viernes, 20 de septiembre de 2013

¿Aprobará el Congreso la iniciativa de Israel Soto Peña?: ¡Claro que no!

“La moral y las buenas costumbres, a las que jamás se ha definido, porque hacerlo provocaría un debate infinito” -Carlos Monsiváis Parece que el diputado por el PRD, Israel Soto Peña, pretende, con su audaz iniciativa donde propone el matrimonio de personas del mismo sexo, dejar atrás los tiempos de Don Susanito y el Durango de mis recuerdos. Desde hace muchos años, no recordamos que la propuesta de un legislador provocara tanta polémica, y eso que apenas comienza, por lo pronto, ya la puso en la mesa de discusión y la sociedad ya tomó nota, la que sin duda tiene mucho que aportar. El asunto es que el diputado Peña Soto ya le aventó una papa caliente, por lo pronto, a la comisión de justicia, y, de paso, al presidente de la gran comisión, el diputado Carlos Contreras, el cual hace unos días declaró que gracias a la nueva Constitución, los duranguenses estamos en la era del Durango moderno, donde todas las voces contarán, respetando las diferencias de las ideas y la pluralidad será el eje de una nueva sociedad. Es probable que la iniciativa ni siquiera pase de la Comisión de Justicia, si de milagro llegara a pasar para su discusión en el pleno, seguramente no será aprobada, porque la aplanadora del PRI y sus aliados, todos como un sólo hombre, dirán que no a dicha iniciativa. Hoy, por la rebeldía de la CNTE, se ha puesto de moda la frase que ha hecho famoso a Miguel Osorio Chong: “La libertad termina donde comienza la de terceros” Bien cabría preguntarnos dónde empieza la de nosotros, ¿o qué la comunidad gay no son terceros como lo son los habitantes de la ciudad de México?, ¿dónde termina la libertad del poder para ejercerlo cuando son coartadas nuestras libertades? Si el secretario de gobernación tuviera la razón, el problema de la libertad en el país estaría resuelto. Pero si no hubiera libertad en México, este país no sería posible. La Constitución consagra a la libertad de expresión y la manifestación de las ideas, el derecho de reunión, de protestar pacíficamente, de transitar libremente por el país y otras cosas fundamentales para los mexicanos. No se puede confundir la libertad con la resignación y aceptar todo lo que quieren los que ejercen el poder, ellos pueden hacer todo y los ciudadanos sólo obedecer, vivir en un país de libertades es aceptar los riesgos que la libertad implica. El cura Miguel Hidalgo, nunca hubiera iniciado la lucha por la Independencia si hubiera pensado que molestaría a los españoles, ni Francisco Villa hubiera hecho la revolución si pensaba que molestaba a la dictadura porfirista y a los terratenientes, y Lázaro Cárdenas nunca hubiera expropiado el petróleo si pensaba que molestaría a las empresas extranjeras. Podemos estar o no de acuerdo con el diputado Soto Peña, lo mismo, con la comunidad gay de Durango, pero las libertades y los derechos no son sólo privilegio de los heterosexuales, como bien apunta el presidente de la Gran Comisión, que nuestra nueva Constitución nos hace a todos iguales, defiende y protege a los que menos tienen, y, sobre todo, a los más vulnerables. No puede haber duranguenses de primera y de segunda, para eso, hoy tenemos una nueva Constitución, la comunidad gay también trabaja, produce, tiene empresas y vota cuando hay elecciones. Por supuesto, que se casen personas del mismo sexo no tiene por qué entrar en polémica con la jerarquía de la iglesia local, nacional o del Vaticano, sin temor a equivocarnos, en la comunidad gay existen muchos católicos, van a misa, toman la ostia, han tomado los sacramentos de la iglesia, como son el bautismo, la confirmación y la primera comunión. Se trata, más bien, de un problema de derechos humanos, establecidos en el artículo 1° de nuestra Constitución federal, donde se prohíbe la discriminación por cuestiones de orientación sexual. A nadie se le puede obligar a que acepte a la gente de la diversidad sexual, pero también estamos obligados a respetar sus derechos, que son los mismos de nosotros. Y si la libertad termina donde comienza la de los terceros, entonces el juez por su casa empieza. De un momento a otro, la Comisión de Justicia del Congreso, tendrá para su discusión la iniciativa del diputado perredista, la cual propone derogar el artículo 142° del Código Civil, donde establece que los matrimonios sólo son válidos cuando su objetivo es la perpetuidad de la especie. La comisión está obligada a llevarla al pleno para su discusión, para su debate, como se discuten o se suponen las demás iniciativas. Después de todo, no les cuesta nada, al final, “haiga como haiga que hacerle”, le darán marcha atrás a dicha iniciativa. Para eso es la democracia mayoritaria, así no se afecta la libertad de terceros.

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Que se acabe el gatopardismo en México, que cuando algo cambie, que no siga igual, que sea para bien.