viernes, 1 de agosto de 2014

El PRD prepara el regreso del PRI al DF en 2018

“No importa lo que está detrás de la máscara, sino lo que simboliza”
-Subcomandante Marcos
Miguel Mancera, de la gloria al infierno y del cielo a la tierra, pasará a la historia por ser el arquitecto que le construyó el camino de regreso al PRI en 2018. Mancera llegó a gobernar la ciudad de México gracias a los arreglos entre Marcelo Ebrard y Andrés Manuel López Obrador, o sea, la candidatura de la capital del país por la de la presidencia de México. Los ganadores: Miguel Mancera y AMLO; el gran perdedor, el discípulo de Manuel Camacho Solís, porque en vez de haberse ganado un lugar en la cámara de senadores, ya se sentía el candidato del PRD en 2018, pero no contaba con los chuchos que el próximo mes de octubre habrán de elegir como presidente del partido a Carlos Navarrete y, si todo sale bien, en 2018 su candidato presidencial, salvo que en Los Pinos opinen lo contrario, ya que Mancera sería el candidato ideal de la izquierda pintada de amarillo.

La política del actual gobierno que encabeza Miguel Mancera solo la podría justificar que nunca haya sido militante del sol azteca, y mucho menos que se le conozca un pasado en la izquierda. Llegó al poder, como ya lo apuntamos, por los acuerdos entre Marcelo y López Obrador, Mancera hace todo lo que puede para que el PRD deje de ser gobierno después de más de 20 años de haberlo sido: de 1997 a la fecha. Aquel famoso 65% que obtuvo para gobernar el DF, eso es cosa del pasado, la realidad es que en las encuestas de aceptación de los “chilangos”, anda, como dijo Cuco Sánchez, “arrastrando la cobija y ensuciando el apellido”. Mancera fue un
buen procurador, pero ahora es un pésimo gobernante, quizá sea el burócrata perfecto, pero es un político gris, por no decir sumiso al poder presidencial. En su momento, Cuauhtémoc Cárdenas fue respetado, Marcelo Ebrard, hay que decirlo, hasta el último momento se dobló con Felipe Calderón. López Obrador es otra historia, Vicente Fox nunca le pudo impedir que fuera el candidato del PRD y otros partidos a la presidencia de México, los habitantes del DF, los más politizados del país, fueron, y han sido, el pilar más importante de la izquierda: ¿lo serán en el futuro?

Sin embargo, hoy no podemos meter las manos para afirmar que los electores de una de las urbes más pobladas del planeta sigan sosteniendo y voten, cuando sea la hora, por un candidato del PRD. Solo habrá que esperar los resultados de 2015, donde habrá cambios en la Asamblea Legislativa del DF y en sus delegaciones para saber qué mensaje envían los chilangos con miras a 2018. Del número de diputados y jefes delegacionales se podría desprender un análisis para hacer un pronóstico. El PRI cuenta, para esas fechas, con dos grandes aliados: El gobierno errático de Miguel Ángel Mancera y la secretaria de la SEDESOL, Rosario Robles, contratada por los estrategas de Los Pinos para recuperar la capital del país.

No sería descabellado pensar si la despreocupada Rosario Robles puede hacer campaña desde esa poderosa supersecretaría para gobernar por segunda vez el DF. Ya sabe usted que muchas y muchos de la izquierda tienen sus orígenes en partidos radicales, otras y otros hasta han sido guerrilleras y guerrilleros, pero de haberse levantado en armas para cambiar este país han terminado levantando la mano ya sea en San Lázaro o en el Senado, otras y
otros, los más inteligentes, prefieren levantar despensas, láminas de cartón y bultos de cemento porque están convencidos de que si no pueden acabar con el hambre, al menos sí la pueden prolongar.

No pretendemos convertirnos en los meteorólogos de la política mexicana y hacer pronósticos equivocados del clima, pero sí podemos comentar que en la capital del país, gracias a Miguel Ángel Mancera, el PRI podría llevar ventaja, con todo y el famoso expresidente del PRI capitalino, Cuauhtémoc Gutiérrez. El PAN, PT y Movimiento Ciudadano nada tienen qué hacer en el DF para llegar a ser gobierno. Solo un milagro guadalupano podría impedir que el PRI hiciera una jugada de tres bandas en la capital, y ese milagro podría ser Morena, si este partido logra tener diputados en la Asamblea Legislativa y logra hacerse de algunos jefes delegacionales en 2015 para 2018 ser protagonista, junto con el PRI, a gobernar la Ciudad de México. Ni modo: nada es eterno en la vida y los chuchos, dueños del PRD, muy pronto tomarán unas largas vacaciones, que bien se las merecen.

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Que se acabe el gatopardismo en México, que cuando algo cambie, que no siga igual, que sea para bien.