Los artículos de Álvaro Sanjuán son publicados los viernes y domingos en El Sol de Durango
domingo, 9 de noviembre de 2014
¿La misma gata, nomás que revolcada? Esperemos que no.
Por enésima ocasión, en nuestro estado el tema de la comercialización de frijol usted lo escuchará durante los meses siguientes. Varias voces conocedoras del campo de Durango se han inconformado con el precio que recién se anunció por parte del gobierno federal, léase ASERCA. El problema de este organismo es que todavía no resuelve al 100% el pendiente de la pasada cosecha de frijol, pero ya comenzó a operar con el mismo esquema. ¿Cómo olvidar al filósofo de la mercadotecnia, Jorge Castillo del Valle, cuando nos decía que el precio de la leguminosa estaba sujeto a los mercados internacionales y que, debido a ello, había creado una dirección ad hoc para darle seguimiento a los mercados internacionales, y así saber cuál es el precio que se les pagaría a los productores y campesinos por tonelada de frijol? Y la cereza del pastel: “Los campesinos no entienden de mercadotecnia, mucho menos de la oferta y la demanda”. ¿No habrá modo de que los campesinos y pequeños productores tomen, aunque sea por internet, un curso de economía que imparta la universidad de Harvard y así entiendan, al menos, que en el mundo globalizado todo está sujeto a la oferta y la demanda, incluyendo el precio de la tortilla?
Uno de los primeros en irse a la yugular a los expertos de la oferta y la demanda fue el diputado local Fernando Barragán, al fijar su postura respecto de lo que debía costar un kilo de frijol: $12.50. Declaró a los medios el diputado Barragán que este precio sería el más justo, por lo que invierte el productor en una hectárea. “Hablando de mujeres y traiciones”, los expertos del gobierno federal calculan que a cada hectárea se invierten seis quinientos mil pesos, pero los campesinos, que no saben de economía, con números en la mano opinan diferente: Le aportan a cada hectárea $7,500. En este escenario le pagan al productor $8,000 por tonelada, como nosotros les creemos a los campesinos y a los productores, estaríamos hablando de que obtendrían una ganancia de $500 por tonelada. De los famosos $2 le decimos a nuestros amigos productores que si es pasión, que se les borre, esta promesa del gobierno federal es solo eso: una promesa. No le falta razón a Fernando Barragán al proponer que el pago justo serían $12,500, para que el productor, al menos, obtenga el 35% de utilidad, a esto agréguele usted que esta ganancia es para sobrevivir todo el año, junto con sus familias.
Otro prietito en el arroz: El año pasado, los mercadólogos de la SAGARPA decían que el precio del frijol no podía ser mayor a $8 debido a que hubo sobreproducción. Este año no fue así, habrá un déficit, aproximadamente, de 50,000 toneladas. La pregunta es: ¿si hay menos producción en este ciclo, por qué se compra a $8, igual que año pasado?, y si nos atenemos a la oferta y la demanda, para estar ad hoc, debería costar más el kilo de frijol, porque hubo menos producción. Un detalle que no podemos dejar pasar por alto es el siguiente: después de todo, los negocios son cuestión de números, con todo y las bodegas de los acopiadores, supuestamente ya en funciones, los coyotes en todas las zonas frijoleras están comprando el kilo de frijol, dependiendo de la variedad, entre $5 y $6, agregue usted que en este ciclo la producción por hectárea fue solo de 500 kilos, lo que significa que para producir una tonelada de frijol se necesitan 2 hectáreas, a cada una de ellas se le invierten $7,500 y, sumando las dos, nos dan un total de $15,000. Si al final, con los fantasmagóricos $2 se les pagara la tonelada a $10,000 se tendría una pérdida de $5,000. Pero a río revuelto, ganancia de pescadores, y esos pescadores son los acopiadores y los coyotes, estos, mientras el gobierno federal no regrese a un esquema como el que fue la CONASUPO, seguiremos diciendo que el único campo que está bien en Durango es el campo de golf del Club Campestre.
Seguramente usted ya estará enterada o enterado: Hace unos días el gobierno federal le revocó el contrato a los empresarios chinos y mexicanos, estos últimos muy cercanos al grupo Atlacomulco y a Enrique Peña Nieto, nos referimos a la construcción del tren rápido México-Querétaro, así que resulta un tanto surrealista que no se pueda meter orden a las mafias que manejan en México “la política pública alimentaria”, ¿o también ya los infiltraron? A lo mejor usted y yo equivocamos el oficio y la profesión, hay que hacer todo lo posible para acabar de acopiadores o de coyotes, porque ese sí es un buen negocio: quedarse con los productos del campo mexicano. Lea usted: Los coyotes compran el kilo de frijol a $6 y lo venden, mínimo, en $12, ¿De quién es el negocio, pero quién o quiénes lo permiten? No cabe duda: México es el país más hermoso del mundo, país dividido en el infierno y la gloria, el infierno para los más de 53 millones de pobres y la gloria para los 16 mexicanos que año con año aparecen en la revista Forbes.
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- Álvaro Sanjuán
- Que se acabe el gatopardismo en México, que cuando algo cambie, que no siga igual, que sea para bien.
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