viernes, 21 de octubre de 2016

Como siempre, el campo negocio de unos cuantos

Como siempre, el campo negocio de unos cuantos
ÁLVARO SANJUÁN
“La tierra es un teatro, pero tiene un reparto deplorable”
-Bob Dylan- Premio Nobel de Literatura

Otra vez, como diría Mario Molina Montes, ya se fueron las flores de mayo y llegaron las nieves de invierno. Las políticas públicas para sacar del olvido y del abandono al campo mexicano se pierden en ese monstruo de mil cabezas llamado SAGARPA. Desde que tenemos memoria, la Cámara de Diputados le asigna miles de millones de pesos al campo, programas van, programas vienen y los resultados son que somos importadores de maíz, frijol, insumos, tecnología… ¿A dónde van a parar los recursos millonarios de nuestros impuestos? Unos se van a programas electoreros como el PROCAMPO, otros van a financiar, aunque parezca novela negra, a los agricultores más ricos de este país, por ejemplo, en Sinaloa y el colmo: hasta el Chapo Guzmán ha llegado a recibir el PROCAMPO.
Y qué decir de políticos o exgobernadores con ranchos, tierras y ganado que “ni Obama los tiene”. No faltan aquellos poderosos que son beneficiados con los recursos para el campo con miles de hectáreas de riego y que convierten sus grandes extensiones agrícolas en campos de concentración llenos de jornaleros, a los cuales se les violan sus derechos humanos y laborales. Estos agricultores de primer mundo son la novela rosa de este país ¿Y la negra? Por desgracia, el campo duranguense forma parte de ella. El primer capítulo está dedicado a las comercializadoras, inversores, acopiadores y coyotes, todos en complicidad con ASERCA. Es decir: el campo de nuestro estado, o lo que queda de él, resulta un gran negocio para unas cuantas familias que tienen nombre y apellido. Estos se visten con piel de oveja, compran el frijol a $6 y se lo autocompran en sus negocios hasta en $14. Ya se dio cuenta usted que el frijol es de quien lo vende y no del que lo cosecha ¿Se acuerdan de los $2 de Bartola? ¿Qué cree? A muchos productores es fecha que no les pagan esos $2 que les deben desde el 2015 y, como dijo don Teofilito, ni se los pagarán. Trataremos de explicarle de manera muy breve lo que le espera a los productores de frijol y maíz en los próximos días.
Para el presente año, los diputados federales aprobaron para ejercer en el campo $11,800 millones de pesos. De esta cantidad para comercializar frijol y maíz, a Durango le tocaron $128 millones de pesos y aunque parezca increíble, en este tema tampoco hay piso parejo. Con el pretexto de la reconversión el gobierno ha recomendado solo la siembra de maíz ¿Cuál es el objetivo? Todos sabemos: en Tlahualilo se encuentra el negocio de carne más grande de América Latina, el cual requiere de millones de toneladas de silo para engordar el ganado y exportar su carne a varios países del mundo y, ya encarrerado el gato, hay que sembrar cebada para las cervecerías y que los duranguenses no nos olvidemos de la mexicana alegría. Durango tendrá menos producción de frijol que el año pasado, pero ese no será problema: el frijol seguirá costando lo mismo que los dos años anteriores. Hace unos días, el dirigente de UNORCA, Cruz Valles, declaró a los medios locales que el apoyo a los productores locales para que haya beneficio tendría que ser de unos $500 millones de pesos, propuesta que hizo al Consejo Mexicano de Desarrollo Rural en la Ciudad de México. De paso el dirigente apuntó que Durango tendrá que conformarse con esos $128 millones de pesos porque ya no hay dinero ¿Cuándo les dirán eso a los del INE?
Pero si en Durango hay caras largas, en otros estados como Sinaloa o Sonora están de fiesta. El 90% de los apoyos son para ellos, y el 10% restante para los demás estados, a eso se le llama hacer más ricos a los agricultores de primer mundo y a los pobres, atole con el dedo. Para eso está, para su consuelo, la Virgen de Guadalupe. Si no se regresa a un esquema como el de la CONASUPO, los acopiadores locales seguirán viendo crecer sus fortunas. Claro, con recursos públicos. DICONSA, si se le dieran recursos suficientes, podría comprarles a los productores directamente sus cosechas. Esa podría ser una solución. No existe porque no hay voluntad política, ASERCA y la carabina de Ambrosio son lo mismo, porque solo sirve a los dispersores, acopiadores y coyotes. Este esquema no ha funcionado, funciona para unos cuantos y al final los productores son los perdedores ¿Tiene futuro, a como está la situación hoy, el campo de Durango? 

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Que se acabe el gatopardismo en México, que cuando algo cambie, que no siga igual, que sea para bien.