“Antes nos gustaba decir que la derecha era estúpida, pero hoy en día no conozco nada más estúpido que la izquierda”
-José Saramago
No tiene la culpa Enrique Peña Nieto, sino quienes lo hicieron compadre, tanto los de la derecha como los de la izquierda. De la derecha nada nos extraña, porque en realidad el PRI y el PAN solo son un partido dividido en dos. Desde los tiempos de Carlos Salinas de Gortari hasta la fecha, han vivido una especie de concubinato político, de los acuerdos entre Salinas y el jefe Diego dieron inicio las famosas “concertasesiones”, resultando Ernesto Ruffo Appel y Medina Plasencia en Baja California y Guanajuato, respectivamente, los primeros panistas en ocupar gubernaturas. El apogeo de esos acuerdos llegó con Vicente Fox en 2000 y esa luna de miel se ha prolongado hasta el rancho San Cristóbal, donde los primeros días del mes de octubre Enrique Peña Nieto será recibido como en su casa. ¿Los motivos? Seguir vendiendo México, perdón, moviendo a México.
Decíamos al principio que de la derecha panista nada nos extraña, ¿pero de la izquierda? Ese es el problema. Solo falta que los del PRD nos digan: ¿y nosotros por qué? Lo hemos dicho y lo volveremos a decir: Peña Nieto les dio una cátedra a los del PAN y a los del PRD de cómo es y cómo se hace política en este país. Primero: “haiga sido como haiga sido”, entre otras cosas, el PRI ganó la presidencia de México apoyado por los poderes fácticos y la novedad fueron el
monexgate y el sorianagate. Después, aunque no nos lo mencionaron, lo mejor estaba por venir, o sea las famosas once reformas ya aprobadas, motivo por el cual en unos cuantos años usted ya podrá vender su vochito para ir a dejar a los niños a la escuela en un BMW, o de perdido un Ferrari. Después de todo, si ya nos esperamos más de 100 años para que la revolución nos hiciera justicia, un tiempo más no importa. Por lo pronto, al que ya le dieron un adelanto de lo que nos espera a los mexicanos es al yerno de Carlos Slim, para que construya con nuestros impuestos uno de los más grandes y modernos aeropuertos del mundo, ya anunció el gobierno federal que para ese proyecto saldrán de nuestros bolsillos más de 98 mil millones de pesos, y si usted es de los que nunca podrá viajar en avión para, un día, conocer dicho aeropuerto, siga viendo Televisa y TV Azteca para que el “teacher” López Dóriga y Javier Alatorre nos lo muestren por televisión y en alta definición.
Peña Nieto puso la trampa y la izquierda electoral representada por el PRD no cayó redondita, sino como anillo al dedo a los intereses políticos y económicos del grupo Atlacomulco y a una de sus filiales, como el grupo de Hidalgo, que hoy despacha en la Secretaría de Gobernación. La firma del Pacto por México fue el principio y el fin de la izquierda electoral, cuyos concesionarios son los chuchos, que par a no verse tan mal no votaron a favor de la reforma hacendaria, y desde sus respectivas curules en San Lázaro y el Senado, con sus históricos monólogos vieron como el PRI y el PAN decidían repartirse lo que todavía queda de México. Dijo un día Cantinflas: “México es el cuerno de la abundancia, los ricos de este país se quedaron con ella y a los pobres nos tocó quedarnos con el cuerno”. Sabemos que el hubiera no existe, pero eso no significa que no sean válidos los ejemplos. La izquierda, cuando era izquierda, y después del ’88,
cuando le hicieron el megafraude a Cuauhtémoc Cárdenas, fundaron lo que hoy se conoce como el PRD, desde ahí comenzaron a darse cuenta de lo que significa tener el poder político, probaron de él sus mieles y en privado se dijeron que Renato Leduc tenía razón en su soneto, con la diferencia de que los chuchos superaron al maestro de la siguiente manera: ¡Ay!, cuánto tiempo perdimos viviendo fuera del presupuesto.
El problema de la llamada izquierda electoral es que no le aprendieron bien las mañas del PRI para hacer política, hoy esta izquierda en México no tiene futuro, y para decirlo con todas sus letras: no tiene remedio. Así como están ahora las cosas, aceptan migajas, limosnas o gotas de ayuda del PRI. Silvano Aureoles, que quiere ser vicegobernador de Michoacán porque el gobernador será algún comisionado del gobierno federal, mientras la situación no cambie en ese estado. Miguel Barbosa, en el senado como presidente, es, en el fondo, una forma de darle las gracias por Enrique Peña Nieto, por los servicios prestados a la patria, léase reformas estructurales. Recordemos: el hubiera no existe, pero ¿hubieran firmado un pacto con el PRI Valentín Campa, Gerardo Unzueta, Heberto Castillo, Rosario Ibarra de Piedra, Rubén Jaramillo, Hugo Hiriart, José Revueltas o muchos más como ellos?, ¿A la izquierda electoral le tocaremos, un día, las golondrinas o un réquiem?
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