viernes, 7 de noviembre de 2014

¿Quién falló?: ¿La democracia perfecta o la dictadura de los partidos?

Con los acontecimientos de Ayotzinapa, el sistema político mexicano quizá esté viviendo una de las crisis más graves de su historia moderna, nos referimos, por supuesto, al que nace como consecuencia de la Revolución Mexicana y que da origen a las instituciones del país y al nacimiento de un partido hegemónico, el PRI, llamado también un partido de estado. Si Francisco I. Madero viviera, citado en los discursos oficiales como el “apóstol de la democracia”, no sabemos qué pensaría de la clase de democracia que hoy estamos viviendo, de la cual nuestros políticos nos aseguran que la estamos construyendo día a día, aunque reconocen que México tiene la democracia más cara del planeta, y que con los miles y miles de millones que hemos pagado los mexicanos con nuestros impuestos ya hubiéramos comprado un mundo más bonito que el nuestro. Sin embargo, la democracia perfecta que nos han prometido es fallida, en cambio lo que no ha fallado es la dictadura, esa sí perfecta, de los partidos políticos que hoy tienen secuestrada a la sociedad mexicana.

Hace más de 20 años que nació el PRD, partido que agrupó a las organizaciones de izquierda con la intención de darle otro rumbo a México. Para esas fechas, ya México se apuntaba como otro país en aplicar políticas públicas globalizadoras, siendo el pionero Miguel de la Madrid Hurtado, y el más emblemático de todos: Carlos Salinas de Gortari, que hoy sigue tan campante como el famoso comercial del whisky: ¿Qué le pasó a aquella izquierda que pudo cambiar el modelo mexicano? Todos sabemos lo que sucedió. De esta izquierda
solo se salvan algunos, como Heberto Castillo, Valentín Campa, Gerardo Unzueta, Rosario Ibarra de Piedra y, entre otros, la escritora Elena Poniatowska. Pero, en términos generales, esa izquierda en las que se cifraban las esperanzas de millones de mexicanos para tener un país mejor acabó por convertirse en una izquierda electoral. Ha tenido gobernadores, senadores y diputados y en dos ocasiones, con Cuauhtémoc Cárdenas y Andrés Manuel López Obrador, estuvieron a milímetros de tener dos presidentes de la república, de no haber sido por los poderes fácticos, que nunca los dejaron llegar. Pero todo eso se ha ido al basurero de la política porque probaron el poder, y se han convertido en más de lo mismo, nada los hace diferentes del PRI o del PAN.

La crisis que hoy está viviendo el estado mexicano es, en gran parte, responsabilidad de todos los partidos políticos, llámese PRD, PT, Movimiento Ciudadano, PRI, Verde Ecologista, PANAL, PAN y los que están por venir, ninguno de ellos puede tirar la primera piedra o decir que cruzan el pantano de la impunidad, la corrupción o la omisión y no se manchan. Del PRI, a Ernesto Zedillo no se le ha podido juzgar por lo de Acteal debido a que lo protege el gobierno de Estados Unidos; del PAN, para muestra basta un botón: recientemente nos enteramos que en sus filas militaba un ilustre lavador de dinero de un cártel, otros prestigiados panistas han sido mencionados como posibles beneficiarios, concretamente en el caso de los casinos de Monterrey, Nuevo León; siguiendo con el tricolor, está Fausto Vallejo y uno de sus hijos, el exgobernador de Tabasco: Granier. Como ya ve, el PRI también tiene cuadros decentes, hasta para exportar. Y ahora le tocó el turno al PRD con el escándalo mundial por el caso Iguala, donde se ha puesto al desnudo la triste realidad: el crimen organizado ha infiltrado, sin excepción, a todos los partidos políticos
de México, porque ahora resulta que los ciudadanos guerrerenses esperaban votar para proteger sus intereses, y no al crimen organizado, votaron para que se gobierne para las mayorías, y no para unos cuantos: los que financiaron sus campañas políticas.

En este contexto, Iguala-Ayotzinapa, - de donde egresó Lucio Cabañas Barrientos, que estuvo como maestro de primaria en Tuitán, Durango, en los años ’60- Enrique Peña Nieto ha hecho un llamado para firmar otro pacto contra la inseguridad, la corrupción y la impunidad, por supuesto que el PRI y el PAN y el PRD ya levantaron la mano y la pluma para firmarlo en cuanto esté listo. Por firmas y pactos no paramos, lo que pretende Peña Nieto solo es parte de la solución de la crisis por la que atraviesa el estado mexicano. Pero este asunto no se trata de un decreto y de que se publique en el Diario Oficial de la Federación, ¿Cuántas veces hemos escuchado en la clase política mexicana que vivimos en un estado de derecho, que tenemos una constitución, que hemos firmado tratados internacionales, que tenemos leyes?, ¿Entonces por qué no las aplican? Así de sencillo.

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Que se acabe el gatopardismo en México, que cuando algo cambie, que no siga igual, que sea para bien.