domingo, 2 de julio de 2017

¿Recuperarán los priístas el tiempo perdido?

“Y hoy que de amores ya no tengo tiempo, amor de aquellos tiempos, cuánto añoro, la dicha inicua de perder el tiempo”
-Renato Leduc, periodista
Antes, como dato cultural, el PAN ya no tiene problemas en 2018. A nivel nacional, intentarán con su frente amplio opositor regresar a Los Pinos. Si no lo hacen con Ricardo Anaya o Margarita Zavala lo harán a través de José Antonio Meade. Y aquí a nivel local José Ramón Enríquez por segunda vez a los panistas locales los pondrá de rodillas para poder seguir con su proyecto personal: primero convertirse en candidato a senador y si llegara a ganar, utilizar la senaduría como trampolín rumbo al Bicentenario. Si en la búsqueda de su proyecto se encontrara a algún tsunami, cuenta con su plan B, y si no, al tiempo. Lo sentimos mucho por Gina Campuzano y Jorge Salum del Palacio, que sí son panistas: Gina tiene los tamaños suficientes para ser la candidata a senadora, y le favorece la paridad de género. Y qué decir de Jorge Salum, al que nadie le podrá quitar el mérito de que en su distrito se decidió la gubernatura de José Rosas Aispuro.

Vuelta a la hoja. En el PRI local siguen sin encontrar la brújula desde aquel domingo negro de 2016. En primer lugar, primero tendrán que resolver el problema de su dirigencia, tema nada sencillo, y menos ahora que se menciona que el efecto colateral del Estado de México se puede reflejar en Durango vía Ismael Hernández Deras. Resuelto el problema del Comité Ejecutivo Estatal, se desatará al interior del priísmo local la disputa encarnizada por las candidaturas, las
diputaciones locales, federales y al senado de la República. La cúpula del PRI, que sí la hay, tiene que entender que nadie debe, aunque pueda, repartir el pastel y quedarse con la mayor parte, esos tiempos ya son historia. Los intereses de los grupos deben estar satisfechos con equilibrios para que la división no siga creciendo entre ellos y los ciudadanos terminemos viendo a los priístas votando por expriístas y panistas y hasta por un candidato totalmente ciudadano, el que nos quiere ver felices a todos los habitantes del municipio. No hace mucho tiempo escribía Mariano Alvarado: “los del PRI tienen tantos candidatos, hasta para prestarle a los demás partidos”, ¿entonces ahora podría ser a la inversa? No creemos que la cosa sea tan grave, ya lo veremos. Si no pudieron enterrar al PRI en el 2000, la lógica dice que tampoco al priísmo local por la derrota de 2016.

De los cuadros tricolores que mencionaremos a continuación, no son todos los que están ni están todos los que son. Por muchas razones, los ojos estarán puestos en La Laguna. Desde ahora les podemos decir que la expresidenta municipal de Gómez Palacio y actual diputada federal, Rocío Rebollo, buscará, llegado el momento, ser la candidata a senadora por su partido. Carrera política y relaciones en el centro del país las tiene. Para senadores se podrían ver a Rubén Escajeda Jiménez, Adán Soria Ramírez, Enrique Benítez y a Ricardo Fidel Pacheco Rodríguez, este último con amplia experiencia en el Congreso de la Unión. No descarte usted que muchos de los protagonistas del PRI también tengan su plan B: ser candidatos a diputados federales o locales. En este contexto, sin duda alguna estarán buscando una candidatura a diputación federal al Distrito 03 Carlos Matuk López De Nava, Pedro Silerio, Paco Ibarra Jáquez y Miguel Astorga, todos ellos del sector campesino, que sigue siendo uno de los pilares más sólidos del PRI.

Carlos Matuk, contra todos los pronósticos, hasta el día de hoy sigue al frente de los cenecistas del estado y a nivel nacional se ha sabido hacer notar. Pedro Silerio como delegado de la Procuraduría Agraria ha resuelto problemas agrarios graves y de muchos años, como el del Ejido El Carmen y anexos, con los dueños de unos terrenos, importante para la tranquilidad de esta comunidad. El profesor Paco Ibarra Jáquez, hijo predilecto de su tierra, Miguel Negrete, tiene los méritos suficientes para buscar ser candidato al distrito 03. Ha demostrado, como pocos, lealtad a su partido, con una carrera de más de 30 años. Miguel Astorga está en todo su derecho para buscar ser, esta vez, el candidato: por trabajo y disciplina no queda ni quedará. En el futuro, en este tema electoral, habrá mucha tela de dónde cortar.

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Que se acabe el gatopardismo en México, que cuando algo cambie, que no siga igual, que sea para bien.