viernes, 27 de mayo de 2016

Los independientes: entre la ley electoral y la partidocracia


Salvo honrosas excepciones, en este país ser candidato independiente a un puesto de elección popular es prácticamente andar como Simón en el desierto o Diógenes buscando a un político que pueda tirar la primera piedra. Se dice que todos somos iguales ante la ley, hombres y mujeres, ricos y pobres, pero en los hechos estamos como la frase de Benito Juárez: “A mis amigos, justicia y gracia; a los demás, la ley a secas”. Ejemplos hay muchos, pero con uno basta: a Humberto Moreira solo le hace falta que los coahuilenses le ofrezcan una disculpa pública por haber endeudado a varias generaciones de ciudadanos de ese estado. En cambio, todos los días nos enteramos a través de los medios de comunicación de que alguien robó en un supermercado unos panes, leche o pañales y, pasado el tiempo, un juez lo condene a varios años de prisión. Así que, parafraseando al Benemérito de las Américas: a los poderosos justicia y a los demás la ley, a secas.

En el tema electoral no hay razón para que no se canten mal las rancheras. La ley electoral está dividida en dos: una para los candidatos de la partidocracia y otra para los candidatos independientes. Es una ley discriminatoria y está muy lejos de la equidad, o como dicen los clásicos: no hay piso parejo. Si le queda alguna duda, le puede preguntar aquí en Durango a cualquier candidato independiente  qué opina de la ley electoral, habrá que taparse los oídos para no escuchar la respuesta. Ya cercano el próximo 5 de junio, son pocos los candidatos independientes que han hecho ruido en esta coyuntura electoral: Alejandro Campa Avitia, candidato independiente al gobierno del estado y Nacho Aguado, candidato independiente a diputado local por el quinto distrito. Miguel Casio tuvo todo para prender, pero al final se le mojó la pólvora. Francisco Arroyo, que al igual que Casio busca la presidencia municipal, ha hecho trabajo, pero no creemos que se vaya a reflejar en las urnas. Por eso pensamos que a los que les puede ir bien son a Nacho Aguado y al Dr. Campa Avitia. Habrá que esperarnos a los resultados, si pudieron sacar adelante sus respectivos proyectos políticos o qué tan lejos o cerca se quedaron de lograrlo. En el caso de Campa Avitia, su organización política en redes ciudadanas le ha servido para convertirse el día de hoy en la figura que hace seis años no era. Ignoramos si las intenciones del exsecretario de salud son a plazo inmediato, convertir a su organización en un partido político o seguir trabajando para colaborar, en un futuro cercano, para que cualquier candidato independiente sea competitivo frente  a cualquier partido político. En política nunca está escrita la última palabra, y como decía Yogi Berra, el filósofo del béisbol; esto no se acaba hasta que se acaba. Otra duda que tendrá que despejarse el primer domingo de junio es el universo de electores que votarán por los candidatos independientes. En el caso de Alejandro Campa, ¿a quién le quitará votos?, ¿a Esteban Vilelgas Villareal o a José Rosas Aispuro? ¿Al PRI y a sus paleros o a la coalición PAN-PRD? Y algo importante: si esos votos les harán falta a Esteban o a Rosas Aispuro.

Como están las cosas, de los candidatos a diputados locales el que tiene probabilidades en el quinto distrito es Nacho Aguado. En caso de que el abogado diera la sorpresa, porque el favorito es Jorge Salum, nos gustaría saber, en su momento, si Nacho ganara, de dónde saldría el voto que le diera| el triunfo, si de los panistas o de los del PRI. ¿Qué hay de otros? Que este ensayo que están haciendo los candidatos independientes sirva para que un día la partidocracia deje de tener tantos privilegios, como la ley a su favor y montañas de recursos financieros.  Y que no tengamos dos leyes electorales: una para los partidos y otra para los ciudadanos. Lo mismo que no haya una ley para los poderosos y otra para los que viven en la pobreza, pobreza extrema o pobreza alimentaria.

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Que se acabe el gatopardismo en México, que cuando algo cambie, que no siga igual, que sea para bien.