viernes, 16 de octubre de 2015

¿A dónde va la izquierda?, ¿Hacia la derecha o a centroizquierda?


“¿Qué rumbo tomaste, mi vida?, ¿Qué puerta a tu paso se abrió?
-Tomás Méndez, compositor
¡Qué lejos quedó la izquierda de México! Aquella que durante muchos años se vio obligada a vivir en la clandestinidad, como fue el caso del Partido Comunista Mexicano. Hoy como un recuerdo, como una parte de la historia de la izquierda mexicana cuando esta era una verdadera oposición al sistema político mexicano, al autoritarismo de un partido de Estado en contra de la oligarquía que hizo de México y sus riquezas el mejor negocio: primero con la demagogia de una revolución social, en su momento considerada la más avanzada del mundo y ahora lo siguen haciendo con la globalización, que solo ha hecho ricos a unos cuantos países y pobres a todos los demás. ¡Qué lejos están los hombres que le dieron prestigio ideológico, ético y moral a la izquierda! Un José Revueltas, un Valentín Campa o un Heberto Castillo, hombres y mujeres que hoy solo los podemos ver en el álbum fotográfico de la izquierda.

La gran oportunidad que tuvo la izquierda en México fue en el ’88, donde por las circunstancias la encabezó Cuauhtémoc Cárdenas. Tal vez por lo que significaba ser el hijo del General Lázaro Cárdenas. Como consecuencia de ello, el gran frente de izquierda dio origen al PRD, hasta ahí todo estaba bien. ¿Pero qué pasó?, ¿Por qué hoy el PRD no es la sombra de lo que fue? No es necesario buscar en los ensayos o en toda la literatura que se ha escrito de la gloria y el infierno del PRD, la respuesta es más pragmática que de ciencia política: las redes y las mieles del poder lo atrapó. De ser una izquierda, la que necesita este país, el PRD pasó a ser el partido de la izquierda electoral, fue víctima del asalto de las tribus, corrientes y camarillas para convertir al PRD en lo que ellos llaman una izquierda moderna que, salvo excepciones, no ha sabido gobernar. Por estas y otras razones la izquierda en México, incluyendo a partidos como el PT, como dice la canción: “quedaron huérfanos de amores”, y hoy buscan alianzas, coaliciones, pactos por México, con tal de sobrevivir. Por eso la izquierda terminó tocando las puertas del PAN, que representa le derecha de este país. Las puertas del PRI, que se autodefinen como un partido de centroizquierda, idea que les heredó Adolfo López Mateos cuando dijo que México era de izquierda, pero dentro de la Revolución Mexicana.

Como dijo el clásico: el efecto colateral también llegó a Durango. “Haiga que hacer lo que haiga que hacer”, todo menos quedar fuera de las prerrogativas que les damos con nuestros impuestos a través del IEPC, y ya que hablamos de este Instituto, hoy está brillando con tanta luz que se confunde con la de una luciérnaga en plena oscuridad. El PRD estatal irá en alianza con el PAN; Gonzalo, por lo pronto ya sin su PT, que tanta gloria, poder y riqueza le dio, ya declaró que será protagonista en 2016, pero no sabe con cuál partido y junto con Primitivo deshoja la margarita. ¿Con el PRI, PAN, PAN, PRI? (para ir con cualquiera de ellos en una coalición) Y claro que lo hará, con la siguiente premisa: se aceptan postores, pero todo será de facto, o sea alianzas en lo oscurito. José Ramón Enríquez comenta que Movimiento Ciudadano  es un partido de izquierda y no familiar, el galeno es astuto, audaz y pragmático, le pidió al PAN la candidatura para la presidencia municipal de Durango sabiendo que no se la van a dar, y así tendrá el pretexto que tanto le ha funcionado: me voy por la libre, y así me puedo convertir otra vez en el fiel de la balanza. No ignora que en política perdiendo se gana, que se hace campaña con la mano izquierda  y se cobra con la derecha.

A como están las cosas con la izquierda local, a MORENA le toca la responsabilidad de salvar el honor de la familia en los comicios locales de 2016. MORENA está obligado a ir con las ideas de Andrés Manuel López Obrador, que con virtudes y defectos, que son muchos, sigue siendo una de las principales figuras políticas de este país. Se podría decir que es al único político al que los poderes fácticos le tienen pánico, y que por ningún motivo lo quieren ver como el próximo presidente de México. Todos coinciden: cualquiera, menos él. Prefieren al gobernador de Nuevo León, expriísta, al que los hombres más ricos del país hicieron gobernador y ahora  quieren llevar a Los Pinos. Así de sencillo.

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Que se acabe el gatopardismo en México, que cuando algo cambie, que no siga igual, que sea para bien.