“A dos manos el pintor descorre la niebla/ de una boca oscura como el bosque/ embadurna sus labios sin volumen/ amorosos silencios transmiten las líneas de sus palmas/ huele a brea y a aserrín la noche”
-José Ángel Leyva, poeta
Los diez años del festival Revueltas dejarán huella al darle al pintor de El Salto, de Durango, de México y universal, Guillermo Ceniceros el museo que se merece. Es lo menos que el pueblo de Durango puede ofrecerle a un artista que es parte de nuestro orgullo como lo son José, Fermín, Silvestre y Rosaura Revueltas. La comunidad artística y cultural de Durango siempre comentaba que era injusto que parte de la obra del pintor Ceniceros anduviera “como paloma errante”, desde la Ferrería, que, por cierto es una pésima ubicación no por el lugar sino por la distancia. Luego, en una calle del centro histórico que, para variar, estaba rentada y sin reunir las condiciones de lo que es un museo.
¿Qué representa el museo de arte Guillermo Ceniceros? Para muestra basta un botón: a que este recinto reúne las condiciones, normas y estándares que se requieren y que por fin hoy abrió sus puertas, junto con la obra del maestro Ceniceros. Podremos admirar la colección “Mortaja y sombras”, del pintor de Zacatecas Rafael Coronel, y que es, sin duda, uno de los más importantes pintores vivos de México y que a sus 82 años de edad sigue pintando su obra perteneciente al expresionismo, considerada como una de las más emblemáticas de México. El museo servirá también para que en el
futuro ya no se utilicen sedes alternas para que artistas de primer nivel expongan sus obras porque el museo Guillermo Ceniceros será el lugar donde deban exhibirse obras como las de Ángel Zárraga, y no en el museo Francisco Villa como ahora sucede. Otro aspecto que tendrá que cuidarse será a quién nombren como director del museo, o a la mejor ya lo tiene y nosotros ni siquiera estamos enterados, como siempre sucede, esperamos que lo dirija la persona idónea y no nos manden, como suele suceder a algún distinguido miembro de la burocracia cultural.
Un dato que nos gustaría apuntar es que creemos que los recursos que se invirtieron en esta gran obra cultural, y sin saber el monto (en su momento nos lo dirá quién corresponde), en esta ocasión consideramos que han sido bien utilizados y no echados al cesto de la basura, porque, después de todo, son nuestros impuestos. En muchas ocasiones hubo la voluntad de traer obras de pintoras y pintores famosos, como el ejemplo citado de nuestro Ángel Zárraga, que lo más que se había hecho por él en este sentido fue darle su nombre a una casa improvisada como museo, cuando en realidad ese lugar era bueno para un restaurante típico mexicano, pero llamarle “museo Ángel Zárraga”, solo en el mundo surrealista de los duranguenses, al que tanto somos aficionados, es posible. Aunque usted no lo crea, los cientos de turistas nacionales y extranjeros que nos visitan han estado en los mejores museos nacionales y del mundo, imagínese usted la opinión que se llevan de nosotros cuando van a estos lugares que se encuentran en casas-habitación.
Insistimos: de ahí la importancia del museo Guillermo Ceniceros, hoy abierto al público en su nueva sede, y esperamos que sea la definitiva, donde en el futuro podamos ver, por ejemplo, la obra de
Rufino Tamayo y la de su paisano, el oaxaqueño Francisco Toledo, o la del colombiano Fernando Botero y muchos otros más. Lo importante es que hoy contamos con un espacio donde los artistas y pintores nacionales y extranjeros con todo y las dificultades que significan traer una exposición a cualquier museo, será posible tenerlos en Durango. No sería aventurado decir que los diez años del festival Revueltas pasarán a la historia por haberse inaugurado el museo de arte Guillermo Ceniceros.
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