domingo, 5 de octubre de 2014

La moral es un árbol que da moras: Gonzalo N. Santos


Los políticos mexicanos han pasado a la historia no por lo que hacen o dejaron de hacer, más bien ha sido por sus frases. Y para la mayoría son ejemplo a seguir, son su fuente de inspiración para llegar a ser, algún día, como ellos. Por eso, frases como la de Carlos Hank González: “político pobre es un pobre político”, es la inspiración que necesitan para hacerse ricos se dedican a la política y en esa actividad hacen los negocios. Existe otro tipo de políticos, como los empresarios, que de pronto descubren su vocación de servicio para servir a la sociedad, y ya en un puesto de elección popular combinan la política con la actividad empresarial, al fin y al cabo, ya lo dijo Salinas de Gortari, “en política todo es ficción”. Y como si fuera brujo de Tuitán, el mítico Fidel Velázquez le heredó a la clase política y a los partidos la frase siguiente: “no nos dejemos quitar con los votos lo que ganamos con las armas”, en cara referencia a la revolución mexicana.
Nadie define más a la clase política nacional con respecto a su conducta como servidores públicos que la singular frase del político nacido en la huasteca potosina, que da origen al título del artículo. Para analizar la moral pública de los hombres del poder se necesitarían varios ensayos para demostrar que piensan exactamente como Gonzalo N. Santos. La ética es una rama de la filosofía, y la ética, la ciencia que se ocupa del estudio de la moral, que son las normas de conducta que regulan a quienes vivimos en sociedad. Aunque a diferencia de las jurídicas, las normas morales no son obligatorias, pero eso no significa que, como en el derecho, “sin ley no hay delito”. Todos estamos obligados a cumplir la ley, y lo mismo debería ser con las normas morales que regulan nuestra conducta, sin importar que la violación de estas implique una sanción. Los primeros obligados a respetar la ley son los funcionarios públicos, y esta debe ser acompañada de valores éticos y morales, pero como en la realidad no es así, tal vez a eso se deba que la política, los políticos y los partidos se encuentren hoy en un total desprestigio ante la sociedad que votó por ellos para llevarlos al poder, que les paga sus sueldos y otros privilegios, que en ocasiones ofenden al pueblo.
De la moral de los hombres públicos, no hablaremos de la historia que tienen, comentaremos solo sucesos recientes como ejemplos. Acaba de caer uno de los capos más famosos de México y el mundo, y junto con él su presunto operador financiero, de nombre Germán Goyeneche Ortega. Pero ese no es el asunto, resulta que Don Germán era miembro distinguido del Partido Verde Ecologista de México, se le relaciona además con otro partido recién ingresado a la democracia partidista, Goyeneche Ortega, desde los años ’80 empezó a formar parte del jet set de Querétaro y del Bajío, con la poderosa familia política y empresarial de los Torres Landa, y llama la atención que después de más de 30 años se hayan dado cuenta de que Goyeneche Ortega se valía de la política, de los políticos y sus partidos y dirigentes para dedicarse a lo suyo, al posible lavado de dinero. El partido Verde Ecologista puso su grito en el cielo y por la vía fast-track lo expulsó inmediatamente. ¿Por qué no expulsaron al “Niño Verde” cuando fue grabado haciendo negocios de millones de dólares allá por las playas de Cancún? Con este breve ejemplo queda demostrado lo que todos sabemos: que la política y los negocios se llevan bien, la moral solo es para los que violan el bando municipal, y la ley para aquellos que roban algo de comida en algún supermercado.
Si la moral fuera el eje de la conducta de los hombres del poder y de los funcionarios públicos, este país y Durango serían otra cosa. Sin valores éticos en la política mexicana, seguirá existiendo la corrupción, la impunidad y las complicidades. Aquí en Durango tenemos ejemplos de políticos con excelente conducta ética y nunca han concurrido en problemas de corrupción, y son aquellos que se les conoce no tener cola que les pisen. Si, como se afirma, sin ley no hay delito, entonces podemos decir que sin principios éticos y morales seguirá habiendo corrupción, de no ser así, como consecuencia seguiremos teniendo muchos infiltrados en la política y los negocios, muchos René Bejarano o políticos “teiboleros” que hacen sus fiestas con recursos públicos, lo mismo muchos Romero Deschamps o muchas Elba Esther Gordillo, y aquí la dejamos.

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Que se acabe el gatopardismo en México, que cuando algo cambie, que no siga igual, que sea para bien.