Mariana Trinitaria deja
la iglesia en manos de Lutero
ÁLVARO SANJUÁNe
“Perdón, vida de mi vida; perdón, cariñito amado,
ángel adorado, dame tu perdón”
-Pedro Flores, compositor
Una fundación tan noble y generosa como lo es la Fundación
Mariana Trinitaria, al igual que la parábola de la Biblia, puso la otra
mejilla. Esto forma parte de la historia de los últimos doce años. Todos los
recordamos: como por arte de magia, “desaparecieron” más de 150 mil toneladas
de cemento que debieron ser repartidas a las familias más pobres de todos los
municipios de Durango con necesidad de vivienda. Corrijo: no se esfumaron,
fueron utilizadas por el PRI- a través de la Secretaria Social del estado- para
comprar votos a favor del tricolor. Pero como el que reparte siempre se queda
con la mayor parte, funcionarios de primer nivel se beneficiaron con miles de
toneladas para sus negocios particulares. Cuando en su momento se descubrió la
estafa en contra de dicha fundación, su directora, Catalina Mendoza, declaró a
los medios que jamás volvería a apoyar a Durango a menos que se aclarara a dónde
fueron a parar las miles de toneladas de cemento.
Llamaron la atención hace unos días las declaraciones de su
director para América Latina en relación a este fraude: “la Contraloría del estado
inhabilitó a algunos funcionarios y por ese motivo no se pudo judicializar el
caso, porque, de acuerdo a la ley, nadie puede ser juzgado dos veces por el
mismo delito” En efecto: así lo establece nuestra Constitución. Pero hasta
donde sabemos, la Contraloría estatal solo tiene facultades para sancionar, si
fuera el caso, a servidores públicos, pero no puede emitir sentencias
judiciales para condenar o absolver persona o personas implicadas en el
supuesto delito en contra de Mariana Trinitaria. Es más, a reserva de
equivocarnos, hasta donde se sabe, la Contraloría, después de realizar una
investigación al respecto, nunca denunció ante el Ministerio Público el
supuesto delito, ni tampoco lo hizo la Fundación. Por lo tanto, como no hubo
juicio de por medio, nadie fue juzgado por lo que sucedió en aquel sexenio y, como
dijo Don Teofilito, ni serán llevados a juicio. ¿Qué pasó en realidad? no nos
hagamos bolas: el PRI siempre ganó comprando los votos y las conciencias de los
más pobres de Durango, y para ello siempre utilizó recursos públicos o privados,
como los de Mariana Trinitaria. Otro aspecto que será importante comentar es cómo
y con quiénes regresa la Fundación. Tal parece que la alternancia llegó también
a Mariana Trinitaria y ello significa una prueba de fuego para el gobierno de
Aispuro ¿Cuál es la primera duda que surge? Los quinientos millones que van a
recibir y otros quinientos en aportaciones suman mil millones de pesos, los
cuales serán ejecutados por la SEDESOE o, mejor dicho, por Marcos Cruz
Martínez. En algunas otras ocasiones hemos manifestado que a esta Secretaria se
le debería de llamar Acción Electoral del Gobierno en Turno, porque al menos
con las historias del pasado reciente los duranguenses no la hemos visto de
otra manera. El ex-petista y ¿perredista? tiene las mil millas recorridas en
eso de ayudar a la gente “para sacarla de la pobreza”. Marcos es un político
experto en aplicar aspirinas asistenciales y no una política pública social. El
más que nadie sabe que repartiendo bultos de cemento, láminas de cartón,
despensas y otras cosas “generosas” se puede llegar a ser diputado local,
presidente municipal o diputado federal. Llegó a la SEDESOE no por la
alternancia, más bien por las facturas que le están cobrando las tribus del PRD
a José Rosas Aispuro. Los que votaron por el orgullo de Tamazula no se chupan
el dedo.
El gobernador tendrá que cuidar- y de manera muy especial-dicha
Secretaría, para que por ningún motivo se utilicen los recursos públicos con
fines electorales, ambiciones personales o de grupo y no caer en el ejemplo de
la SEDESOL. No hay que ser genio para saber desde ahora los planes de Marcos
Cruz para 2018: buscará ser candidato a senador o diputado federal y si no es él,
algún familiar muy cercano. Esto está bien, porque todos tenemos derechos
políticos y el derecho humano de votar y ser votado, pero no sería correcto que
para ello se utilizaran recursos públicos y privados para satisfacer ambiciones
políticas personales. En el caso de Mariana Trinitaria, lo menos que puede
hacer el gobierno es resarcir moralmente el daño que se le hizo a la fundación
de Catalina Mendoza. Los que van a manejar la aportación millonaria de esta
fundación, recuerden: solo tiene dos
mejillas y no tres.
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