domingo, 12 de junio de 2016

Las desgracias no vienen solas: Un lunes negro y un domingo del mismo color


“Pero hoy tu buena suerte la espalda te ha volteado, fallaste, corazón, no vuelvas a apostar”
-Cuco Sánchez, compositor

En el año 2000, cuando el PRI por primera vez perdió la presidencia de la república, escuchamos decir al exgobernador Maximiliano Silerio Esparza lo siguiente: “perdimos la presidencia de la república pero ganamos el partido”. ¿Algún priísta local podrá decir: “perdimos el gobierno del estado, pero ganamos el partido”?, ¿Estaban los tricolores preparados para la derrota? Por supuesto que no, confundieron 87 años de gobierno del PRI con la eternidad. Como siempre, le apostaron todo a sus estructuras, las que nunca le habían fallado, pero como dice el refrán: siempre hay una primera vez. En ese transitar de victoria tras victoria, de ser un partido de estado de ejercer el poder  los diferentes grupos en turno, poco a poco fueron cavando su propia tumba. Nunca se dieron cuenta de lo que un día escribió Franz Fanon: “un partido debe ser la expresión directa de las masas, un partido  no es una organización encargada de transmitir las órdenes del gobierno”.

Muchos columnistas se preguntaron qué le pasó al PRI el 5 de junio, quiénes son los responsables de la derrota. Sonaría paradójico, pero si vemos bien, al final los votos de la estructura priísta se reflejaron en los resultados. En el caso del municipio de Durango, en otros tiempos los 85 mil votos que obtuvo Meño Herrera hubieran sido suficientes para ganar la presidencia. Eso no pudo ser. José Ramón Enríquez pasó a ser, a reserva de checarlo, el candidato a una presidencia municipal más votado de la historia del país, sus 135 mil votos así lo demuestran, inclusive superó a su amigo Enrique Alfaro en el porcentaje que sacó el hoy presidente municipal de Guadalajara, quien con el tiempo quizá se podría convertir en el próximo gobernador de Jalisco. Ya que hablamos de Enrique Alfaro, el voto de la sociedad civil lo llevó a ganar el ayuntamiento de la capital jalisciense. En el caso del oftalmólogo Enríquez, hoy presidente municipal electo, fue el voto de la sociedad civil lo que lo llevó a la victoria, ¿analogía o casualidad? Lo que sucedió con Meño le pasó a Esteban: en otras condiciones, con los 267 mil votos que sacó sería gobernador. Como dice el refrán: no se hagan bolas. Una sociedad cansada del PRI puede más que los votos de sus estructuras.

De entrada, el PRI estatal perdió a su jefe político en turno, que era el gobernador. Así les aconteció en el año 2000, y con ello se dio origen a los virreyes que gobernaban estados emanados del PRI. Durante 12 años sin presidente de la república, los priístas del país se quedaron en la orfandad, pero los virreyes se sirvieron con la cuchara grande. ¿Qué hará el PRI de Durango sin un gobernador como jefe del partido? La tarea que tienen es urgente: suplir la ausencia del jefe político local. Requieren al interior una figura política y un líder al que todos respeten, alguien que evite la balcanización de ese partido. Alguien que entienda que las derrotas son amargas, pero dejan lecciones. Le llegó la hora al PRI para demostrar de qué está hecho y no solo depender  de sus estructuras. Nunca es tarde para ser humildes, porque la soberbia es la madre de todas las desgracias, de los lunes negros y los domingos del mismo color. Tal vez los priístas estén pensando en una purga al más puro estilo de José Stalin. Lo que tendrían que hacer en sus análisis es evaluar a sus operadores en el estado para darse cuenta quiénes funcionaron y quiénes no.  Estos operadores serán importantes para lo que le espera en el futuro al tricolor, porque no se trata de que los responsables se laven las manos diciendo que perdieron porque la sociedad los rechazó.

A diferencia del municipio, donde de seguro el diputado Eduardo “Maky” Solís, presidente municipal de su partido, tendrá que dar la cara como responsable, ya que le fue como en feria. Si comparamos a Durango con La Laguna, a Arturo Yáñez. Por ejemplo, no le fue mal; Lety Herrera sin vara se llevó la presidencia municipal; Esteban, aunque de manera cerrada, en Lerdo y Gómez. Siguiendo con La Laguna, ahí el abstencionismo fue el gran ganador, solo votó un poco más del 32% del padrón. No solo cuando se gana hay que presentar buenas cuentas, también cuando se pierde, porque esto seguramente será tomado en cuenta por el partido a la hora de evaluar para saber qué futuro le espera al PRI.

1 comentario:

  1. Para empezar el PRI debe devolver a la Nación los colores de su bandera, que se robó hace décadas, después de un cambio de imagen deben de ir a la cárcel quienes lo usaron para enriquecerse descomunal y descaradamente.

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Que se acabe el gatopardismo en México, que cuando algo cambie, que no siga igual, que sea para bien.