domingo, 8 de mayo de 2016

La moneda está por caer, ¿qué será?, ¿águila o sol?


“En política hay que sanar los males, jamás vengarlos”
-Marlen Dietrich, actriz
El último debate obligatorio para los candidatos a gobernador, será el próximo 14 de mayo. No sabemos quién lo vaya a ganar o perder, pero no ha habido un debate que decida al ganador en las urnas, por ejemplo, Diego Fernández de Cevallos fue declarado vencedor en un debate y perdió la presidencia de la república. Algo parecido le sucedió a Manuel López Obrador. En el debate que viene, quizá tengamos un candidato que presente las mejores propuestas, no faltará quien tenga dotes de actor e ilumine el escenario, borrando a todos los demás. Pero aun así, mucho tememos que el debate no decide nada, porque la realidad es que la sociedad ya decidió por quién votar y, a unos días de la elección, es casi imposible cambiar de caballo y de jinete a la mitad del río.

Pero independientemente de lo que suceda en el debate, no deje de verlo, porque a lo mejor Nancy Vázquez nos sorprende leyendo lo que le van a preparar sus asesores, y siga practicando el tiro al blanco con José Rosas Aispuro. Quizá veamos a un Alejandro Campa Avitia más afinado en sus comentarios y sus propuestas. De Gonzalo no hay mucho que decir, él, con su registro nacional del PT gracias a la operación Aguascalientes, está más allá del bien y del mal. El debutante Guillermo Favela tal vez sea la extensión del discurso de López Obrador. Esteban Villegas Villarreal  sin duda llevará aprendido su guión parte 2, dominará el escenario y si se requiere podrá improvisar. José Rosas Aispuro Torres nos puede dar una sorpresa venciendo el pánico escénico de la primera vez. Del primer debate al segundo tiene que haber una diferencia, necesita demostrar que no se requieren clases de actuación para dominar el escenario y conectar a través de las cámaras con el público que lo estará mirando. Si la elección del 5 de junio estuviera muy cerrada, como parece, entre Esteban y Aispuro, si uno de los dos gana puntos en el debate, ese puede ser el fiel de la balanza. Es decir, significa la victoria para cualquiera de los dos candidatos, si eso se reflejara el primer domingo de junio.

El debate que quizá no veamos es el de José Ramón Enríquez y Manuel Herrera. En primer lugar, no es obligatorio, pero hasta donde sabemos el famoso oftalmólogo está dispuesto a debatir con su adversario. Creemos que los dos candidatos tienen la obligación política y moral de hacerlo. Que no se les olvide que está en juego la capital del Estado, lo que muchos llaman la joya de la corona. En días pasados, Meño presentó su propuesta de gobierno municipal arropado de la clase priísta  local. En cambio, la estrategia de José Ramón de lo que se dice le está dando resultado es de cerca y en corto con la gente: lo mismo consulta a pacientes a los que no les cobra que anda haciendo activismo político, no pierde oportunidades en los medios para estar presente  en todos los sectores de la sociedad. No sabemos hasta dónde le esté dando resultados el convivir con familias en sus casas, pero ese es el estilo de José Ramón, el llamado “terrenero”. Estamos, entonces, ante dos estilos de dos candidatos que buscan lo mismo pero con estrategias diferentes.

Volvemos a insistir: si hay voluntad política habrá debate. Ellos ya se vieron las caras en un evento de la COPARMEX ante un público informado y politizado, donde, sin porras ni paleros. Hubo piso parejo para los dos y para todos los que participaron. Que no nos sorprenda que no haya debate entre los más importantes candidatos a la presidencia municipal de la capital. No solamente Gómez Palacio podría tener una presidenta de apellido Herrera, Durango también con Manuel Herrera Ruiz o José Ramón Enríquez Herrera.

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Que se acabe el gatopardismo en México, que cuando algo cambie, que no siga igual, que sea para bien.