domingo, 27 de noviembre de 2016

Nadie obtendrá la complacencia de este gobierno: José Rosas Aispuro

Nadie obtendrá la complacencia de este gobierno: José Rosas Aispuro
                                                  ÁLVARO SANJUÁN
                                                                   “Una cosa es el respeto a las ideas ajenas y otra muy diferente la complicidad con los criminales”
   -Álvaro Uribe Vélez, expresidente de Colombia

En efecto, uno de los fines del Estado, como afirman los expertos en este tema es resguardar el orden, la paz, la seguridad, la vida y la libertad de lo ciudadanos. Palabras más, palabras menos, ese fue el mensaje que envió el gobernador Aispuro Torres el día que tomó protesta a los que integran el COPLADE 2016-2022. Los conocedores de la política local comentan que este sexenio no solo será el de la alternancia, sino también el de los acontecimientos inéditos. Al menos eso se puede interpretar de las frases que el gobernador del Estado le dedicó al reciente acontecimiento violento que revivió la psicosis de la violencia vivida en el pasado reciente.
Inéditas también las palabras del gobernador: “Ninguna amenaza nos va a doblegar, si lo hicieron con la intención de desestabilizar al Estado, aquí estamos nosotros para impedirlo”. Otro acontecimiento del actual gobierno es que, por primera vez en la historia reciente, se les dice a los funcionarios y servidores públicos que podrán tener problemas con la justicia si caen en las redes de la corrupción o cosa que se le parezca. Sin la sociedad Aispuro no sería gobernador, y quien siga pensando que fue por el PAN-PRD está equivocado, gracias a ello pudimos escuchar ese discurso del gobernador.  Ahora al menos la sociedad sabe de manera oficial a dónde han ido a parar nuestros impuestos los últimos doce años. No somos el ingeniero Florencio Rodríguez para hacer pronósticos de lo que pueda pasar en corto plazo, para comprobar si todo cambió para que todo siga igual, el poder es “la misma gata, nomás que revolcada” o “la mona aunque se vista de seda, mona se queda”. Si el señor gobernador pasa del discurso a los hechos podríamos estar en la antesala de por fin tener al mejor gobernador del estado de Durango.
Sería importante no pasar por alto que a los actuales funcionarios y servidores del gobierno, les tocó una parte del discurso del gobernador: “Si se apartan de las políticas de seguridad pública de este gobierno, habrán de ser sancionados conforme a la ley”. La sociedad se pregunta: ¿Por qué hay impunidad? ¿Por qué hay ciudadanos de segunda y ciudadanos de primera ante la ley? Ese es el fondo del discurso que se escuchó en el Bicentenario. Para que haya impunidad tiene que haber complicidad. Los ciudadanos somos respetuosos de la ley y el pago por ello es que a nosotros sí se nos aplica, por ejemplo, cuando alguien se roba un pan en algún centro comercial, en cambio hay otros que los vemos en la revista Forbes o en revistas como HOLA en español, en el jet set internacional, en lugar de estar en un centro de alta seguridad como el del Altiplano. Las leyes no son optativas ni selectivas, están hechas para todos. Para enfrentar y resolver los problemas que hay en Durango se necesita voluntad política, y en esta cuestión hace más el que quiere que el que puede.
En otras ocasiones ha dicho el gobernador: “Haremos respetar el estado de derecho, no me temblará la mano para que se cumpla la ley, en mi gobierno no habrá privilegios: justicia sí, venganza no”. Si el discurso es real, entonces en un futuro no muy lejano, tendremos el Durango que tanto tiempo hemos anhelado. Un Durango donde ya no se detengan a los ciudadanos sin órdenes de aprehensión en vehículos no oficiales con personas que no se identifican, un Durango donde se respeten los derechos humanos y garantías, lo mismo con los términos de ley para poner a disposición a quien corresponda por parte de la fiscalía, ojalá que la nueva policía investigadora resuelva esta problemática. No queremos que en Durango ser pobre signifique que se aplique todo el peso de la ley, no deseamos que las cárceles se sigan llenando de pobres, de inocentes o que no obtengan su libertad quienes no tienen para pagar una garantía económica. Ya es tiempo de que quienes se supone cometen delitos dejen de andar libres por las calles y, por supuesto, amparados.     

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Que se acabe el gatopardismo en México, que cuando algo cambie, que no siga igual, que sea para bien.