viernes, 29 de marzo de 2013

El Papa Francisco: ¿qué tan cerca está de la Teología de la Liberación?

El mundo está sorprendido, por primera vez tenemos un papa latinoamericano nacido en Argentina, hijo de inmigrantes italianos. La primera sorpresa fue que después de 600 años, se da una renuncia, la del ex Papa alemán Benedicto XVI, y la segunda, tuvieron que pasar 1300 años para tener un Papa que nació en la región donde existen más de 400 millones de católicos, nos referimos a América Latina. Valdría la pena mencionar que otro latinoamericano, el brasileño Claudio Hummes, era favorito y otro pudo haber sido el arzobispo de Milán Angelo Scola, pero se le atravesó Angelo Sodano y Tarcicio Bertone. Cuando pronunció sus palabras el Papa Francisco, no pudimos dejar de recordar a Juan Pablo I, que murió a los pocos meses de forma hasta hoy no aclarada, que al igual que el Papa Francisco, renunció a los lujos históricos de los Papas, como es usar la cruz de oro y prefirió su cruz de plata, se negó a sentarse en el trono que le prepararon y saludó de pie a los Cardenales que lo eligieron en el Cónclave. Pero sin duda, lo que más marcó la llegada del Papa jesuita fue la frase que cimbró a los cinco continentes: “Como me gustaría una iglesia pobre y para los pobres”, frase que aprovechó Enrique Peña Nieto, declarando en una entrevista que le hizo su alma máter, Televisa, que le daba mucho gusto que el Papa Francisco se refiriera a los pobres, porque “su” gobierno pensaba lo mismo; ¿Será por aquello de la Cruzada contra el Hambre? Todos lo comprendemos, porque los políticos mexicanos no desaprovechan la ocasión para colgarse de alguna figura y sí es de la del Papa, qué mejor. Si en México tenemos la cultura de darle a todo y a todos el beneficio de la duda, no tenemos por qué no dársela al Sumo Pontífice. Hablar de una iglesia pobre no es asunto menor. La iglesia, más bien, se ha inclinado más por los ricos que por los pobres, el ejemplo para cualquier Papa debería ser Cristo, al que hoy, este viernes Santo, recordaremos que murió en la Cruz para salvar a la Humanidad. Cristo amó a los pobres, vivió entre ellos, les dio consuelo y curó a los enfermos. Alguna vez dijo: “Mi reino no es de este mundo” No ambicionó el poder, como muchos que hablan de él pero no siguen su ejemplo. Por eso quizá el Papa Francisco quiere seguir el ejemplo de Cristo: salvar a los pobres. En América Latina, hemos tenido sacerdotes simpatizantes de la Teología de la Liberación, que no es otra cosa que lo que dijo Francisco: “una iglesia para los pobres”, porque siendo honestos, los gobiernos no acaban con la pobreza y con los pobres, porque les resulta ser el mejor negocio, en el mundo del capitalismo salvaje, porque está comprobado con estudios que cien personas en el mundo tienen tanto dinero y poder como para acabar con la pobreza, que sería como quitarle un pelo a un gato. Pero, ¿para qué acabar con los pobres si somos los que hacemos más ricos a los ricos, si sólo les servimos para que compren nuestras conciencias y votar por ellos en una elección? Las palabras del Papa Francisco son un mensaje de esperanza. No hay que olvidar al sacerdote emblemático de la Teología de la Liberación en América Latina, el colombiano Camilo Torres, que se hizo guerrillero para luchar en contra de las causas que daban origen a los pobres y a la pobreza. No olvidar tampoco al que fuera obispo de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, Samuel Ruiz, quien fuera amado por los indígenas de aquella región y que, en pleno siglo XXI, siguen viviendo en el olvido y la marginación, y, en general, todos los indígenas de México. O un Méndez Arceo, que hasta le decían el Obispo Rojo, el de Saltillo, Raúl Vera. Los jesuitas y los franciscanos son los que más se identifican con los pobres, el papa Francisco jesuita hará historia, de él depende que sea amado, querido y recordado por todos los pobres del mundo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores

Datos personales

Mi foto
Que se acabe el gatopardismo en México, que cuando algo cambie, que no siga igual, que sea para bien.