domingo, 8 de enero de 2017

Operación “te quiero para mi” al interior del PAN


La megalomanía es el síndrome de los políticos que tienen ambiciones políticas de poder desmedidas. La historia registra el caso del emperador Calígula, al que el poder lo enloqueció a grado tal que a su caballo preferido, que llevó por nombre “El impetuoso”, lo hizo Senador, Cónsul, y lo desposó con una bella mujer. Pero también hay la otra cara de la moneda: los políticos con oficio, sensatos, sensibles, inteligentes, que han entendido que el poder político, por más grande que parezca, es el más efímero de todos. Son pocos en Durango, en México y en el mundo. En nuestro país, el General Lázaro Cárdenas del Río; José Mujica en Uruguay; nuestro paisano Francisco Villa que se dio el lujo de decir: “no ambiciono ser presidente de México” y agregó que esa silla estaba embrujada. Esta semblanza del poder y de la de los hombres que lo ejercen hoy en día no ha perdido vigencia. La condición humana es la misma y también la lucha por el poder. Lo único que ha cambiado son los lugares, tiempos y circunstancias.

En nuestra callada y tranquila ciudad colonial, el partido de las palomitas blancas vestidas de azul está por vivir la historia más importante y difícil de su vida política: la renovación de su Comité Estatal. ¿Por qué la más difícil? Por primera vez están en riesgo de tener un presidente de facto a través de un distinguido panista, al menos ese es el diagnóstico que se puede ver desde fuera. Para ser más claros, podría suceder que el jefe político del PAN no sea un panista, sino todo lo contrario, o que el que despache esté en la calle Felipe Pescador y el que mande en la Carnation. ¿Qué de raro tiene? Para variar, Juan Quiñones y Rodolfo Dorador Pérez Gavilán están
siendo los operadores del Dr. José Ramón Enríquez para que se apodere del partido con la mira puesta en 2018, para ser candidato a senador; y en 2022 para ser candidato a gobernador o mínimo reelegirse como presidente municipal en 2019. Para lograr estos planes cuentan con Lorenzo Martínez Delgadillo y, llegado el caso, utilizar al padrón panista para este objetivo. No hay que olvidar que si José Ramón Enríquez fue el candidato de la alianza PAN-PRD sucedió gracias a que Juan Quiñonez Ruiz, en uso de sus facultades y atributos, que le sobran, impuso al Dr., pasando sobre los que querían a Jorge Salum del Palacio, que siempre estuvo arriba en las encuestas.

¿Para qué quiere el actual presidente municipal al Partido Acción Nacional? El expartido de sus amores, Movimiento Ciudadano, no tiene registro a nivel local y en el contexto nacional no sabemos si sigue siendo el consentido de Dante Delgado. El PRD por sí mismo no le garantiza mucho y si otra de sus estrategias es competir como candidato independiente, eso sería otra historia. Sin embargo, el grupo de “los dorados”, que ahora tiene como su jefe nato al Dr. José Ramón Enríquez para entregarle en bandeja de plata su partido, no tendrán un día de campo. De entrada, tiene, por lo pronto, a quien también busca ser candidato a la presidencia del PAN, Rómulo Campuzano, personaje muy cercano al gobernador José Rosas Aispuro Torres y a un grupo muy importante al interior del panismo local, y como se sabe, el de Tamazula ya tomó la decisión de a quién va a apoyar. En este contexto, en el grupo de “los dorados” no desaprovechan la oportunidad para restarle calidad política y moral a quien puede ser el fiel de la balanza, por ejemplo, cuestionando sus políticas públicas del replaqueo con frases retóricas, demagógicas y populistas para apoyar a los inconformes por los
impuestos a la gasolina. Ya sabe usted: en la guerra y en el amor todo se vale.

Sin duda alguna, el Dr. Enríquez Herrera es el político de moda: astuto y hábil como es, ha colocado a muchos panistas, hombres y mujeres, en puestos clave de la administración pública municipal con la finalidad de que llegado el momento lo apoyen con su proyecto político y a apoderarse del partido. Ya conoce usted aquello de que el que paga en la nómina manda. ¿Será la presidencia del PAN uno de los motivos por los cuales el presidente municipal marcó su distancia del gobernador? No hace mucho el Dr. Enríquez declaró a los medios: “el gobierno municipal no recibe línea del gobierno del estado”, y no, como afirman algunos panistas, que es parte de la libertad de expresión y la alternancia. Otro tema que podría hacer crisis en los próximos días entre los dos gobernantes, es el que se refiere a la feria, del cual hablaremos ampliamente en próximas entregas. Por lo pronto, hasta el día de hoy el gobierno del estado es quien organiza la feria, pero el presidente municipal también la quiere, no para que los duranguenses tengamos nuestro carnaval o que nos digan “te queremos totalmente villista”, más bien es para tener más poder político. El futuro del PAN debería estar en manos de los panistas y no sujeto a los intereses del grupo de “los dorados” y su nuevo jefe.

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Que se acabe el gatopardismo en México, que cuando algo cambie, que no siga igual, que sea para bien.