domingo, 9 de agosto de 2015

El Congreso de la CNC, histórico y con mensaje político inédito


 
“Echeverría sí escogió bien a su sucesor, yo no: me equivoqué”
-Gustavo Díaz Ordaz
Durante la Revolución francesa vivió la escritora francesa Germaine de Stael, amiga de los revolucionarios de aquella época, y de manera muy especial e Napoleón Bonaparte, cuando este era un joven que iniciaba su carrera política. Con el tiempo, durante 16 años fue el dueño de toda Europa. Por diferencias, la escritora Germaine se convirtió después en la peor enemiga de Napoleón y cuando al fin logró derrotarlo, dijo la famosa frase que hasta el día de hoy es utilizada por aquellas y aquellos que se dedican a esa noble profesión que es la política, para referirse a sus adversarios: “no hay enemigo pequeño”. Esa es la moraleja: Bonaparte, ciego por el poder, subestimó a la escritora francesa. Tal vez por eso en varias ocasiones hemos escuchado decir a Emiliano Hernández Camargo “el que no conoce la historia está condenado a repetirla". En Durango, como pocas veces, la sucesión al interior del PRI para nombrar su candidato a gobernador se ha presentado muy complicada. Nada que ver con aquel 14 de diciembre de 2003, o la de 2010, cuando José Rosas Aispuro cimbró y dividió al PRI en el estado.
Si bien es cierto que en política los tiempos cambian, las reglas del juego para los del PRI deberían seguir siendo las mismas. Nos referimos a la famosa disciplina que por varias décadas han practicado a nivel nacional y local. En este ámbito, el primero que rompió dichas reglas fue Esteban Villegas, cuando en su primer informe de gobierno y ante la distinguida clase política local les dijo: “estoy preparado para grandes retos”. Es decir, les anunció que lo mejor estaba por venir y, como el corrido, “ese Mónico De Luna fue el que la mecha encendió”. Las consecuencias son que hoy la disputa por el Estado se ha polarizado entre Lety Herrera y Esteban Villegas, con un final de pronóstico reservado, incluyendo una posible tercera vía para decidir la sucesión. Al jefe real del PRI, el congreso de la CNC nacional, a celebrarse en los últimos días de agosto aquí en Durango, le ha dado un tanque de oxígeno para mover sus piezas del ajedrez político con la decisión que se avecina. Independientemente de los otros aspirantes de quienes se habla todos los días, como Ricardo Pacheco, Héctor Arreola Soria y Adán Soria Ramírez, por coincidencia los dos de Rodeo, los analistas y politólogos locales opinan que el congreso cenecista no es casualidad u obra del espíritu santo, porque, sin duda, se quiera o no, la CNC nacional que comanda Manuel Cota Jiménez, hará acto de presencia para poner en la mesa a dos de sus piezas: Carlos Matuk y Rubén Escajeda Jiménez.
En la rueda de prensa que se realizó hace unos días con el fin de anunciar el congreso nacional de este importante sector del PRI, destacan tres aspectos: primero, estuvo presente parte de la plana mayor de la CNC nacional; segundo, fue conducida por el secretario general de esa organización, Rubén Escajeda Jiménez, y en su papel de anfitrión Carlos Matuk; tercero, fue notoria la ausencia de Óscar García Barrón, el que anda “construyendo sus aspiraciones trabajando”. ¿Por qué no fue invitado García Barrón? Eso muy pocos lo saben, pero mientras son peras o son manzanas le mandaron decir: “si es pasión, que se te borre”. ¿Quién fue? Por lo pronto, por la celebración de este congreso podemos hablar de tres beneficiados: el jefe político del PRI, Rubén Escajeda y Carlos Matuk. Hay que mencionar que Carlos y Rubén no se han subido al ring para servirle de sparrings a Lety y Esteban, y como dijo Don Teofilito: ni se subirán. Da la impresión que estos dos cenecistas le apuestan a otra estrategia, por ejemplo no polarizar entre sí sus legítimas aspiraciones, que si llegado el momento los priístas se dividen, no tener ellos vela en el entierro. Prefieren estar en la banca del equipo, por si alguno de los delanteros sale del juego por lesión o el árbitro le saca la tarjeta roja.
En política, como en todo, el que se enoja pierde, o como dice el refrán: el que busca encuentra. Rubén Escajeda es un político cuajado, con muchos años de carrera política. Por eso hoy está jugando en las grandes ligas con un equipo que puede llegar a la serie mundial. Rubén es de los que piensan que el silencio dice más que mil palabras, y antes que a la división del partido, le apuesta más a la reconciliación. Cuando se habla de un caballo negro para la sucesión, todos piensan en Carlos Matuk: es del círculo muy cercano al Bicetenario, y si llegado el momento se ofreciera, no sería vetado por el jefe político.          

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Que se acabe el gatopardismo en México, que cuando algo cambie, que no siga igual, que sea para bien.