José Ramón Enríquez, el pretexto para
la pasarela
ÁLVARO
SANJUÁN
“La Revolución la hacen los hombres
de carne y hueso, no santos, y todos terminaron por crear una nueva casta”
-Carlos Fuentes
A excepción de los últimos
dos exgobernadores que en su momento fueron presidentes municipales de Durango,
todos estaban ahí, hasta se comentó que Jorge Herrera Delgado desde el cielo había
enviado su representante. Todo sucedió como siempre: la alfombra roja, la zona
VIP y la hoguera de las vanidades. Toda la clase política local se reunió como
un solo hombre, sin importar los colores de los partidos o las ideologías.
Acompañaron a José Ramón el agua y el aceite, la izquierda y la derecha, los de
centroizquierda y algunos independientes. Por si fuera poco, la cereza del
pastel: los empresarios, que siempre están con el campeón hasta que pierde. No
se sorprenda, la política es un negocio donde se invierte lo menos posible para
ganar más, la fórmula consiste en hacerse rico con recursos públicos. El mejor
ejemplo es la famosa súper carretera Durango-Mazatlán, que por desgracia las
empresas que la construyeron ya no tienen responsabilidad legal: las fianzas
solo son por un año.
El presidente municipal José
Ramón Enríquez estuvo en su papel: corrió la cortesía política como lo marca el
protocolo, logró que reapareciera Gonzalo Yáñez en público, de su hermano,
amigo y maestro Marcos Cruz por sabido se calla. Jorge Clemente Mojica con
triple play: expresidente municipal, representante de Lety Herrera y el padre
orgulloso de su hijo Alejandro primer regidor del recién estrenado cabildo. Maximiliano
Silerio Esparza cumpliendo el ritual de expresidente del municipio. La otra
estrella, aparte de José Ramón, fue el expresidente municipal y gobernador electo,
José Rosas Aispuro Torres. La otra cara de la moneda, o prietito en el arroz o
como usted quiera llamarlo, fue Esteban Villegas Villareal, al que le costará
mucho asimilar que perdió, entender también aquello de que la política es como
el amor: nada está escrito. Un hombre puede perder toda su fortuna en un juego
de póker, lo mismo en una elección, cuando se da cuenta que la victoria se le
fue de las manos y quedándose a veinticinco mil votos de logarlo. Sin embargo,
un hombre está obligado a conservar su dignidad hasta los últimos días de su
vida, saber a dónde ir y por qué se va. El Auditorio del Pueblo, por mucho, no
fue su lugar, por muy expresidente municipal que haya sido. Ya lo dijo William
Shakespeare: ser o no ser.
Ahí estuvieron todos juntos,
pero no revueltos, vencedores y vencidos, priístas y expriístas, aispuristas
fundidos con panistas, unos dándole la bienvenida a la alternancia y otros el adiós
a ochenta y siete años de partido único en Durango. Juntos José Ramírez Gamero
y Ángel Sergio Guerrero Mier: el primero, rumbo al ocaso de la CTM; el segundo,
declarando a los medios de comunicación lo que se calló por muchos años ¿por
qué no habló en su tiempo? pero sobre todo los últimos doce. Un día escribió
Oscar Wilde: perdona a tus enemigos, que es lo que más les enfurece. Quizá por
eso el presidente municipal José Ramón Enríquez le tendió su mano a la oposición
del PRI, bautizada como tal ese día, en el auditorio del pueblo. Desde su campaña,
José Ramón se comprometió a desterrar la cultura del tricolor, a tener un
gobierno de puertas abiertas, un nuevo estilo de gobernar y a que la alternancia
no sea la flor de un día. Así lo esperamos todos, no hay que confundir las
victorias de Rodolfo Elizondo Torres, Gonzalo y Marcos Cruz, porque más bien
resultaron ser ganadas por partidos políticos. Hoy, con José Ramón y Rosas
Aispuro fue diferente, la sociedad los llevó al poder, y no el PAN o el PRD.
En fin, Enríquez y Aispuro
ya hicieron historia, pero eso no significa no caer, parafraseando a Octavio
Paz, en las trampas de la fe de los partidos, léase PAN, PRD y una buena parte
del PRI. El doctor Enríquez ya comenzó a mandar sus mensajes, al nombrar a su
gabinete, le toca a la sociedad opinar sobre los personajes. Y ya que hablamos
de su gente cercana, Claudio Herrera Noriega, hoy en el IMAC, estamos seguros
que no será cuestionado por nadie, lo mismo Carlos Ramírez, colaborador desde
hace muchos años del presidente municipal, que sacó adelante el difícil evento
de la toma de protesta. El oftalmólogo tiene mucha tela de dónde cortar: él sabrá
a quién designa.
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