viernes, 15 de marzo de 2013

A diez años de la fundación cultural Guadalupe y Pereyra

“Tardé más de 30 años en aprender a pintar como los niños” -Pablo Picasso La fundación cultural Guadalupe y Pereyra es, en Durango, un ejemplo emblemático de que habiendo voluntad, inteligencia, imaginación y creatividad, se pueden hacer muchas cosas en el campo del arte y la cultura. Esta fundación viene a ser una respuesta cuando el Estado, teniendo la obligación de apoyar a los artistas y creadores duranguenses, no lo hace por carecer de verdaderas políticas públicas culturales, porque le interesa más divertir a los públicos que llevar a la sociedad por el mundo inefable de la cultura. Herramienta tan importante como la reforma educativa, el pacto por México o las fiestas del 450. Sabemos que la fundación Guadalupe y Pereyra nunca será suficiente para rescatarnos del analfabetismo cultural en el que vivimos, sin embargo, es un espejo donde se pueden ver nuestras instituciones dedicadas al arte y a la cultura. Dos mujeres forman parte fundamental de esta fundación: Cecilia Ramírez Piña y Pilar Alanís. Doña Cecilia, madre del presidente de esta asociación, Juan Ángel Chávez Ramírez, y doña Pilar, su esposa y compañera, que lo fue por muchos años hasta que Dios y el destino así lo quisieron. Estas dos mujeres tan importantes en la vida de Juan Ángel, son la inspiración de la fundación, inspiración que ha sido la fuerza para hacer realidad los sueños de los pintores, escritores, artistas, de estudiantes becados para hacer maestrías y doctorados en materias relacionadas con el arte, la cultura y la historia de Durango. El pintor José Luis Güereca y la escritora Lilia Acevedo, por mencionar sólo unos ejemplos, son el testimonio de los objetivos culturales que ha realizado la fundación. Otro que no podemos pasar por alto es el rescate de la historia de la región lagunera con el grupo cardenche, Premio Nacional de las Artes, famosos en Europa, Estados Unidos y América del Sur con sus producciones discográficas, todo esto posible por el apoyo de la fundación Guadalupe y Pereyra. Pero lo más importante, esta asociación civil dedicada al rescate y a la difusión de los artistas de Durango, de su obra, su historia y sus raíces, cumple al cien por ciento lo que debe ser una fundación cultural: conservar lo que más le interesa a los artistas y a los intelectuales; su libertad para escribir o crear frente al Estado, porque está fuera de los subsidios oficiales, que cuando apoyan a un artista lo hacen sufrir primero los laberintos perversos de la burocracia cultural, las monotemáticas respuestas de que no hay recursos y cuando hay, de milagro, apoyo para un proyecto, tiene que ser en beneficio de la instancia cultural que lo patrocina, quitándole al artista que lo recibe lo más sagrado que tiene: su independencia y libertad para hacer su obra, porque los que están detrás de un escritorio pretenden imponer sus “criterios” culturales. Ojalá que nuestros empresarios de Durango le aportaran un poco de lo mucho que les ha dado nuestro estado, haciendo crecer la fundación Guadalupe y Pereyra o que funden ellos muchas otras. Nunca deben olvidar que a Durango no sólo se le debe conocer en el mundo por sus recursos forestales, minerales o por el puente El Baluarte. También debe ser reconocido por sus artistas y

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores

Datos personales

Mi foto
Que se acabe el gatopardismo en México, que cuando algo cambie, que no siga igual, que sea para bien.