domingo, 10 de julio de 2016

Pa´ que son pasiones si al cabo el poder se acaba.
ÁLVARO SANJUÁN
“No se puede contra lo que no se puede”
Juan Rulfo.

Cada priísta tiene una respuesta distinta para la misma pregunta: ¿Por qué perdió el PRI? Hace unos días, columnistas y analistas políticos de diferentes medios de comunicación, fueron invitados por el gobernador Jorge Herrera Caldera que se prestó, para preguntarle su opinión, acerca de la tragedia del PRI. En un acto de catarsis política el gobernador contestó: “los políticos debemos ser inteligentes y maduros, debemos aceptar, que la sociedad quería la alternancia había hartazgo, cansancio y aunque teníamos el mejor candidato, si hubiera sido otro los resultados serían los mismos”. Los priístas que todavía andan respirando por la herida, deberían de verse en el espejo de su jefe político, y aceptar que “haiga como haiga sido” perdieron.
En este contexto, Gustavo Lugo el ex dirigente estatal del PRI, ha hecho la auto crítica al interior de su partido y es el único, que ha comentado sobre el pecado capital más grande, cometido por el círculo más cercano a Esteban Villegas: la soberbia. Hubo tricolores que sufrieron en carne propia este pecado, entre ellos, Esbardo Carreño funcionario del ICED, maestro y protector, de Esteban Villegas Villarreal y de Lauro Arce desde los tiempos de la escuela primaria. Enrique Benítez Ojeda quien regresará al congreso del estado ahora en calidad de diputado pluri, es otro, de los que han intentado contestar: ¿Por qué perdió el PRI? Benítez Ojeda es uno de los políticos más mediáticos de la actualidad, solo superado tal
vez, por el presidente municipal electo José Ramón Enríquez Herrera. Don Enrique en una entrevista que le hizo un medio de comunicación, de su ronco pecho soltó: “con Aispuro no ganó PAN-PRD, ganó otro grupo del PRI y ya encarrerado el gato, afirmó que el grupo de Ángel Sergio Guerrero Mier venció al de Esteban Villegas” ¡ÓRALE!
Enrique como buen analista, inteligente y auto crítico al interior de su partido, reconoce que si hubo traiciones en todos los niveles pero que esto se sabrá, cuando los traidores sean llamados a “la santa inquisición” del tricolor. El que no duerme por las noches, es Adrián Alanís uno de los hombres más cercanos a José Rosas Aispuro, el motivo, porque Benítez Ojeda le reclamó que como “priísta” no tenía moral para colaborar con el hoy, gobernador electo. Y agregó: “si se aplican los estatutos habrá sanciones para esos priístas” Así que ya lo saben, todos los Adrianes Alanís que apoyaron a Aispuro lo que les espera, y si ya les avisaron, no habrá traición. Lo que plantea el diputado electo del PRI, es para escribir una novela o un ensayo cuando declara, que una generación del tricolor encabezada por Guerrero Mier le ganó, a la que encabezó Esteban Villegas Villarreal. Desde la lógica de Enrique Benítez entonces el PRI, se salió con la suya: fue un pleito de coyuntura por el poder entre familias, pero al final ganó el PRI, porque seguirá gobernándonos por otros seis años más, y la alternancia, podría esperar otros ochenta y siete años.
Hay algo que las cúpulas del tricolor estatal no quieren entender, para ello, tenemos que citar y parafrasear a Jean Paul Sartre: “la militancia del PRI, nació condenada a ser libre”. Ahora resulta, que todos los que se van del PRI siguen perteneciendo a este partido por ejemplo, el gobernador de Nuevo León y aquí en Durango, José Rosas Aispuro. Bajo la premisa de Benítez, los priístas en lugar de andar arrastrando la cobija deberían andar festejando, porque siguen en el
poder ¿Para qué tanto brinco estando el piso tan parejo? Como dice la canción que interpreta Nacha Guevara: no llores por mí Argentina. ¿Por qué los priístas no pueden ver y pensar como su jefe político? “la sociedad quería la alternancia” Y el hecho fue, que esta la encabezó José Rosas Aispuro Torres. “el hombre y su circusntancia”

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Que se acabe el gatopardismo en México, que cuando algo cambie, que no siga igual, que sea para bien.