domingo, 19 de abril de 2015

La otra campaña: La lucha por los Organismos Públicos Locales Electorales


“No se puede separar la conducta del hombre en esferas diferentes, pues lo ético es obrar de tal manera que se puede dar cuenta y razón de lo hecho”
-Immanuel Kant
Hace unos días el Consejo General del Instituto Nacional Electoral publicó la convocatoria para que las ciudadanas y ciudadanos mexicanos que cumplan los requisitos establecidos en el artículo 116 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y otros de la Ley General de Instituciones y Procedimientos electorales, puedan participar en los procesos de selección para aspirar a ser Consejera o Consejero Presidente y Consejeras o Consejeros Electorales del Organismo Público Local Electoral en el estado de Durango. El próximo 2 de septiembre de 2015, el actual IEPC dará paso a lo que será el OPLE, organismo que organizará la elección de gobernador, diputados locales, presidentes municipales y todo lo que tenga que ver en este proceso electoral que formalmente dará inicio el mes de octubre del año en curso y culminará en junio de 2016. Sin lugar a dudas, habrá muchas y muchos ciudadanos que podrán cubrir los requisitos que marca la convocatoria, y de ahí saldrá la próxima Consejera o Consejero Presidente por un periodo de 7 años, Consejeros y Consejeras de 6 años y los demás de 3 años.
Por rigurosos que sean los requisitos que marcan la convocatoria habrá muchas y muchos que se registren. Pero no solo vemos requisitos académicos y profesionales y de otra naturaleza, y en especial uno que dice: “gozar de buena reputación y no haber sido condenado por delito alguno, salvo que hubiesen sido de carácter no intencional o imprudencial”. Ahí está el detalle, diría Cantinflas. Los aspirantes locales para integrar el OPLE, no solo deberán cubrir con carrera o experiencia en temas electorales, es también muy importante el aspecto ético y moral para poder estar al frente de esta responsabilidad, porque no se trata solo de ser el árbitro de una elección. Es, en el fondo, defender la voluntad de la sociedad a la hora de votar y, llegado el caso, si hubiera algo turbio en una elección, las consejeras y consejeros tengan, aparte de preparación, la calidad moral para defenderlos y de eso se trata al requisito número 5 cuando habla de gozar de una buena reputación. Cualquier diccionario nos dice que reputación significa opinión, idea o concepto que la gente tiene sobre una persona o cosa, lo que nosotros conocemos como prestigio, este requisito debe ser, sin excepción, llegado el momento de la elección, para todas y todos los aspirantes, que tendrán la obligación de defender nuestra voluntad soberana, ya que para ello les pagaremos sueldos de privilegio con nuestros impuestos.
El tema de los y las que aspiran a ser Consejeras y Consejeros Presidentes, o simplemente Consejeras y Consejeros, es también un asunto de moral pública y privada. No queremos Consejeras y Consejeros de primera o de segunda, que usen vehículos oficiales para su uso particular, que les paguen viajes a Europa a algunos miembros de su familia utilizando para ello recursos públicos, o que se aumenten sus sueldos solo porque sean Consejera o Consejero Presidente y a los demás no. Ningún funcionario público puede tener una moral pública y otra en su casa, la moral pública a los hombres y mujeres que tengan alguna responsabilidad en la administración pública o en organismos autónomos deben de tener reglas o normas de conducta, que como seres humanos tengan congruencia con la sociedad y consigo mismos. No basta solo con que una Consejera o Consejero haya obtenido su título a nivel licenciatura, maestría o doctorado y esto le pueda dar “inmunidad moral”, porque el principio de la moral privada tiene que ver y asegurarse de que no haya ningún conflicto de intereses en sus obligaciones públicas y las privadas. El Consejo General de Instituto Nacional Electoral tiene la obligación de cuidar que las y los aspirantes a los OPLE’s cumplan el requisito que marca el punto número 5 de la convocatoria: gozar de una buena reputación.
¿Por qué decimos esto? Si todos vamos a pagarles sus sueldos y otras prestaciones como aguinaldos, compensaciones, viáticos, celulares, eventos para estar en los medios y otras muchas cosas, eso nos da a todos el derecho de opinar sobre qué tipo de perfil moral y de conducta deben tener nuestras futuras o futuros Consejeros, porque de su prestigio y calidad moral dependerá la fuerza que tengan para defender nuestros votos y derechos, y saber que estamos en buenas manos. No queremos Consejeras y Consejeros de doble moral, que sean oscuridad de su casa y candil de la calle o que piensen como Gonzalo N. Santos: la moral es un árbol que da moras. No solo de Consejeras y Consejeros que tengan maestrías y doctorados vivimos los ciudadanos.

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Que se acabe el gatopardismo en México, que cuando algo cambie, que no siga igual, que sea para bien.