viernes, 8 de enero de 2016

¿Y dónde quedaron las famosas encuestas de los aspirantes del PRI?


“Se me olvidó que te olvidé, a mí que nada se me olvida”
-Canción popular
Si alguien dudaba de que las encuestas al final no cuentan, con los desenlaces del candidato a gobernador y el candidato a la presidencia municipal, por enésima vez ha quedado demostrado. No hace mucho tiempo era público que la senadora Leticia Herrera y virtual candidata a la presidencia municipal de Gómez Palacio, superaba por varios puntos a Esteban Villegas. En teoría, se podría suponer que la senadora con licencia por llevar la delantera se hubiera convertido en la candidata, y dichas encuestas, hasta donde se sabe, como dijo el clásico: no estaban truqueadas como otras que se hacen y donde el que paga sale en primer lugar; este, al menos en esta ocasión, no fue el caso. Sin embargo, aunque Lety le hubiera llevado 20 puntos de ventaja a  Esteban, jamás hubiera sido la candidata, ya lo dijo José Alfredo Jiménez: “porque estaban marcadas las cartas de la baraja aquella”.

Para la presidencia municipal de Durango será la misma gata, nomás que revolcada. Las encuestas no serán las que decidan, lo harán los acuerdos de la clase política privilegiada del PRI, porque ya es un hecho, salvo que algo grave suceda, Manuel Herrera Ruiz será el candidato, porque así se acordó  y porque se hizo, pero no por las encuestas, que serán guardadas para otra ocasión. Comentamos esto debido a que el gran perdedor de este desenlace final es el Secretario de Educación, Héctor Vela Valenzuela, que por mucho superaba a Meño Herrera, pero eso al Secretario de nada le sirvió. Lo mismo le sucedió a Enrique Benítez Ojeda, que llegó a estar a dos puntos de distancia del virtual candidato a la presidencia municipal, es decir, entre ellos había un empate técnico. Lo mismo con el otro finalista Otniel García Navarro, que estuvo muy bien colocado para ser el candidato. ¡Lástima, Margarito! Los aspirantes del PRI que se quedaron en el camino deben entender  que las únicas encuestas que valen son las de los que deciden: “para muestra basta un botón, los demás a la camisa”.

La única explicación que justificaría a los aspirantes que iban arriba en las encuestas y los dejaron colgados de la brocha, serían las famosas candidaturas de unidad, sacrificar a los punteros para que los demás entiendan que así es y así funciona el sistema, y que no  ha nacida la o el priísta que lo ponga en riesgo, como apunta el refrán: te metiste a soldado y ahora tienes que aprender. El PRI tiene su varita mágica: disciplina y lealtad, ese es y será el único camino para llegar al poder,  La carrera política dentro del PRI, los años de trabajo, la experiencia, la inteligencia, el talento y el oficio político de muchos de sus militantes, que los hay por montones, no les sirve de mucho*. Si quieren llegar un día, tendrán que formarse para cumplir al pie de la letra la frase de quien fundó al PRI, Plutarco Elías Calles. Ahora solo tendremos que esperar el día y la noche más largos del año: la del 5 de junio, para saber si los que decidieron tomaron la decisión correcta y si la sociedad les dio la razón en las urnas.

Los panistas, con sus matices, tampoco cantan mal las rancheras. Si realizaran una encuesta, sin duda alguna, Jorge Salum del Palacio saldría muy por arriba de Toño Ochoa y de José Ramón Enríquez. Como dicen por ahí, gandalla mata galán. Cabe la posibilidad de que a los del PAN no les interese mucho quién encabece las encuestas, si los del partido de enfrente lo hicieron, ¿ellos por qué no?, ¿y para qué son entonces los acuerdos? No se sorprenda usted si los panistas llevan un candidato de unidad a la presidencia municipal, no importa que este sea de otro partido y que salga abajo en las encuestas.

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Que se acabe el gatopardismo en México, que cuando algo cambie, que no siga igual, que sea para bien.