domingo, 26 de abril de 2015

¿Están arrepentidos los partidos políticos de haber aprobado la reforma electoral?

Todo lo que sucede actualmente en el país es debido al Pacto Por México, donde se anunciaron las reformas estructurales que son, sin duda, a lo que le apostó y le sigue apostando Enrique Peña Nieto. Nadie en su sano juicio podría negar que dichas reformas eran y son necesarias para que después de más de 30 años sin tener crecimiento económico, con las reformas se lograra este objetivo que hasta el día de hoy no ha sido posible. La primera falla que tuvo el Pacto por México fue, por ejemplo, que los acuerdos los hicieron las cúpulas políticas de ese país pensando solo en sus intereses partidistas y nadie más pudo opinar al respecto, mucho menos aquellos que resultamos afectados. El PRI y el PAN acordaron ir juntos en la reforma energética, el PRD y el PRI hicieron lo mismo con la reforma hacendaria, pero el PAN no estuvo de acuerdo con esta reforma: tan es así que esta reforma hacendaria hoy es el tema central de todos los candidatos a diputados federales. El PAN y el PRD fueron los principales promotores para que se aprobara la reforma electoral con la finalidad de que no se repitieran, entre otras cosas, el MONEXgate y el SORIANAgate.

Así que “haiga sido como haiga sido”, es que vemos a todos los candidatos unos aspirando a sacrificarse por México, y otros para seguir haciéndolo, ya que son los mismos de siempre. Muchos de ellos con más de 30 años en la política con la única intención de ser la “salvación de México”, y otros queriendo “cambiar la historia”. Los hay también que nos dicen que “vamos todos juntos”. No faltan los que nos proponen que “si baja el petróleo, que baje la gasolina”.
¿Por qué los partidos no entienden que no estamos pobres por falta de ideas? Otra cosa: nosotros no tenemos la culpa de que ellos hayan aprobado la reforma político-electoral y que ahora se quejen de que no tienen siquiera para la gasolina. Es tanta la supuesta crisis por falta de recursos que algunas candidatas y candidatos ya están pensando que en lugar de hacer proselitismo en las plazas, calles y cruceros, quieren “botear” como los de Antorcha Campesina o los estudiantes indígenas para poder costearse sus carreras. ¿De veras les creemos, por ejemplo, a los del PRI, PAN y PT que no tienen dinero para hacer sus campañas?, ¿Por qué, entonces, las elecciones nos costarán de nuestros impuestos más de 20 mil millones de pesos? Que no se les olvide que los mexicanos somos- como una vez nos definió la recordada periodista Margarita Michelena- nobles, pero no tontos. Los candidatos del PRI, PAN y PT nos quieren hacer creer que con un millón doscientos mil pesos lograrán obtener 64 mil votos que son los que necesitan para ser diputados, según ellos están asustados porque el INE los fiscaliza, ¿y no les interesa la fiscalización de los ciudadanos?

No hace mucho escuchamos decir a Enrique Benítez- el que entre otras cosas ha sido diputado federal, diputado local y que acaba de cumplir bien la encomienda que el gobernador Jorge Herrera Caldera le confió para que tuviera una presidencia exitosa en la CONAGO- que en relación al costo de una campaña para diputado federal, lo menos son 5 millones de pesos, razón por la cual muchos quedan endeudados. ¿A quién le creemos?: ¿A Benítez Ojeda, que dice que se requieren 5 millones para una campaña de diputado federal, o a los que pueden lograrlo solo con 1 millón 200 mil pesos? A no ser que ahora ya salga más barata una campaña que en lo que fue el México de nuestros recuerdos. Si lo que contó Enrique Benítez fuera
cierto, el candidato del distrito 04 que obtuviera 65,000 votos el costo por voto sería aproximadamente $77 si invirtiera 5 millones de pesos. Con la nueva ley electoral, con la misma cantidad de votos y gastando 1 millón 200 mil pesos el voto saldría como a $18. Hablamos de una diferencia de $59 entre una cantidad y otra, y también de una diferencia de 30 días menos de campaña. Con estos números, el asunto es que ahora un voto cuesta menos en el distrito 04, ¿a qué se deberá?, ¿será que los duranguenses ya estamos más informados y politizados y saldremos a votar de manera masiva porque nos convencieron las promesas y las protestas de los candidatos? Ojalá que se llegue el día que nuestros votos no nos cuesten nada, y que los que aspiren a representarnos no nos convenzan, como dice Joaquín Sabina, con cuentos de hadas.

Ya veremos, pasado el proceso, si esta parte de la reforma electoral funcionó. Los partidos se quejan porque, de entrada, les pegó supuestamente donde más les duele: en los bolsillos. La dirección técnica de fiscalización del INE tiene mucho trabajo que hacer, como por ejemplo que los candidatos no rebasen el tope de campaña, que no veamos el día de la elección las operaciones “amigo”, “menudo”, “carrusel”, “tamal”, que ya no se vean por ningún lado autobuses de ruta y flotillas de taxis llevando a la gente a votar por parte de los partidos, que ya no les pidan su tarjeta de elector o que graben con su celular la boleta para que los partidos estén seguros de que se votó por ellos y que no lleguen al cinismo, en las escuelas de educación superior de Durango, de pedirles a los estudiantes que anoten en hojas los datos de su credencial de elector, etc. No hay que sorprendernos si después de pasado el proceso electoral hay impugnaciones y denuncias de los partidos por rebase de topes de campaña, o que los tribunales nos digan que sí hay elementos para
anular la elección pero que no se puede porque los elementos aportados son abstractos y subjetivos, no importa que de todo ello hayamos sido testigos.

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Que se acabe el gatopardismo en México, que cuando algo cambie, que no siga igual, que sea para bien.