Con su libro sobre Maximiliano Silerio Esparza: El águila, la roca y el poder, Rosa María Valles Ruiz logró, más que una simple biografía, ubicar la importancia política que tiene Silerio, sobre todo, parafraseando a Joan Sebastian, “los tatuajes de su partido, el PRI, que Silerio lleva en su alma”. Son más de 50 años, en los cuales Maximiliano ha dejado huella en la política nacional, en especial en la de Durango. Sin ello no nos podríamos explicar, hasta el día de hoy, cómo se encuentran las cosas en vísperas de una elección federal y las de 2016. La historia de todos los partidos en Durango es la misma: al interior se forman los grupos de interés, todos con el mismo fin: Llegar, un día, al poder y realizar el sueño dorado que muchos buscan y pocos logran: ser gobernadores de Durango. Mucho se ha quedado tan cerca y a la vez tan lejos, por ejemplo Agustín Ruiz Soto, Enrique W. Sánchez, el “Güero” Isaac, Máximo Gámiz Parral, Eduardo López Faudoa, Carlos Herrera y otros distinguidos priístas duranguenses, a los cuales usted conoce y recuerda muy bien. Apuntábamos que los últimos 50 años de la historia política de Durango nos sirven para explicarnos el presente, pero sobre todo es posible encontrar la respuesta en los gobernadores Alejandro Páez Urquidi y Héctor Mayagoititia Domínguez, que se podría considerar el génesis del grupo que hoy tiene el poder. Era la época dorada del dedazo en el PRI cuando Alejandro Páez Urquidi llegó como candidato tricolor a gobernador del estado, siendo un perfecto desconocido gana la gubernatura en las épocas en las que las campañas político-electorales eran algo así
como un tour turístico para los del PRI, y todos contentos, a Páez Urquidi solo lo conocían en su casa y en Los Pinos.
Sin proponérselo, de acuerdo a Emiliano Hernández Camargo, Ángel Sergio Guerrero Mier, José Ramírez Gamero, Máximo Gámiz Parral y Maximiliano Silerio Esparza irrumpen en la historia política de Durango igual que el famoso corrido: “eran cuatro de a caballo, de aquel real de Mapimí”. Estos cuatro protagonistas se convierten en los operadores políticos de Urquidi. Después, ya con Echeverría como presidente, otra vez, para variar, desde Los Pinos nos mandan como gobernador a Héctor Mayagoitia Domínguez. Como resultado, Maximiliano, Guerrero Mier, Ramírez Gamero y Gámiz Parral dan pasos importantes para consolidar sus respectivas carreras políticas, y de los cuatro el único que no logró su sueño de ser gobernador fue Máximo Gámiz Parral, del que Maximiliano dice: “No supo esperar”.
En el transcurso de este tiempo, los políticos priístas locales armaron sus grupos para, en su momento, llegar a Zambrano y ahora hacen lo mismo, con la diferencia de que ahora la sede se llama Bicentenario. En la política, como en las familias, sucede que podemos escoger a los amigos pero no a los hermanos, y si alguna duda nos queda, hay que ver de nuevo las películas El Padrino. Tal vez hay en Durango, hasta la fecha, dos grupos que nacen en los años ‘60´s de los cuales se desprenden los actuales. Uno sería el de Emiliano Hernández Camargo y el otro el de Maximiliano Silerio Esparza, de Guerrero Mier y Ramírez Gamero no podríamos decir lo mismo, porque Hernández Camargo y Silerio Esparza son los más emblemáticos. Del grupo de Hernández Camargo son varios y de ellos destacan Jorge Herrera Delgado, Héctor Vela Valenzuela y el “Gato” Adame. Por parte de Silerio, se puede hablar de Rubén
Escajeda Jiménez, Ismael Hernández Deras y, aunque ahora ande en los brazos de otro amor, José Rosas Aispuro. Así que se puede decir que los abuelos políticos de estos dos proyectos políticos son Alejandro Páez Urquidi y Héctor Mayagoitia, y los nietos, para ejemplificar, serían el senador Ismael Hernández Deras y el diputado federal y secretario de la CNC nacional Escajeda Jiménez y otros más. En este contexto, el nieto más avanzado resultó ser Ismael, y como la película Cuando los hijos se van, el de El Mezquital hizo su propio dream team y logró colocar de coreback en 2010 a quien hoy despacha en el Bicentenario. Hablando del nieto desobediente, José Rosas Aispuro Torres, ¿le podría pasar lo que a máximo Gámiz Parral, que se fue al partido equivocado?
Otro miembro sobresaliente del grupo “El águila, la roca y el poder” es, sin duda, Rubén Escajeda Jiménez, que da la impresión de que no se ha salido de las reglas de oro del PRI. Y ya que hablamos del nativo de San Juan del Río, con sus matices, hay coincidencias y circunstancias que hacen pensar que sigue los pasos del exgobernador Silerio Esparza. Vea usted: Hoy el destino lo tiene como secretario general de la CNC, que le podría pasar lo que una vez le dijo Carlos Salinas de Gortari a Silerio: “prepara a Andrés, porque él va a ser tu sucesor” Y así pudo haber pasado que Enrique Peña Nieto le haya dicho a Humberto Cota Jiménez: “prepara a Rubén, porque él va a ser tu sucesor”. Del trabajo de Rosa María Valles Ruiz se pueden escribir varias columnas y no dudamos que así será. Lo que nosotros recomendamos para que usted, como siempre, se forme y tenga la mejor opinión es que lea El águila, la roca y el poder.
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