viernes, 22 de julio de 2016

El día que la sociedad perdió el miedo.
ÁLVARO SANJUÁN
“Tengo miedo perder tu cariño, me imagino mil cosas sin ti”


El PRI nunca dudó en ganar, en lo que nunca pensó, fue en perder. Con forme pasan los días, el priísmo estatal en lugar de buscar las respuestas de su derrota histórica, los grupos y el fuego amigo se andan peleando por la presidencia del partido, se olvidan de la autocrítica y que de esta salga la figura que las circunstancias requieren. Como si fuera un tatuaje los priístas locales hicieron de las elecciones una cultura, una fiesta, días de campo, carro completo y lo que le agregue usted. No los culpamos; el poder es como una droga te hace dependiente, el día que falta regresas a la realidad porque el poder tiene también sus propias leyes y tarde o temprano se acaba.
Muchas veces nos hemos vuelto a preguntar: ¿por qué perdió el tricolor? Unos dicen que solo el PRI, puede hacer perder al PRI, que el grupo de Guerrero Mier fue el ganador, hubo traidores y omisos o el Frankenstein, que crearon los devoró, los más conocedores de la mitología griega dicen que siempre hubo un caballo de Troya al interior del partido y no falta quien diga, que siempre durmieron con el enemigo ¿Pero ya analizaron algunas de las causas externas por las que perdieron? Nos da la impresión que no. Por ejemplo: el resultado de la votación del quinto distrito que les dio la estocada final y el triunfo a José Rosas Aispuro. El famoso 43% de la votación que los hacía invencibles, se olvidaron de la gente que nunca votaba, de una sociedad agraviada, le apostaron a quienes no querían saber nada de los partidos, de la política, las políticas y los políticos porque ello les beneficiaba, esto se traducía, que el día de las elecciones, las
urnas estaban vacías. Parafraseando a Vicente Fernández: mientras ustedes no se cansen de no ir a votar, nosotros seguiremos en el poder. Así fue hasta el cinco de junio pasado.
Y como a cada santo se le llega su fiesta, a san “Plutarco Elías Calles” también se le llegó. Quienes por muchos años lucharon por la alternancia en el estado se organizaron, se dieron cuenta que el talón de Aquiles del PRI era el famoso promedio con el que siempre ganaban: el 43%. Para ello fundaron la asociación civil llamada: “Dejemos huella por Durango” y adoptaron la frase, mi voto si vale. La estrategia que utilizaron fue muy sencilla detectaron el universo de la gente que no votaba, la convencieron de ir a las urnas les explicaron, que en la actual circunstancia solo saliendo a votar de manera masiva, se podrían cambiar las cosas. Fue así, como aproximadamente setecientas cincuenta empresas medianas y pequeñas, se involucraron junto con sus trabajadores en este proyecto, con la finalidad de demostrar, que se podía bajar el abstencionismo y la apatía. en este contexto, recordamos que organismos empresariales como la CANARIC hicieron descuentos en los restaurantes para la gente que fue a votar, cadenas y tiendas de convivencia también formaron parte de este objetivo.
En Durango hubo otras organizaciones civiles que también aportaron su gota de ayuda para que la gente fuera a votar ¿Qué lección nos dejó esto? Que se puede cambiar la cultura de no votar, y tendríamos que mencionar, el papel que jugaron la mayoría de los taxistas con este mismo fin. Hace unos días, se llevaron a cabo las elecciones en el sindicato de salud para elegir al nuevo secretario Martín Rocha, los trabajadores votaron como nunca, se acabó quien te quería, porque perdieron el miedo. La sociedad demostró, que se pudo pasar de un 43% a un 57% y esto, tiene sus ventajas: los triunfos
de elección popular no solo deben ser legales, también requieren de lo que al parecer en este país se había olvidado: la legitimidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores

Datos personales

Mi foto
Que se acabe el gatopardismo en México, que cuando algo cambie, que no siga igual, que sea para bien.