Antes de 1946 eran legales las candidaturas independientes, hasta la recién aprobada reforma electoral regresan a los escenarios electorales estas controvertidas candidaturas. Hoy fueron aprobadas en la reforma electoral, lo que significa que después de 68 años, los partidos fueron los únicos que tenían la facultad de elegir a los candidatos a un puesto de elección popular, esa es una de las razones para que el PRI se despachara con la cuchara grande, más de 70 años en el poder y ahora tenemos su regreso. Con el tiempo los partidos formaron un sindicato encabezados por el PRI, PAN, PRD y los paleros del Verde Ecologista, PANAL, los de la izquierda electoral, PT, Movimiento Ciudadano y esperemos que esta no vez se les agregue Morena para integrar lo que se llama “todos unidos por la partidocracia, S.A de C.V”, que son amos, dueños y señores de todo lo que tiene que ver con el botín electoral, incluyendo los negocios que se hacen a la sombra del poder político.
Si usted estudia de manera somera cómo quedó la recién aprobada reforma político-electoral se dará cuenta, y estará de acuerdo con los expertos y especialistas en este tema, los cuales consideran que los requisitos para que haya candidaturas independientes tienen demasiados candados en todos los sentidos. Veamos por qué: una persona que como candidato independiente quiera competir por la presidencia de la república tendrá que conseguir, mínimo, el 1% de las firmas de los electores del país, que es el equivalente, más o menos a 780,000 firmas, y tiene que juntarlas en un plazo de 120 días, hacerlo con sus propios recursos porque para lograr este objetivo no contará con medios ni dineros públicos, lo tendrá que hacer como un día lo dijo López Obrador: casa por casa, calle por calle o por las redes sociales. Para que nos demos una idea de lo que esto significa veamos lo siguiente: las organizaciones que quieren convertirse en partidos políticos solo necesitan el 0.26%, que es el equivalente a 220 mil personas y para ello les dan un año para reunirlas y a los candidatos independientes solo 120 días. Los que quieran ir al senado requieren del 2% del estado correspondiente y para ser candidato a diputado federal, el 2% del distrito electoral. Como nos damos cuenta, para los partidos políticos los caminos están alfombrados con pétalos de rosas y para los independientes, llenos de espinas.
Los mexicanos estamos acostumbrados a darle a todos y por todo el beneficio de la duda, como lo dijo el clásico hace poco en una entrevista: es un problema cultural. Y con las candidaturas independientes no es la excepción, pero para ser equitativos también les daremos a ellos el beneficio de la duda. Los expertos siguen opinando lo siguiente: afirman que ser candidato independiente es posible, pero con muchas trabas. Sin embargo nuestros flamantes y futuros candidatos independientes tienen una esperanza, a reserva de estar equivocados, nos referimos al partido mayoritario de México: el abstencionismo. El argumento de los que no votan en las elecciones es muy sencillo y quizá tengan la razón: están hartos, cansados de los políticos, de los partidos políticos, de sus promesas incumplidas y de sus engaños, se supone, al menos en teoría, que los que se animen a ser candidatos en este contexto tendrán que ser ciudadanos sin partido, con compromisos con la sociedad, ya que un día podrán ser presidentes de la república, gobernadores, senadores y diputados, los que nos representen, como dice Joaquín Sabina, que se acaben las mentiras que parecen verdades. Será nuestra oportunidad de que junto con ellos tomemos decisiones primordiales para el país, y los primeros que lleguen tienen que acabar con la impunidad o la corrupción de que no haya funcionarios públicos que al mismo tiempo son presidentes de consejo de una importante empresa energética, ese es, entre otras cosas, el reto que tendrán los candidatos independientes.
Con este acontecimiento, el abstencionismo ya no tendrá pretextos para no ir a votar, ya tendrán una verdadera oportunidad ciudadana para que ya no voten por los políticos y los partidos de siempre y como sucede en todo el país, aquí en Durango tenemos un alto grado de abstencionismo. Pongamos en la imaginaria un ejemplo: si en 2012 hubieran votado los 30 millones de mexicanos que no votaron para elegir presidente de la república, quizá Peña Nieto no sería presidente, por eso al PRI le conviene que entre menos mexicanos en edad de votar no lo hagan, para hacerlos ganadores y seguir gobernando este país, para que todo cambie y que todo siga igual. En 2015 próximo, donde habrá candidatos independientes, ¿usted votaría por ellos?
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