“A veces la mejor manera de dar un puñetazo es retrocediendo”
-Morgan Freeman
Hoy todo mundo en Durango habla de la actual coyuntura electoral, de las encuestas y de la guerra sucia. De lo cerrada que está la elección entre Esteban y Aispuro, de un nuevo proyecto, de la alternancia, de las posibles declinaciones y de tantas cosas que están en juego, como el poder, los intereses de los grupos tanto políticos como económicos, el PRI pensando en mantener su status de más de 86 años de hegemonía política en el estado, el PAN buscando por primera vez ganar la gubernatura con José Rosas Aispuro. Y eso es natural. Cada 6 años vivimos la misma película, las mismas promesas que le venden a los ciudadanos y sueños para que voten por ellos, y acaban durmiéndolos con cuentos de hadas, como bien lo ha dicho Joaquín Sabina.
Cuando una elección para gobernador está tan disputada como la actual, lo más importante es asegurar los votos como dijo el clásico: “haiga que hacer lo que se tenga que hacer”. Por eso es válida la siguiente pregunta: ¿se les olvidó a los del PRI Óscar García Barrón?, ¿o García Barrón se olvidó del PRI? Todos sabemos que sus relaciones de amistad y de política desde los tiempos de Ismael Hernández Deras hasta el día de hoy no son las mejores. Varias veces quisieron quitarle la CNC estatal. En 2015 no era el candidato a diputado federal de los jefes reales del PRI, por eso su candidatura se definió desde Los Pinos y Bucareli, en la Ciudad de México. Óscar García Barrón en su momento fue aspirante a la candidatura por la
gubernatura del estado, junto con Carlos Matuk y Ricardo Rodríguez Pacheco, los tres formaron la terna de la famosa tercera vía para no polarizar las aspiraciones de Leticia Herrera Ale y Esteban Villegas, como al final fue, y muchos piensan que esa parte de la historia se terminará de escribir el primer domingo de junio.
La política es hablar, hablar y hablar. Es diálogo y más diálogo, acuerdos y más acuerdos. ¿Qué sucedió? Porque hasta donde sabemos a García Barrón no se le ve en los encuentros más importantes, acompañando al candidato Esteban Villegas Villarreal, como recién quedó registrado en Santa Lucía, en el acto al que se le llamó “el más importante del estado”, encabezado por el líder nacional de la CNC, Cota Jiménez, y junto a él el Secretario de esta organización nacional, Rubén Escajeda Jiménez y el líder estatal Carlos Matuk. Sus compañeros de partido no podrán negar la importancia política del diputado federal García Barrón, saben lo que significa su organización social, que se compone de más de 23 mil socios, que si usted los multiplica por 4, se dará cuenta si se convertirían en votos a favor del PRI. Priístas rebeldes y críticos en el priísmo local no hay muchos, Óscar es uno de ellos, de todo se le puede acusar, menos de tonto. La política es un negocio, y en todos los negocios hay riesgos, la política no es la excepción. En este oficio, en una elección popular lo más seguro es la derrota, de la que pocos se salvan. Pero entre menos riesgos se corran, mejor. Si no hubo acuerdos con García Barrón, que Dios los agarre confesados.
Dice un refrán que la soberbia es la madre de todas las desgracias. Los priístas están tan seguros de sacar victorioso a Esteban Villegas, que hasta se dieron el lujo de no negociar con el líder de la Unión
Social Ganadera, un priísta con más de 30 años de carrera política, conocido en todo el estado, con relaciones en el centro del país, pero no en el corazón de México, como muchos le llaman a Durango. Si el diputado federal Óscar García Barrón en esta contienda tan cerrada como Poncio Pilatos se lava las manos, no tenemos bola de cristal ni somos Florencio Rodríguez para hacer un pronóstico de lo que pudiera suceder el primer domingo de junio.
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