas acciones estructurales son imperativas. Todo está bien, ya se aprobó la laboral y ni siquiera se nota, la educativa ya se promulgó, pero la rebeldía del magisterio no oficial sigue protestando en las calles de la Ciudad de México y en el país, porque hay inconformidad y no sabemos su desenlace, ¿terminarán despidiendo al 40% de los maestros que se oponen o el gobierno dará marcha atrás en algunos puntos? Cosa que no creemos: el gobierno no cederá y tampoco los maestros, ¿acabarán en la cárcel o regresarán a las aulas? No falta mucho para saberlo. Como todos tienen la mira puesta en la madre de todas las reformas, la energética, porque esta es la que representa el verdadero negocio para la inversión privada mexicana y la extranjera, la otra, la política, opinan que puede esperar para cuando ya seamos un país como Noruega o una potencia como Estados Unidos, hasta entonces abordaremos esa cosa llamada democracia, pero, por lo pronto, seguiremos siendo rehenes del sistema de partidos que tiene secuestrado al país, seguiremos gastando miles de millones en el IFE y los procesos electorales, comprando de manera disfrazada el voto de los mexicanos pobres de México, que, por cierto, no se les vaya a ocurrir terminar con ellos, porque se les acabará el negocio a los partidos políticos, porque ya le encontraron una fórmula muy sencilla: más pobres igual a más votos para llegar al poder. Dentro de esta avalancha de reformas hay una de la que poco se habla, pero es de importancia fundamental, la financiera. En este tema, faltaba un pequeño detalle, no contemplaba crear la banca social, como existe en otros países, ejemplo Venezuela. Sin este tipo de banca, seguiremos en las manos de los bancos extranjeros que hay en México, a los cuales no les interesa financiar el desarrollo, ni mucho menos el del campo mexicano, a ellos sólo les interesa obtener ganancias millonarias de nuestras comisiones, prestarnos para una casa, un automóvil, y eso que nunca falla, viaje ahora y pague después. ¿Por qué entró la propuesta para que haya en México una banca social? En mucho, se le debe a la bancada de los diputados federales cenecistas, que encabeza el diputado Rubén Escajeda Jiménez. Razón no le falta al diputado federal, el campo no sólo necesita que llueva para producir, requiere de manera urgente capitalizarse para producir con tecnologías agropecuarias, perforación de pozos en áreas hidráulicas detectadas, producir sus propias semillas de alta calidad, políticas públicas financieras que sólo pueden ser posibles a través de recursos sociales baratos. Porque creer que la banca comercial dará financiamiento a los campesinos y a los pequeños productores es pensar que los agiotistas presten dinero sin intereses. Es muy probable que la banca social que están impulsando los diputados de la CNC pueda operar en el 2014, aprovechando las estructuras de financiera rural, que, con virtudes y defectos, puede ser el instrumento para capitalizar en serio al campo mexicano. Mucho depende del diputado Escajeda Jiménez, que es quien tiene esta responsabilidad, junto con el líder nacional de este sector, Gerardo Sánchez García. La idea de estos dos influyentes cenecistas es eliminar a los famosos inversores que actualmente apoyan con recursos diferentes a los campesinos y productores y al final, estos se quedan chiflando en la loma y sin ganancias. La banca social que propone la CNC, busca terminar también con el coyotaje financiero, de no capitalizar ya al campo mexicano, es posible que no sólo sigamos importando granos, podríamos terminar también importando tortillas hasta para hacer nuestras enchiladas. Si en su momento este instrumento financiero social llega a funcionar, sin duda se lo deberemos a la CNC y sus diputados federales, a Gerardo Sánchez García y a Escajeda Jiménez. Son ellos los que convencieron a Luis Videgaray, secretario de Hacienda, para que haya recursos en el campo y para sus productores. Aquí en Durango, el gobernador, Jorge Herrera Caldera, acaba de reconocer el serio problema de los campesinos para levantar sus cosechas y comercializarlas, no dudamos que el gobernador del estado meterá las manos para meter orden en el tema del precio del frijol. Todos los diputados federales de Durango tienen que hacer equipo con el gobierno del estado, sin importar el sector al que pertenezcan, ya que el problema del campo duranguense es prioritario, la CNC ya les puso el ejemplo, la soberanía alimentaria es tan importante como la soberanía nacional.

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Que se acabe el gatopardismo en México, que cuando algo cambie, que no siga igual, que sea para bien.