ÁLVARO SANJUÁN
“De los escritores pobres será el reino de los sueños”
-José Humberto López Medrano, escritor
“¡Háigase visto!”; la comunidad cultural de Durango no canta mal las rancheras. Como hubo alternancia y todos votaron por ella, se sienten con derechos. Unas son aispuristas desde hace seis años, otros quieren cobrarle la factura porque se la jugaron con el güero de Tamazula para llevarlo a la victoria, y hasta hay quienes piensan que son la última pieza del rompecabezas que le hace falta al ICED: la directora o director del Instituto de Cultura del Estado. Nombres van, nombres vienen, unos más famosos que otros: los que ya fueron creen poder superar lo que hicieron, sin faltar quienes han levantado la mano desde hace muchos años con el argumento de que ya estuvieron en la banca, y si algunos siempre apoyaron al PRI ya no se acuerdan, para eso es el Alzheimer, faltaba más, sobraba menos.
Antes, cuando ganaba el PRI, no había tantos problemas, todos sabían que al director del ICED lo designaba el gobernador en turno. En público aplaudían y en privado comentaban: “pero ya les llegará su día y entonces sabrán de lo que somos capaces”. Si hubiera ganado Esteban, hoy Lauro Arce sería el nuevo director y su fiel escudero Francisco Pérez Meza como su segundo de abordo ¡lástima, Margarito! el hubiera no existe. La alternancia tiene la culpa: todos los días aparecen nuevos nombres: Socorro Soto Alanís, Luis Ángel Martínez Díez, Elia María Morelos, Omar García etc. Se han agregado los de Román Revueltas y José Ángel Leyva. El pueblo, al que nunca se le toma en cuenta también tiene su propuesta. El muralista Guillermo Ceniceros, el premiado como el mejor director de cine en los festivales de Cannes y Venecia Amat Escalante, Evodio Escalante Betancourt… de esta forma estaríamos echando lo casa por la ventana. De Román, José Ángel, Evodio, Guillermo y Amat hay que checar si cumplen con los requisitos de residencia y no incurrir, en lo que hoy está de moda: omitir los requisitos de residencia con todo y la alternancia.
El poeta, traductor y promotor cultural José Ángel Leyva se encuentra radicando junto con su esposa en París, Francia. Román, el hijo de José Revueltas siempre ha vivido en la Ciudad de México, viaja por el mundo y solo viene a Durango cuando lo contratan como violinista. Guillermo Ceniceros, al que ya le hicimos su museo, también viaja por todo el mundo y solo está con nosotros cuando lo invitan para hacerle homenajes. Al joven y laureado director de cine Amat Escalante lo único que le interesa es seguir ganando premios en festivales como los de Cannes y Venecia. Su tío, el maestro Evodio Escalante Betancourt, crítico literario, escritor, ensayista e investigador de tiempo completo en la UAM-Xochimilco, reside, para variar, en la Ciudad de México y nunca le ha dado por ser director de algún Instituto de Cultura. Bueno, diría Mariano Alvarado: “yo, como el rancherito de Tuitán solo soy intermediario” Así que no se hagan bolas, lo mejor sería que la próxima directora o director del Instituto de Cultura sea, como dice el refrán: “más vale malo por conocido que bueno por conocer” De los intelectuales y artistas antes mencionados, su perfil efectivamente no está en duda, lo que se pone en la mesa es si están dispuestos a cambiar la gloria por el infierno porque el ICED (en ocasione eso parece). Juan Antonio de la Riva nos puede dar más información.
Los políticos cuando llegan al poder, salvo excepciones, dejan la cultura al último. Piensan que con los fines de semana artísticos en la calle Constitución o la Plazuela Baca Ortiz ya cumplieron. ¿Por qué no implementan una política cultural de largo plazo para ser, en el futuro, como Zacatecas? La cultura también es un negocio que requiere de inversión como cualquier empresa, de lo contrario, los Institutos de Cultura seguirán siendo un elefante blanco: el ICED está secuestrado por los comisionados de la SEP y la burocracia. Al Instituto tendría que llegar quien sea ampliamente conocido por la comunidad cultural y viceversa. Si se designa a una diva o a un divo como responsable de este Instituto, entonces desde ahora podemos adelantar: estábamos mejor cuando estábamos peor.
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