“El hombre puede soportar las desgracias que son accidentales y llegan de fuera, pero sufrir sus propias culpas, esas son la pesadilla de la vida”
-Oscar Wilde
Es una tristeza que tengan que suceder acontecimientos como el sismo del pasado 19 de septiembre para darnos cuenta del país en el que estamos viviendo. Esto apenas comienza, la corrupción que hay en todas las delegaciones de la Ciudad de México, en las Direcciones donde se autorizan los cambios de uso de suelo, construcción de casas, complejos habitacionales y edificios. Compañías constructoras fantasma o hechas al vapor para hacer negocios con los hombres del poder en turno. Complicidad, impunidad, omisiones, contubernio entre las autoridades y los constructores que hicieron fraudes en contra de aquellos que hoy se quedaron sin su patrimonio y que perdieron a sus seres queridos.
Sobre el sismo se escribirán muchas historias, crónicas, novelas y hasta ensayos, pero la narrativa más completa será la obra de los habitantes de la Ciudad de México, sin olvidar a esos animales maravillosos, perros entrenados para detectar a personas debajo de los escombros, que son tan héroes como sus dueños y ejemplo para nosotros. Pero dentro de la gran tragedia nacional por la que están pasando Chiapas, Oaxaca, Puebla, Morelos y la Ciudad de México, que fueron los más afectados, donde hay millones de damnificados y casi 400 muertos hay también otros que no perdieron su patrimonio o a sus seres queridos, nos referimos a esa gran familia
política agrupada en lo que se conoce como la partidocracia. Irónicamente, este sindicato de partidos es la víctima del efecto colateral del sismo, que de alguna manera y aunque trágica, vino en la ayuda de los ciudadanos de este país, de una sociedad cansada y harta de mantener a esa casta privilegiada de partidos que nos han costado miles y miles de millones de pesos todos los días del año, haya o no haya elecciones. Esa clase política, como afirmó el clásico, se comió la gallina de los huevos de oro: ellos se quedaron con los huevos y nosotros con la gallina. O como diría Cantinflas: ellos se han quedado con la abundancia y a nosotros nos han dejado el cuerno.
Desde hace mucho tiempo, la sociedad ha luchado para que los partidos no se gasten nuestros impuestos, manteniendo a una burocracia partidista y a sus campañas electorales. Para tener idea de lo que estamos hablando, veamos lo siguiente: hace unos días, el gobierno federal anunció que reconstruir el país nos costará a los mexicanos entre 30 y 37 mil millones de pesos. En contraparte, el presupuesto para los partidos políticos y el INE está calculado en 30 mil millones de pesos. De ese tamaño es el cinismo de la partidocracia y de su cómplice, el Instituto Nacional Electoral. La sociedad civil, las organizaciones sociales, las ONG y muchas personas en las redes sociales están pidiendo que no se les dé un solo recurso de nuestros impuestos a los partidos para sus campañas. En un principio, la partidocracia puso el grito en el cielo. El INE hizo lo mismo: afirmó que no se podía porque sería inconstitucional, que podría desatarse una crisis política. Que se requerían reformas a la Constitución, porque sería ilegal desviar recursos que no fueran en materia electoral. Pero al final han tenido que doblar las manos, en algunos casos, como muchos quieren, no
será al 100%, pero sí lo necesario para que operen como instituciones públicas.
Sin embargo, ante la presión social, Lorenzo Córdova aceptó “porque dijo mi mamá que siempre sí se puede”. Señor consejero presidente del Instituto Nacional Electoral: ¿no estará usted violando la Constitución? Porque todo quedó en el famoso sí se puede. No sabemos cómo termine el asunto de los recursos públicos que se gastan los partidos. Lo que sí podemos pronosticar es que este asunto, sin violar la Constitución, dará un giro de 180°. Esto irá más lejos que la Ley Kumamoto “sin voto no hay dinero”, por cierto, el diputado local por Zapopan, Jalisco, acaba de solicitar al INE su registro como candidato independiente a senador por el estado de Jalisco, y para lograr su proyecto político cuenta con el apoyo y no solo moral, del presidente municipal de Gudalajara del partido Movimiento Ciudadano, Enrique Alfaro. Para que vean que en política no solo de pan viven los candidatos independientes.
En el tema de los apoyos a partidos políticos, en el estado de Chiapas se reformó la Ley Electoral del Estado para no darles recursos financieros a los partidos locales. Serán, de acuerdo a esta reforma, los particulares los que aporten los recursos a quienes lo necesiten. Muchos no están de acuerdo con esta reforma, porque aseguran que el narco y los poderes fácticos le van a dar vuelo a la hilacha. En cambio, otros piensan que solo se legalizó la forma de aportar recursos a las campañas electorales, porque dicho ilícito, es de todos conocido, se practica desde hace mucho tiempo.
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