¿Se acabó la maldición en el ICED?
ÁLVARO
SANJUÁN
“Lo que a mí me parece inaceptable es
que un escritor o un intelectual se someta a un partido o a Una iglesia”
-Octavio Paz
Dicen los clásicos: es
mejor un apenitas, que un ya merito. Al final así fue el desenlace
para elegir entre Socorro Soto Alanís y Gamaliel Ochoa Serrano. Un día alguien
filtró que la decisión ya había sido tomada en favor de Gamaliel, como pago de
las facturas que el PRD le ha estado cobrando al gobernador José Rosas Aispuro
Torres. Para variar, otra vez las redes sociales se encargaron de que se diera
reversa para nombrar al perredista Ochoa Serrano como el nuevo director de
cultura del estado. En las redes, gran parte de la comunidad cultural se
pronunció en contra de la imposición política del tipo de las que se dan en los
acuerdos de campañas: “tú me apoyas ahora y yo te apoyo mañana”. Para eso son
las coaliciones del PAN-PRD.
Así que “le midieron el
agua a los camotes” para seguir adelante con la famosa luna de miel, o los
primeros cien días de gobierno y, si se puede, como dice la canción: que todas
las noches sean noches de bodas, que no se ponga la luna de miel. Ahora que
estamos a punto de ver la serie mundial de baseball, los equipos de los Medias
Rojas de Boston y los cachorros de Chicago padecieron la maldición de no ganar dicha
serie, los Medias Rojas hasta hace poco lograron romper el encanto. En cambio,
los cachorros desde hace sesenta y ocho años no son campeones del mundo. Con
sus distancias y matices, al ICED lo cobija una especie de maldición: desde los
tiempos del maestro Héctor Palencia hasta Rubén Ontiveros, nadie ha logrado
terminar un sexenio completo. Pide al tiempo que vuelva. Para recordar está el polémico Luis Ángel Martínez Diez. Hernández
Deras tuvo el acierto de nombrarlo director de cultura y la comunidad cultural
aplaudió tal decisión. Martínez Diez, alejado de la burocracia de la cultura, a
todo decía que sí y le dio resultados. Esto no quiere decir que fuera monedita
de oro, aunque el “Churumbel” ha leído El
Quijote, pasó por alto aquello de que en boca cerrada no entran moscas y
para el recuerdo quedó aquella cena famosa con el entonces presidente municipal
Jorge Herrera Caldera, cuando Luis Ángel habló de más y le pidieron su cabeza a
Ismael. Ese fue el motivo por el cual no pudo terminar el sexenio al frente del
ICED. Por esta circunstancia entró al relevo Juan Antonio de la Riva, por
fortuna muy pronto se dio cuenta que lo suyo es el cine. El resto de la
historia ya la conocemos, el senador Ismael Hernández Deras regresó otra vez a Martínez
Diez al ICED.
Corín Martínez Herrera,
que sigue cantando como los Ángeles fue impuesta como directora por los
caciques de la cultura oficial. Su nombramiento fue muy cuestionado, se llevó a
sus familiares y amigos a administrar el Instituto, se aisló y no escuchó ni
vio a la comunidad cultural y al final “haiga sidocomo haiga sido” le tocaron
las golondrinas, y quienes participaron en el movimiento para que se fuera se
dieron por bien servidos ¡Que vivan los empates técnicos culturales! Llegó de
relevo Rubén Ontiveros para ser parte importante, junto con Martínez Diez, Juan
Antonio de la Riva y Corín Martínez, de la historia de los famosos últimos doce
años. Sí hacemos cuentas, los personajes antes mencionados duraron un promedio
de tres años cada uno ¡Oh, Durango tranquilo y callado, surrealista y kafquiano
con cuatro directores de cultura en dos sexenios! ¿Habrá otro estado de la
República con este record tan impresionante?
En estas condiciones llega
la escritora y poeta Socorro Soto Alanís para dirigir el ICED. El primer reto
que tiene, es ser la primera que termine seis años al frente del Instituto de
cultura ¿lo logrará? En Las Vegas, Nevada, se están aceptando apuestas. Todos
tenemos el derecho-en política- a la luna de miel y al beneficio de la duda. Si
la poeta lo logra, no se sorprenda usted que al final del sexenio la comunidad
cultural le haga un monumento.
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