domingo, 4 de septiembre de 2016

José Ramón Enríquez, el pretexto para la pasarela



José Ramón Enríquez, el pretexto para la pasarela
ÁLVARO SANJUÁN
“La Revolución la hacen los hombres de carne y hueso, no santos, y todos terminaron por crear una nueva casta”
-Carlos Fuentes

A excepción de los últimos dos exgobernadores que en su momento fueron presidentes municipales de Durango, todos estaban ahí, hasta se comentó que Jorge Herrera Delgado desde el cielo había enviado su representante. Todo sucedió como siempre: la alfombra roja, la zona VIP y la hoguera de las vanidades. Toda la clase política local se reunió como un solo hombre, sin importar los colores de los partidos o las ideologías. Acompañaron a José Ramón el agua y el aceite, la izquierda y la derecha, los de centroizquierda y algunos independientes. Por si fuera poco, la cereza del pastel: los empresarios, que siempre están con el campeón hasta que pierde. No se sorprenda, la política es un negocio donde se invierte lo menos posible para ganar más, la fórmula consiste en hacerse rico con recursos públicos. El mejor ejemplo es la famosa súper carretera Durango-Mazatlán, que por desgracia las empresas que la construyeron ya no tienen responsabilidad legal: las fianzas solo son por un año.
El presidente municipal José Ramón Enríquez estuvo en su papel: corrió la cortesía política como lo marca el protocolo, logró que reapareciera Gonzalo Yáñez en público, de su hermano, amigo y maestro Marcos Cruz por sabido se calla. Jorge Clemente Mojica con triple play: expresidente municipal, representante de Lety Herrera y el padre orgulloso de su hijo Alejandro primer regidor del recién estrenado cabildo. Maximiliano Silerio Esparza cumpliendo el ritual de expresidente del municipio. La otra estrella, aparte de José Ramón, fue el expresidente municipal y gobernador electo, José Rosas Aispuro Torres. La otra cara de la moneda, o prietito en el arroz o como usted quiera llamarlo, fue Esteban Villegas Villareal, al que le costará mucho asimilar que perdió, entender también aquello de que la política es como el amor: nada está escrito. Un hombre puede perder toda su fortuna en un juego de póker, lo mismo en una elección, cuando se da cuenta que la victoria se le fue de las manos y quedándose a veinticinco mil votos de logarlo. Sin embargo, un hombre está obligado a conservar su dignidad hasta los últimos días de su vida, saber a dónde ir y por qué se va. El Auditorio del Pueblo, por mucho, no fue su lugar, por muy expresidente municipal que haya sido. Ya lo dijo William Shakespeare: ser o no ser.
Ahí estuvieron todos juntos, pero no revueltos, vencedores y vencidos, priístas y expriístas, aispuristas fundidos con panistas, unos dándole la bienvenida a la alternancia y otros el adiós a ochenta y siete años de partido único en Durango. Juntos José Ramírez Gamero y Ángel Sergio Guerrero Mier: el primero, rumbo al ocaso de la CTM; el segundo, declarando a los medios de comunicación lo que se calló por muchos años ¿por qué no habló en su tiempo? pero sobre todo los últimos doce. Un día escribió Oscar Wilde: perdona a tus enemigos, que es lo que más les enfurece. Quizá por eso el presidente municipal José Ramón Enríquez le tendió su mano a la oposición del PRI, bautizada como tal ese día, en el auditorio del pueblo. Desde su campaña, José Ramón se comprometió a desterrar la cultura del tricolor, a tener un gobierno de puertas abiertas, un nuevo estilo de gobernar y a que la alternancia no sea la flor de un día. Así lo esperamos todos, no hay que confundir las victorias de Rodolfo Elizondo Torres, Gonzalo y Marcos Cruz, porque más bien resultaron ser ganadas por partidos políticos. Hoy, con José Ramón y Rosas Aispuro fue diferente, la sociedad los llevó al poder, y no el PAN o el PRD.
En fin, Enríquez y Aispuro ya hicieron historia, pero eso no significa no caer, parafraseando a Octavio Paz, en las trampas de la fe de los partidos, léase PAN, PRD y una buena parte del PRI. El doctor Enríquez ya comenzó a mandar sus mensajes, al nombrar a su gabinete, le toca a la sociedad opinar sobre los personajes. Y ya que hablamos de su gente cercana, Claudio Herrera Noriega, hoy en el IMAC, estamos seguros que no será cuestionado por nadie, lo mismo Carlos Ramírez, colaborador desde hace muchos años del presidente municipal, que sacó adelante el difícil evento de la toma de protesta. El oftalmólogo tiene mucha tela de dónde cortar: él sabrá a quién designa.

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Que se acabe el gatopardismo en México, que cuando algo cambie, que no siga igual, que sea para bien.