“La cultura debe ser inteligible y significativa para el pueblo”
-Franz Fanon, escritor y psiquiatra
Durante las campañas que por fin ya terminaron, uno de los candidatos a gobernador envió a muchos de los artistas y creadores que forman parte de la comunidad cultural de Durango, cartas personalizadas acompañadas de un folleto explicando su propuesta cultural. Después del saludo de rigor, el candidato pedía que se aportaran ideas a su proyecto y para ello proporcionó un correo electrónico diciendo que todos los artistas serían tomados en cuenta. Así es cada seis años o cada tres, dependiendo el tipo de elección, ya sea para presidente municipal o para gobernador, y en el fondo no es otra cosa que la misma gata, nomás que revolcada.
Qué bueno que la comunidad cultural tiene memoria. Los políticos les dan pan y circo a los artistas de Durango cuando ellos, en lo oscurito, con sus amigas y amigos, primos o compadres, acuerdan quién, en su momento, será directora o director de cultura municipal, directora o director de cultura del estado. Prefieren las prácticas nepotistas o pagar facturas para elegir a los responsables de la cultura, convertida hoy, por cierto, en un derecho humano.
Las campañas también tienen historia: siendo candidato a la presidencia municipal, el recordado Jorge Herrera Delgado, Corín Martínez se encargó de juntar a los artistas locales. De manera
inmediata nos dimos cuenta de que ella sería la directora del IMAC. Lo mismo sucedió con el hoy candidato del PRI al gobierno del estado cuando buscó encabezar el ayuntamiento: fue Lauro Arce el encargado del tema de la cultura en la campaña y terminó siendo, por un poco más de dos años, director de cultura del municipio. Hoy Lauro Arce repite en la campaña haciendo lo mismo, así que, amigas y amigos de la comunidad cultural que sueñan con el ICED: si es pasión, que se les borre, y ni se vuelvan a hacer bolas, si gana Esteban su amigo Lauro será el director de cultura del estado haciendo mancuerna con su segundo de a bordo, Francisco Pérez Meza.
La propuesta que hace Villegas Villarreal a través de Lauro Arce va desde una compañía estatal de teatro para que los actores ganen más hasta crear la Secretaría de Cultura del Estado de Durango. Este tema está como la teoría del vaso: unos lo podemos ver medio lleno y otros medio vacío.
Para los que sí saben lo que significa una Secretaría de Cultura, la única diferencia es que en lugar de decirles señora o señor director habría que dirigirnos a ellos como señora secretaria o como señor secretario, y al final todo seguiría igual: la macrocultura bien y la microcultura mal. Si ahorita la cultura oficial está llena de burócratas que, con sus excepciones, solo son buenos para cobrar puntualmente sus quincenas, con esa Secretaría no se acabaría la burocracia, sino todo lo contrario. Ya lo estamos viendo con algunos resultados a nivel nacional de la flamante Secretaría de Cultura. No hemos escuchado muchos comentarios favorables: faltan los recursos, lo que sobra en las campañas políticas. Muchos no conocemos, si es que ya existen, las leyes secundarias que dieron
origen a dicha secretaría. Da tristeza y pena leer en los medios impresos nacionales que recién se presentó en Bellas Artes la ópera Los Puritanos, de Bellini. El presupuesto no alcanzó para más presentaciones, se tuvieron que suspender con todo y que tenemos Secretaría de Cultura, y esto es solo uno de los ejemplos de lo que está pasando con las políticas culturales de nuestro país: las leyes ayudan, pero no resuelven todo. Y si hablamos de que CONACULTA pasó a ser Secretaría de Cultura, se ganó que en lugar de decirle a Tovar y de Teresa señor director, se le diga señor secretario. ¿Estarán listos para la próxima Secretaria de Cultura del Estado? Porque hasta donde sabemos, en muchas ocasiones el ICED anda con una mano atrás y otra adelante consiguiendo recursos para el Festival Revueltas. Si no fuera por el dinero que le aporta el gobierno federal a la cultura estatal, no tendríamos el famoso Bebeleche, el Museo Francisco Villa o el Guillermo Ceniceros, entre otras cosas. Creemos que para Durango una Secretaría de Cultura no es la única opción o la panacea, ¿no sería mejor el Consejo Estatal de las Artes que una Secretaría, aunque no le digamos a alguien “señor secretario”?
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